Caída y resurgir de Notre Dame de París: "Presencié con incredulidad cómo el icónico pináculo se desplomaba"
- El periodista Paco Forjas recuerda cómo fue testigo del incendio de la catedral de París
- Los expertos se comprometieron a trabajar para reconstruir la iglesia al detalle en solo cinco años
Eran algo más de las seis de la tarde cuando Notre Dame empezó a arder, un fatídico incendio que consumió una de las joyas arquitectónicas más emblemáticas de París. La catedral, con su imponente presencia a orillas del río Sena, no solo es un símbolo religioso; es un testigo vivo de la historia de la ciudad. Desde la escalinata de la estación del metro de Opera, pude presenciar con incredulidad cómo el icónico pináculo se desplomaba ante mis ojos, mientras una espesa columna de humo se alzaba hacia el cielo.
Notre Dame, símbolo de París y del arte gótico
Construido por el arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc en el siglo XIX como parte de una extensa campaña de renovación de la catedral, el pináculo y su gallo de San Pedro en lo más alto querían recordar la negación de Pedro a Jesús antes de que cantara el gallo, así como su posterior arrepentimiento; un símbolo que se asocia con la vigilancia espiritual y la protección divina.
La historia de Notre Dame se remonta al siglo XII, cuando su construcción comenzó bajo el reinado de Luis VII. Durante más de doscientos años artesanos y obreros levantaron esta maravilla gótica, cuya majestuosidad asombra a millones de visitantes cada año. La catedral no solo era un lugar de culto, sino también un símbolo de la grandeza social, espiritual y cultural de Francia.
Su arquitectura gótica, con sus impresionantes contrafuertes, arbotantes y rosetones, es un testimonio del ingenio y la habilidad de los constructores medievales. Cada piedra contaba una historia, cada vitral irradiaba una luz divina que iluminaba a los fieles y visitantes. En su interior, se custodiaban reliquias sagradas, obras de arte sacro y manuscritos antiguos que narraban la historia del cristianismo en Europa. Entre los tesoros más preciados estaba la Corona de Espinas, venerada como uno de los más sagrados objetos de la cristiandad. Además, sus museos albergaban y volverán a contar con una colección de esculturas, pinturas y tapices de diferentes épocas y estilos artísticos.
Testigo de la caída de un símbolo
Permanecí durante más de 8 horas frente a la entrada de Notre Dame, observando el esfuerzo de los bomberos que luchaban contra las llamas sin descanso y conscientes del riesgo de que el agua que lanzaban desde todos los frentes elevara los daños al impactar contra la piedra de la catedral. En los puentes sobre el Sena cercanos a la Seo, centenares de personas se congregaban para rezar y llorar la pérdida de un símbolo tan querido.
Imágenes y sonidos impactantes del incendio
Notre Dame seguía ardiendo implacablemente, mientras sus techos de madera cosidos con plomo se desplomaban con estruendo, envolviendo el aire con una densa nube de contaminación que tardó meses en disiparse y que obligó a mantener la zona acordonada para proteger la salud de los vecinos del entorno. A pesar de la tragedia, hubo un rayo de esperanza: las torres no sucumbieron mientras el órgano de la catedral y muchos de sus tesoros lograron ser salvados.
Solidaridad y apoyo desde el primer momento
La incógnita sobre el origen del fuego persiste, que si una colilla de un obrero que trabajaba en unas obras en la techumbre, que si un cortocircuito... Al día siguiente la ciudad parecía estar sumida en un profundo luto. A pesar de la tragedia, la solidaridad y el apoyo se hicieron presentes en todo el mundo. Donaciones de millones de euros llegaron de diferentes países, con la esperanza de reconstruir el templo.
Los expertos en restauración hicieron piña con el presidente Emmanuel Macron y se comprometieron a trabajar para en cinco años devolver a Notre Dame su antigua gloria, reconstruyéndola al detalle. El incendio de Notre Dame es un recordatorio doloroso de la fragilidad del patrimonio cultural y de la importancia de preservar nuestro legado para las generaciones futuras.