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Mayor gasto que recaudación: el coste del tabaquismo impulsa la prohibición en Reino Unido y España mira de reojo

  • El coste de la atención sanitaria y las bajas laborales superan el dinero que el Estado recauda por los impuestos
  • En Nueva Zelanda, pionera en restringir la compra a partir de una generación, el nuevo Gobierno ha retirado la medida

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Una mujer fuma en una calle de Londres, el martes 16 de abril de 2024
Una mujer fuma en una calle de Londres, el martes 16 de abril de 2024 AP Photo/Kin Cheung

Mientras en España sigue siendo motivo de discusión restringir el consumo de tabaco en las terrazas, Reino Unido ha agitado el avispero con un proyecto de ley que pretende prohibir la compra de cigarrillos y otros productos derivados a cualquier persona nacida a partir de 2009.

La decisión del Gobierno de Rishi Sunak —no exenta de polémica entre sus filas— conlleva un balance económico entre lo que el Estado percibe de los impuestos y el coste para el sistema sanitario de los efectos del tabaquismo en la salud de los ciudadanos. Pero se sustenta en una evidencia funesta: en torno a 80.000 personas mueren al año en Reino Unido por causas que se atribuyen al tabaco, una cifra muy similar a las 63.000 víctimas en España que calcula la Sociedad Española de Epidemiología, si tenemos en cuenta que la población británica es más numerosa. El 21% son menores de 65 años.

"Aquí se puede aplicar todo, yo siempre digo que no hay nada imposible", valoró la ministra de Sanidad, Mónica García, al ser preguntada por una medida así en nuestro país, o en línea de la nueva normativa de la ciudad italiana de Turín que prohíbe fumar en la calle a menos de cinco metros de otras personas. Pero García recordó que la conversación aquí todavía es otra. Sus esfuerzos se centran ahora en continuar con el Plan Integral de Prevención y Control de Tabaquismo 2024-2027 que su departamento acaba de cerrar con las comunidades autónomas y, tras pasar por consulta pública, marcará los proyectos legislativos para ampliar los espacios "sin humo" en los próximos años.

¿Cuánto cuesta a España el tabaquismo?, ¿cuánto recauda el tabaco?

En términos económicos, la balanza se inclina hacia un mayor gasto para el Estado, según la evidencia disponible. En una conversación con RTVE.es, la presidenta de la Asociación de Economía de la Salud, Anna García-Altés, cifra en 17.000 millones de euros el gasto sanitario y social del tabaquismo en España, sumando la atención sanitaria, pero también las bajas laborales.

El cálculo está realizado con los últimos datos disponibles, de 2009, por lo que habría que tener en cuenta el efecto de la inflación a la hora de compararlo con cifras de recaudación actuales. También que la tasa de fumadores diarios se ha reducido del 26% de entonces al 17% en 2022 gracias a las medidas de prevención.

Con todo, en 2009, España recaudó 7.669 millones de euros por los impuestos al tabaco, esto es, un 2,4% del total de sus ingresos fiscales, de acuerdo con el registro de la Comisión Europea, casi 10.000 millones menos que lo que gastó por el tabaquismo. En 2022, dato más reciente, la recaudación fue de 7.216 millones de euros, un 1,5% del total.

"Los gastos se producen en términos de aumento de problemas de salud, mortalidad, años perdidos de vida", explica el vicepresidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), Vidal Barchilón, que esgrime otro dato a menudo utilizado por el comité que agrupa sociedades científicas y organizaciones sociales: el coste del tabaquismo es tres veces mayor que lo que recauda el Estado.

El Banco Mundial estima que la atención sanitaria relacionada con el tabaquismo representa entre el 6 y el 15% de todos los costes sanitarios anuales en los países de rentas altas, pero no se trata solo de gasto específico en sanidad. Un estudio de la Universidad de Zaragoza en 2016 pormenoriza costes "directos e indirectos": "Ser fumador incrementa 2,18 veces la probabilidad de generar un coste sanitario elevado (…) y aumenta un 79% la probabilidad de tener días de Incapacidad Temporal por encima del promedio poblacional", concluye la tesis doctoral firmada por Pilar Suárez Bonel.

Mayor porcentaje de fumadores en las clases bajas

Y por encima del gasto, García-Altés pide abordarlo como una cuestión de salud pública, dado que el consumo de tabaco se relaciona con un aumento del riesgo de cáncer, enfermedades respiratorias y cardiopatías. "Dejar de fumar se estima que alarga la vida aproximadamente unos diez años", enfatiza, un problema que intersecciona con la clase social.

"El tabaquismo disminuye en las clases más altas y en personas con estudios universitarios. En clases con menos poder adquisitivo se mantiene o aumenta", refiere igualmente el médico de familia Vidal Barchilón, del CNPT, y menciona la perspectiva de género, puesto que fuman el 23% de los hombres frente al 16% de las mujeres, y el abordaje de prevención puede ser distinto.

La última Encuesta Europea de Salud en España (2020) ofrece la imagen completa: la tasa más alta de fumadores diarios corresponde a hogares que ingresan menos de 1.100 euros netos al mes, 23%, frente al 14% de quienes ingresan más de 3.800 euros. Esta misma pendiente se dibuja en las posibilidades de dejar de fumar. Así, los hogares más ricos tienen la mayor tasa de exfumadores (26%) y los más pobres, la menor (17%).

A este respecto, García-Altés recuerda que epidemiológicamente los mayores ingresos se relacionan con mejor estado de salud. "En este sentido, reducir el tabaquismo incidirá directamente en población que ya está de por sí peor de salud. Tendrá más incidencia en un grupo social más vulnerable", valora.

El nuevo Gobierno de Nueva Zelanda retira la prohibición

Bajo esta lógica, la prohibición paulatina de la venta del tabaco y sus derivados ha pasado el primer filtro de la Cámara de los Comunes británica, con el apoyo total de los laboristas y solo una parte de los ‘tories’ en el Gobierno. Entre los diputados conservadores que han votado en contra están figuras conocidas como los ex primeros ministros Boris Johnson y Liz Truss.

A la espera de qué ocurre en Reino Unido, desde la Mesa del Tabaco, que representa al sector en España, señalan el ejemplo de Nuevo Zelanda. El Gobierno de la laborista Jacinda Ardern impulsó también la prohibición de la venta de tabaco a personas nacidas a partir de 2009, pero el nuevo Ejecutivo de coalición de tres partidos conservadores ha retirado la medida.

En declaraciones a RTVE.es, fuentes de la Mesa del Tabaco lo achacan a la "inefectividad" de la prohibición. "Esta decisión se tomó debido principalmente a preocupaciones sobre la posibilidad de que medidas de este tipo terminen teniendo el efecto indeseado de promover el comercio ilegal, preocupación que, desde luego, compartimos", añaden.

La prensa neozelandesa, sin embargo, no recoge dicha preocupación, sino la preferencia del Gobierno de coalición por la anterior legislación del consumo de tabaco, que permitió que la tasa de fumadores en el país bajara del 17% al 6,8% en una década y que confían que permitirá bajar del 5%. Esta marcha atrás ha sido especialmente contestada por las sociedades científicas, y también en los grupos maoríes, población con tasas de tabaquismo más próximas al 20%.

"Tenemos que recordar que los cambios en la legislación sobre espacios libres de humo tuvieron un impacto significativo en las cuentas del Gobierno, con alrededor de mil millones de dólares allí", argumentó la nueva ministra de Finanzas, Nicola Willis, en una televisión neozelandesa y recoge la BBC.

La experiencia interrumpida de Nueva Zelanda impide saber cuáles serían sus efectos, pero desde el CNPT no renuncian al objetivo. En la conversación, Barchilón enarbola la "Declaración Endgame del Tabaco en España 2030: Por una generación libre de humo, tabaco y nicotina", que publicaron en 2022 y que definía su hoja de ruta para el "fin del juego" [endgame] en nuestro país. Con todo, el texto no mencionaba literalmente prohibir la compra a partir de una generación, sino de establecer la restricción "más exhaustiva posible".

"Ahora bien, ahí hay que afinar con lápiz fino, porque tenemos que hablar de tabaco, pero también de productos derivados del tabaco. Nos preocupa mucho esta situación", afirma el vicepresidente del CNPT en referencia a los cigarrillos electrónicos y, sobre todo, su consumo entre niños y adolescentes. "Hay estudios que dicen que multiplica por tres las posibilidades de consumir tabaco", agrega.

Desde la Mesa del Tabaco aseguran que el sector en España está comprometido con la protección de los menores. "Todos nuestros productos se dirigen exclusivamente a fumadores adultos y se comercializan principalmente a través de estancos. Por ello, reclamamos una aplicación estricta y eficaz de la legislación vigente".

Empaquetado genérico y más impuestos entre las medidas posibles

Pero sin llegar a la restricción generacional, Barchilón y García-Altés enumeran las políticas que ya se han demostrado eficaces para reducir los niveles de tabaquismo y, por lo tanto, sus costes humanos y económicos: el empaquetado genérico, la ampliación de los espacios libres de humo y el aumento del precio a través de una subida de impuestos.

Ambos comentan que los estudios sobre la restricción del tabaco en hostelería no han encontrado perjuicios económicos. "Lo que sí se detectó es que los trabajadores de restauración enfermaban menos", señala el médico de familia. 

En cuanto a la subida del precio del tabaco, la presidenta de la Asociación de Economía de la Salud considera que es "lo más efectivo" que existe en materia de prevención, en línea con la postura de la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial. 

En España, el precio medio de venta al público por paquete de 20 cigarrillos es de 4,62 euros, de los que el 79,1% corresponden a impuestos, de acuerdo con el think tank Tax Foundation Europe. Dicho porcentaje queda por debajo de la media europea (en el 81,1%) y sitúa a España en el puesto 18 en el ranking de impuestos al tabaco, liderado por Países Bajos, Dinamarca y Finlandia, con tasas por encima del 90%. "Somos es el estanco de Europa", valora Barchilón.