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Un libro fundamental para comprender los objetivos de la Segunda República y su fracaso

  • Rubén Buren coordina el libro La segunda República, en el que participan historiadores e investigadores

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Detalle de la portada de 'La Segunda República'
Detalle de la portada de 'La Segunda República'

¿Por qué fracasó la Segunda República española? ¿Por qué lo que parecía una época de cambios y reformas acabó en una guerra civil? Esta y otras preguntas son las que nos plantea el libro La Segunda República (Pinolia), en el que un grupo de historiadores e investigadores coordinados por Rubén Buren (Madrid, 1974) analizan ese periodo histórico desde todos los puntos de vista posibles: la política, la sociedad, la educación, el papel de la mujer, la reforma agraria, la cultura...

Rubén Buren es Doctor en Investigación en Medios de Comunicación, profesor universitario, escritor, dibujante, guionista, músico y director de cine y teatro, ha recibido numerosas distinciones, como el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio, junto a Joaquín Leguina, por su obra Os salvaré la vida, dedicada a Melchor Rodríguez, "el Ángel Rojo", del que Ruben es bisnieto. También coordina la revista Muy Historia.

Empezamos preguntando a Rubén ¿por qué un nuevo libro de la Segunda República? "Siempre es bueno darle vueltas a la historia cercana de nuestro país, y más en estos tiempos donde nada es lo que parece y cada lado reinventa su propio imaginario. Siempre hay nuevos puntos de vista, nuevas cosas que contar. Un libro de divulgación es interesante por lo que significa: hacer las cosas con un lenguaje asequible y ameno para todos los públicos. He coordinado el libro que a mí me hubiera gustado leer cuando empezaba a investigar estas cosas".

En cuanto a por qué ha querido coordinar a este grupo de historiadores e investigadores, Rubén asegura: "Uno de los graves problemas que tiene la sociedad actual, según mi punto de vista, es no escuchar al otro, rodearse de gente que piensa lo mismo que tú y no tener capacidad de discusión y sí mucha capacidad de censura y de insulto. La prensa y las redes sociales son también patrocinadores de esta polarización. He buscado varios autores con puntos de vista diferentes al mío, pero todos son investigadores o académicos que suelen hablar con rigor y datos".

"A cada autor o autora le he encargado un tema concreto, hemos discutido sobre el enfoque y desde ahí plena libertad -añade Rubén-. Hay cosas en este libro que yo jamás hubiera contado así, pero eso es lo divertido. Es novedoso porque puedes leer el libro por capítulos, abrirlo desde cualquier parte. La experiencia que me da coordinar desde hace tiempo números para la revista de Muy Historia, bajo la tutela de Carmen Sabalete, me ha hecho aprender mucho sobre cómo coordinar a expertos que saben mucho más que yo sobre un tema determinado.Es un libro para leer en el metro, en vacaciones, en el aeropuerto, fácil y desde el que puedes comenzar una futura investigación más rigurosa si quieres. Pero te da una idea general de lo que fue la II República".

Para Todos La 2 - La segunda República Española

"La II República llegó en un momento en el que había muy pocos republicanos"

El 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República. Pero... ¿Cómo fue recibida? "La II República -asegura Rubén- llegó en un momento en el que había muy pocos republicanos, la derecha quería mantener el viejo sistema monárquico, o bien, optar por modelos como el de Mussolini que entonces causaba mucha admiración. Y la izquierda obrerista o campesina recelaba (como luego les demostró la propia República con su cruel represión) de un gobierno burgués. La República fue de izquierdas un tiempo y de derechas otro, ahora parece que se quiere borrar una parte".

En cuanto a si todos los partidos de la época estaban de acuerdo con la República, Rubén asegura: "¿De acuerdo?, el Congreso nunca ha estado de acuerdo, y a ello, súmale los militares de entonces (que temían perder sus privilegios), la nobleza propietaria de las tierras y una Iglesia con poder (esto también parece haber cambiado poco). La población progresista agarró el 14 de abril como un soplo de aire fresco, les parecía que España podría por fin salir del medievalismo que había sido devuelto por los Borbones, sobre todo por el infame asesino Fernando VII. Una España que se había quedado fuera de las novedades de la Revolución Francesa, con todos sus defectos. La reacción siempre vio las reformas republicanas con recelo y buscó el apoyo internacional para terminar con ellas. Mientras, por dentro conspiraba para dar un golpe de estado definitivo".

Según se comenta en el libro, esas reformas eran demasiado rápidas para la derecha y demasiado lentas para la izquierda. "Las reformas necesitaban dinero, y la banca y el capital estaba en manos de los que eran contrarios a esas reformas, era una pescadilla que se muerde la cola -nos comenta Rubén-. Los obreros no eran republicanos, la mayoría eran internacionalistas. Hay que recordar que en España apenas había triunfado el comunismo hasta que Stalin lo impuso con el envío de armas en el 36. Aquí, los obreros eran anarquistas y socialistas, contrarios y enemigos muchas veces del comunismo soviético. Ahora muchos hablan de que la República arrebató por la fuerza las tierras a los ricos, eso no es verdad, la República pagó por las tierras inactivas que quería hacer productivas, es muy diferente. A la derecha siempre le parece que las reformas van demasiado rápidas, en eso consiste ser conservador: en conservar y no cambiar. Pero España era un país muy atrasado, con una tasa de escolarización muy baja, tierras sin labrar, obreros semiesclavos y mucha diferencia de clases. Una cosa es la República a partir del 18 de julio del 1936 y otra cosa es el período anterior".

El libro también analiza las razones de ese abrupto final de la II República: "La II República acabó con un Golpe de Estado al que se le opusieron los obreros y campesinos anarquistas y socialistas y eso desembocó en una guerra civil que nadie esperaba -nos comenta Rubén Buren-. Porque nadie esperaba que la CNT y la UGT vencieran en tantas plazas. Hay escritores que ahora sitúan el principio de la Guerra Civil en Asturias, si quieren la podemos situar en la Semana Trágica, o los cantones, o en Carlos V, o el Paleolítico… ahora todo vale para justificar a los tuyos. A mi modo de entender lo que buscan esos autores es quitar responsabilidad al terror franquista o justificar a la derecha golpista. Recordemos que fue Lerroux, y la II República, quien encarga a Franco sofocar la Revolución de Asturias. Franco y Goded hicieron lo que sabían y había aprendido en Marruecos: la aniquilación y tortura de hombres, mujeres y niños. En fin, lo que luego practicaron sumariamente muchos militares sublevados en la Guerra Civil. No sé si solo Asturias solo fue fundamental, la espoleta, fueron muchos hechos unidos en poco tiempo lo que hizo estallar este país".

La reforma agraria

La reforma agraria, que pretendía transformar un país casi medieval en una República, fue uno de los proyectos más ambiciosos de la Segunda República. "La reforma agraria tenía muy buenas intenciones -nos explica Rubén-, pero para pagar las tierras necesitaban crédito, y la banca estaba hermanada con los dueños de las tierras (mira Juan March, por ejemplo). Sin duda, la masa campesinal que vivía en la pobreza hubiera podido mejorar su situación, como luego se comprobó en algunas colectivizaciones ya en guerra".

"Solo tuvieron dos años de gobierno de izquierdas para intentar la Reforma Agraria -conitúa el autor-, cuando llegaron los gobiernos republicanos de derechas prometieron derogar todos los avances que se habían conseguido y se encargaron de paralizar casi cualquier avance social. Los obreros y campesinos pensaron que la República los estaba traicionando, pensaron que las cosas podían hacerse ya, pero la realidad no era así. Había muchos factores y poderes en juego, las tierras llevaban siendo propiedad de nobles, grandes propietarios y la iglesia demasiado tiempo y estos no se iban a quedar quietos. El “fracaso” de la Reforma Agraria supuso un varapalo en la confianza sindical".

Un 30 % de analfabetismo en los hombres y un 40% en las mujeres

Otro de los proyectos más ambiciosos de la República fue reducir la tasa de analfabetismo, con un ambicioso plan quinquenal para construir 5000 escuelas al año. Y se crearon 36.000 plazas de maestro. "Cuando llega el 14 de abril -asegura Rubén-, la tasa de analfabetismo superaba el 30 por ciento en hombres y el 40 en las mujeres. Se necesitaba una reforma completa, crear escuelas, generar un colectivo de docentes en ciudades y pueblos. Y, claro, también quitar a la iglesia sus privilegios en educación. Desde el principio esos profesores fueron vistos por la reacción como voceros o propagadores del pensamiento progresista y así fueron luego perseguidos y fusilados por los sublevados sin mucho miramiento. Fueron declarados antiespañoles, como tantos otros. La figura de los profesores fue fundamental, no solo en las escuelas, también en los ateneos y sindicatos, gente que daba clase de noche, cuando los trabajadores salían de sus trabajos, esos han sido realmente los intelectuales olvidados de todo esto, los verdaderos revolucionarios. La Edad de Plata debería comenzar con todos ellos y ellas".

A pesar de esa analfabetización, la II República es recordada como una época dorada para los intelectuales. "Respecto a la Edad Dorada, tengo una opinión dual -afirma Rubén-, muchos de aquellos artistas e intelectuales no tenían lazos con la izquierda obrera o campesina, ni siquiera la apoyaban abiertamente, ni la entendían, aunque luego en Guerra pareciera que sí. Pero es innegable que para la cultura española fue maravilloso el período de libertad que proponía la II República. Las misiones pedagógicas, las Residencia de Estudiantes, La Barraca, Giner, Fernando de los Ríos, el 27, Campoamor… fueron verdaderos artífices de ese cambio. Fue como una explosión cultural y artística en todos los ámbitos y, si Franco no hubiera devuelto a España a otra Edad Media cultural, quién sabe hasta dónde podríamos haber llegado en esa revolución creativa. Imagínate a Lorca escribiendo con 50 a 60 años, lo que hubiera podido hacer después de El Público o Bernarda, que son verdaderas obras de arte".

Rubén Buren, coordinador del libro 'La Segunda República'. ©Sergio Carbonell

Rubén Buren, coordinador del libro 'La Segunda República'. ©Sergio Carbonell

Clara Campoamor y la conquista del voto femenino

Por supuesto, uno de los capítulos está dedicado a la conquista del voto femenino y a Clara Campoamor. "Campoamor fue una verdadera heroína de nuestro tiempo -asegura Rubén-, luchó contra todos y sufrió el desprecio de casi todos y casi todas. Luchó por su sueño y lo consiguió, pero a costa de una vida llena de sinsabores. Claro que fue una conquista, el voto de la mujer era un camino básico para la igualdad".

Su duelo dialéctico en las Cortes con Victoria Kent, que pensaba que las mujeres no estaban preparadas todavía para votar, es uno de los momentos más importantes de la historia de españa: "Kent defendía aquello de que las mujeres votarían a los curas y terratenientes, como dices, pero en realidad no fue así -nos comenta el escritor-. La CNT, después de los desmanes de Casas Viejas y demás asesinatos de trabajadores por parte de las autoridades republicanas, pidieron la abstención a sus sindicados, quizá eso tuvo más que ver con el resultado del 33. Echar la culpa a la mujer era infantilizarla de nuevo, no creo que los hombres que sí tenían derecho al voto lo utilizasen de una manera más o menos provechosa que las mujeres. Es ridículo visto ahora. La expresión de libertad que constituye el voto no debe ser controlada, en eso consiste. Ser de derechas o de izquierdas no es ni malo ni bueno en sí, el ejercicio que se haga con el poder es lo que te convierte en santo o diablo. Si muchas votaron a la derecha, bienvenidas al ejercicio del voto igual. El caso era lo que significaba ese derecho, y eso es indiscutible. Clara Campoamor o Sor Juana Inés de la Cruz deberían ser figuras básica en las escuelas y no lo son, todavía".

Por supuesto, en el libro también se analiza la relación entre la II República y la Iglesia. "La Iglesia había estado a favor de la desigualdad desde hacía siglos, no era una iglesia del pueblo, ni para el pueblo -afirma Rubén-. Era un negocio secular con propiedades, exenciones y derechos injustamente otorgados. La República quiso convertir al farol de Contrarreforma Europea en un país laico en solo unas semanas, y la España católica se revolvió. El aborto, el divorcio, la libertad de culto, la enseñanza laica, la libertad de la mujer, y el temor a una revolución soviética que los despojase de sus privilegios, fueron sus argumentos para sacar a Franco bajo palio".

En cuanto a otros temas que se analizan en el libro, Rubén nos comenta: "Hay un tema muy bonito sobre el cine, otro sobre las mujeres de la cultura o sobre la vida cotidiana en los años 30. Creo que el libro, lejos de ser un estudio académico de la II República, sí que puede dar una visión general de aquella época".

¿Por qué la II República no tuvo casi apoyo del exterior?

En cuanto a por qué la II República no tuvo casi apoyo del exterior, Rubén nos comenta: "Porque casi toda Europa era profascista o moderadamente profascista, ya se vio en los Acuerdos de Munich del 38. Hitler y Mussolini eras figuras muy admiradas por buena parte de la prensa y los gobiernos de muchos países. Además, en Europa se temía más a los obreros que al fascismo, y la República en guerra no supo manejar bien la prensa, ni las Fake News. Además de muchos desmanes y asesinatos como Paracuellos que fueron utilizados por la prensa internacional que se cuidaba de no airear las terribles purgas franquistas".

"Hablar de un bloque republicano unido es muy complicado -continúa Rubén-. La historia ha terminado contando lo que en la Transición quisieron los vencedores y el PCE, pero eso no está bien porque no es verdad. Ni el bando sublevado estaba bien avenido, ni la República era un solo bloque. Las luchas internas fueron constantes y demoledoras en la izquierda. Francia llegó a paralizar envíos de armas básicas para la batalla del Ebro, por no hablar de los campos de concentración allí y en el Norte de África donde se hacinaron a los españoles, que fueron tratados como ratas. Los gobiernos burgueses siempre se escoraron a la derecha, preferían cualquier cosa menos una revolución obrera. Churchill y EE.UU ayudaron a Franco desde el principio y después para que no entrara en la II Guerra Mundial, no hay más que echar un vistazo al tráfico de materias primas, trigo y cereal en el Tánger de los 40. Solo Stalin y México apoyaron a la República y de una manera muy discutible, como luego se vio en los pactos Ribbentropp-Molotov".

Portada del libro 'La Segunda República'

Portada del libro 'La Segunda República'

Un estupendo equipo de investigación

Sobre los colaboradores del libro Rubén nos comenta: "Para mí es una gran suerte firmar como Coordinador este libro, los intelectuales que han escrito son gente con la que trabajo habitualmente y no puedo más que agradecerles su conocimiento, y aprender de ellos. La premisa era sencilla: hacer un libro de divulgación, fácil, que pudiera leer todo el mundo y creo que lo hemos conseguido al igual que hicimos el año pasado con Maquis y Otras Resistencias Antifranquistas. Me han descubierto cosas nuevas, y otras muchas que, por extensión, no hemos podido meter en el libro. Animo a los lectores a que busquen a los autores y autoras y descubran sus estudios. Son todos gente muy diferente y de mucho nivel".

 Por último preguntamos a Rubén que cree que habría pasado de fracasar la rebelión: "No sé, la historia ficción es para las novelas. Desde luego España podía haber salido de la oscuridad y no fue así, Franco y su dictadura retrasaron de nuevo los relojes de España. El comunismo no hubiera sido mejor, como bien sabían los anarquistas y socialistas. Es una difícil respuesta. Pero esto no es nuevo, este precioso país es capaz de lo mejor y de lo peor. Desde luego mejor que con Franco nos hubiera ido a todos, que se lo digan a las decenas de miles de fusilados y torturados, exiliados o depurados. O a los que siguen en las cunetas. Creo que nos merecemos una clase política mejor, un país mejor, un futuro mejor… Siempre he creído en el diálogo con todas las ideas, pero para eso debemos empezar por conocer nuestra propia historia, la que nos gusta y la que no, con autocrítica y ganas de construir. Sentarnos a la mesa y compartir un vino con la gente que no piensa como nosotros. Ahora me da muchísimo miedo tanta censura y tanto insulto, quizá tengamos todos que apartarnos un rato, volver a leer en papel y apagar los gritos de las redes sociales".