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El alquiler de temporada en las grandes capitales se dispara un 56% mientras cae la vivienda tradicional

  • El Ministerio de Vivienda se ha reunido con el sector inmobiliario para negociar normas de control a este tipo de alquiler
  • Una de cada diez viviendas en ciudades como Madrid o Barcelona se destina a este tipo de contratos que no superan el año

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Se dispara el alquiler de temporada mientras se reduce la oferta de vivienda tradicional

El Ministerio de Vivienda se ha reunido este jueves con el sector inmobiliario por segunda vez para negociar normas de control del alquiler de temporada. Son contratos que no superan el año y que está comiendo mucho terreno al alquiler tradicional. Por su parte, los caseros buscan rentabilidad y evitar posibles topes al precio. 

Y es que el alquiler de temporada se dispara en las grandes capitales. En el último año, estos alquileres, que no son ni turísticos, ni residenciales —para los que la ley establece una duración de cinco años de contrato— y que se destinan sobre todo a estudiantes extranjeros, han crecido un 56%, según un informe de Idealista.

Este es el caso que enseña a TVE Silvia Rodríguez, de la Inmobiliaria Ficasa: "Al principio lo alquilaban como alquiler convencional, pero sí es verdad que desde hace unos cuatro o cinco años lo han empezado a alquilar por temporada", explica. Ahora está a disposición sobre todo de estudiantes extranjeros, a los que le ofrecen una renta de 1.300 euros al mes, que incluye además luz, WiFi y agua.

Este fenómeno ha aumentado en capitales ya tensionadas como Palma de Mallorca o Valencia, pero también se ha extendido a ciudades más pequeñas como Badajoz o Huelva, donde apenas había. Las asociaciones de inquilinos denuncian que cada vez más caseros lo usan para saltarse la ley de Arrendamientos Urbanos.

"Es un uso fraudulento del alquiler de temporada, no es que de repente haya una mayor necesidad de este tipo de contratos", explica Enric Aragonés, del sindicato de inquilinos Sindicat de Llogateres, que comenta que estas infracciones le recuerdan a los falsos autónomos.

De hecho, establecer mecanismos para no eludir el cumplimiento de esta legislación es uno de los objetivos de Vivienda en las reuniones que está manteniendo para regular el alquiler de temporada. El Ministerio de Isabel Rodríguez también trata de salvaguardar los alquileres de temporada que realmente lo son, como los de estudiantes o trabajadores temporales, según ha subrayado en un comunicado.

Ahora una de cada diez viviendas que se anuncian son de este tipo. Una cifra que se triplica en San Sebastián o Barcelona, la capital de la única autonomía que ya limita los precios en las zonas tensionadas. Y es que muchos propietarios ofertan alquileres de temporada para protegerse "ante posibles limitaciones de precios o ante cambios legislativos", según el director de estudios de Pisos.com, Ferrán Font.

Mientas sube el de temporada, cae la oferta de alquiler tradicional. En lo que va de año han abandonado el mercado más del 20% de las viviendas de uso residencial en ciudades como Bilbao, Palma o Madrid.

Vivienda convoca una nueva reunión

El Ministerio que dirige Isabel Rodríguez ha estudiado las propuestas enviadas al grupo de trabajo para la regulación del alquiler de temporada durante la segunda reunión celebrada este jueves y ha convocado una nueva para decidir las conclusiones, cuya fecha aún no se ha concretado.

Al término del encuentro de este jueves, el Sindicato de Inquilinas de Madrid y el Sindicat de Llogateres de Catalunya han asegurado que el Gobierno y la ministra dejan clara su comprensión de la vivienda como un bien especulativo. Además, piden que no se pueda usar libremente este contrato sino solo cuando esté justificado, siempre limitado a seis meses, y reclaman un régimen sancionador.

El objetivo de estas reuniones es avanzar en una propuesta normativa de regulación de los contratos de arrendamiento para uso distinto del de vivienda, dado el auge que están experimentando para sortear la ley de vivienda. El Ministerio reconoce el problema que está produciendo por la disminución de la oferta de alquiler de vivienda habitual.