La enemistad llevada al extremo: Irán e Israel se buscan, pero miden los golpes y “Ráfah podría ser la moneda de cambio”
- Tel Aviv lanza un ataque limitado de represalia contra Irán y sigue con sus planes en Ráfah
- Sigue en directo la guerra en Gaza
Irán e Israel se buscan, pero miden cada milésimo paso que dan. La retórica vestida de amenazas verbales, poco a poco, ha ido en aumento hasta llegar a acciones militares directas, si bien, en forma de respuestas medidas y contenidas. Las dos grandes potencias de Oriente Medio escenifican la teatralización de unas relaciones bilaterales enemistadas desde la fundación de la República de los ayatolás, sin embargo, pese a las sucesivas acusaciones de ataques y sabotajes de unos y otros, las hostilidades no habían alcanzado el nivel actual. Este viernes, Teherán ha abatido varios drones en la provincia central de Isfahán que supuestamente formaban parte de un ataque de Tel Aviv como respuesta al bombardeo iraní con misiles del pasado sábado.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha apuntado a un centro neurálgico para el líder supremo Alí Jamenei, pero ha minimizado el daño. Los ayatolás han negado que su territorio haya sido atacado con misiles y ridiculizan la capacidad del enemigo. Sin embargo, fuentes estadounidenses han asegurado que Israel había lanzado proyectiles, y que las fuertes detonaciones se debían al funcionamiento de las defensas antiaéreas del país persa. “Israel se ha dirigido a la provincia de Isfahán, que además de ser un centro importante del chiísmo, es la sede de una relevante central nuclear y de bases militares”, explica Anahita Nassir politóloga hispano-iraní y activista del movimiento Mujer, Vida y Libertad. Irán activó su defensa antiaérea y ha derribado los drones.
“Esto responde a los llamamientos de Estados Unidos y de gran parte de los aliados de Israel a dar una respuesta contenida”, asegura Irene Fernández Molina, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Exeter. Netanyahu, evidentemente, tenía que dar respuesta al contraataque iraní por el bombardeo de su embajada en Siria, coinciden los expertos, “porque lo ha dicho y le interesa desviar la atención”, analiza Nassir, quien ve una clara relación entre este rifirrafe con la guerra en Gaza. Tanto a uno como a otro, le interesa que los focos estén puestos en este cruce de intimidaciones calculadas. Aunque han dado pasos sin precedentes, por primera vez los ayatolás atacan directamente territorio israelí y por primera vez Israel ataca a una delegación diplomática iraní.
¿El respaldo de EE. UU. a una ofensiva sobre Ráfah?
Netanyahu convive con la oposición a su gobierno de coalición y la constante presión de los ultraortodoxos que le exigen seguir con sus planes de “anexionarse” Gaza, hazaña para la que necesita el respaldo de Estados Unidos. Sin embargo, “Washington tampoco quiere que se eleve el tono en la región. Israel intenta que no se tense más la cuerda con la amenaza de hacer algo contra Irán, pero sí quiere seguir sus planes en Ráfah. No hay nada gratuito”, asegura la politóloga hispanoiraní. “Podría tratar de obtener el respaldo de Estados Unidos a una eventual ofensiva sobre Ráfah”, coincide Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios árabes e islámicos de la Universidad Complutense de Madrid. El primer ministro israelí lleva semanas amenazando con una incursión militar terrestre en el extremo sur de la Franja de Gaza, donde se calcula que viven hacinados más de un millón y medio de desplazados internos palestinos. “Es su último reducto y una ofensiva podría tener consecuencias completamente devastadoras”, advierte Álvarez-Ossorio.
Fernández Molina no tiene tan claro que, entre los planes reales de Netanyahu, esté entrar en Ráfah de un día para otro. “Es una ratonera y es una situación con muchos cabos sueltos que podría volverse aún más en su contra”, argumenta. Insiste que es un paso muy arriesgado para el propio Israel. “Es meterse en un callejón sin salida. Forma parte de la estrategia del gobierno de Netanyahu de mantener esta amenaza, pero no consumarla”, concluye. Su máxima preocupación en estos momentos, coinciden las voces expertas, es que lo echen del Gobierno.
Por ello, una guerra regional podría desviar la atención pues, “sus posibilidades de supervivencia política precisamente dependen de que la guerra continúe de manera indefinida y que se extienda a otros países de la región”, asegura el catedrático de Estudios árabes e islámicos. Israel ha buscado “deliberadamente” la regionalización del conflicto desde que empezó esta guerra en Gaza. “Irán tampoco tiene interés en desplazar el foco de atención internacional de Gaza a su enfrentamiento bilateral con los israelíes”, dice la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Exeter.
Irán: “Los ayatolás no quieren una guerra abierta”
Por otro lado, nos encontramos ante un Irán con problemas internos que también se veía obligado a responder al ataque sobre su sede diplomática en Damasco. “Tiene que mantener su reputación a nivel regional con los grupos y países que forman el ‘Eje de la Resistencia’”, asegura Nassir. Ni uno ni otro han dado pasos que aboquen a una guerra abierta, “ninguno de los dos quiere, y menos Estados Unidos”, concluye la politóloga hispanoiraní.
Irán siempre rompe con las teorías convencionales. La respuesta que dio a Israel lanzando la batería de drones fue muy medida, muy controlada, muy estratégica. “Dio un golpe de efecto. Quería demostrar que era capaz de dar una respuesta. Pero fue muy medida y con aviso, dando tiempo para que reaccione”, añade Nassir. Es un punto más de esta enemistad acérrima por la hegemonía regional y que ha tenido diferentes intensidades y manifestado en varias formas. “Habitualmente, Irán hacía ataques muy simbólicos o ciberataques o sabotajes, pero ahora se están buscando las cosquillas los dos, porque cada uno tiene sus propios problemas internos”, concluye.
“Los ayatolás no quieren una guerra abierta, entre otras cosas, porque no cuentan con el apoyo de la población”, asegura la politóloga hispanoiraní. La población iraní conoce bien la guerra y lo que supone enfrentarse a los países apoyados por Estados Unidos. En el imaginario colectivo, aún perviven las consecuencias del conflicto contra Irak (1980-1988). Además, los ayatolás “son conscientes de que no tienen la capacidad tecnológica, ni logística, ni armamentística para mantener una guerra abierta y explícita contra Israel/Estados Unidos”, argumenta. Aunque, dentro del régimen islámico, hay división de opiniones y no todas las voces coinciden con la decisión de evitar un choque directo con Israel.
Oriente Medio al borde del principio
Oriente Medio camina al borde del principio. Así lo señala el catedrático de Estudios árabes e islámicos de la UCM, porque no se puede descartar que se produzca un error de cálculo por una de las partes que lleve a un choque frontal. Por ahora, la “situación está teóricamente controlada, pero en la práctica estamos acostumbrándonos a caminar sobre el alambre y a sobrepasar, día tras día, todas las líneas rojas”, concluye.
“Son percepciones del poder, que cuando mejor funciona es cuando lo muestras, pero no tienes que llevarlo a cabo”, señala Rafael Moreno Izquierdo, analista y profesor de Relaciones Internacionales, especializado en Oriente Medio en la UCM. El actual escenario evoca a los tiempos de la Guerra Fría, cuando existían conflictos regionales o localizados, pero que estaban conducidos, indirectamente, por las grandes potencias que buscaban reafirmar y proyectar su poder. “Los ataques entre Irán e Israel no son nuevos. No es la primera vez que Israel ataca un objetivo de Irán y ya en el pasado no ha producido una guerra abierta”, recuerda Moreno Izquierdo. La pregunta clave, dice, es dónde está el nuevo equilibrio entre los dos países.
Se ha roto la mínima estabilidad dentro de la inestabilidad. “Ahora vamos a tardar mucho tiempo en encontrar una plataforma donde pueda haber cierta coexistencia entre las rivalidades o entre las discrepancias”, asegura el especialista en Oriente Medio. La búsqueda de ese nuevo estatus se vuelve una misión titánica, sobre todo, cuando hay violencia y “la negociación desaparece”. El actual escenario incomoda a todos los países árabes y retroalimentará la polarización cada vez más fuerte en la región.
Estados Unidos no tiene contrapeso: ¿China?
Netanyahu está consiguiendo llevar a Estados Unidos a una situación extrema y está por verse si Estados Unidos consigue evitar ese choque frontal entre ambos países. Además, coinciden las voces consultadas, se verá arrastrado a tener que aceptar que la ofensiva sobre Ráfah es inevitable. “Obviamente, Estados Unidos, con ese cheque en blanco que le ha dado a Israel en forma de apoyo incondicional, está poniendo en riesgo sus intereses en el conjunto de la región”, añade Álvarez-Ossorio.
Estados Unidos no tiene un contrapeso en la región. “Hay un elemento nuevo que separa esto frente a lo que pasaba en la Guerra Fría, y es el papel que juega China. Hay países que han buscado a China como referente porque Rusia, en este conflicto, no lo es. Lo que pasa es que, en este caso, China todavía no tiene el papel que jugó la Unión Soviética en la Guerra Fría”, explica Moreno Izquierdo.
Pekín, coinciden, es el gran beneficiario de esta coyuntura. “Celebra este desgaste tan fuerte que está sufriendo Estados Unidos por dar su apoyo incondicional a Israel. Probablemente, se esté frotando las manos porque el repliegue de los Estados Unidos en la región va a acelerarse en el curso de los próximos meses”, explica Álvarez-Ossorio. Sus vínculos comerciales y económicos son cada vez más estrechos y, por lo tanto, su estrategia de esperar a ver qué pasa, le está dando los resultados esperados, ya que la credibilidad de su principal rival en la región se está viendo mermada a pasos agigantados.