Cuando la infertilidad domina tu vida: "Sufría y lloraba en silencio"
- En España hay 800.000 parejas que no pueden tener hijos
- Analizamos el duelo silencioso de la infertilidad
En España, una de cada seis parejas no puede tener hijos según un registro de la Sociedad Española de Fertilidad. Hay mujeres que no logran su deseo de ser madre como María. "Me sentía muy frustrada. En mi entorno, era la única persona que tenía problemas de fertilidad", cuenta a RTVE.es "Pensaba que no me iba a quedar embarazada nunca. En mi caso era mi objetivo. Toda mi vida -que afortunadamente era maravillosa- había pasado a un segundo plano", dice.
“Quedarme embarazada era mi objetivo. Me sentía muy frustrada“
España es el segundo país de la Unión Europea con la tasa de fertilidad más baja. Nuestras dos historias tienen un comienzo de decepción y desilusión. "Con casi 38 años me quedé embarazada de manera espontánea pero en la semana 20 de gestación en la ecografía morfológica nos dieron la peor noticia y tuvimos que interrumpir la gestación. A pesar de haberme quedado embarazada sin tratamiento y tan solo a los 4 meses de intentarlo, era un embarazo buscado y muy deseado. Me sentía afortunada, ya que era muy consciente de que no era algo tan fácil para muchas otras mujeres", dice Elena.
“En la semana 20 de embarazo tuvimos que interrumpir la gestación“
Aunque el modelo de familia cada vez es más diverso y muchas mujeres no quieren ser madres, desear tener hijos y no poder hacerlo sigue siendo motivo de ansiedad y depresión en ellas y ellos. 800.00 personas no consiguen la maternidad ni la paternidad anheladas en nuestro país. Además el 40% de los pacientes con infertilidad padecen síntomas depresivos. "Tras pasar un tiempo, recuperarme física y emocionalmente con la ayuda de un profesional para elaborar de la mejor manera el duelo gestacional por el que estaba atravesando, decidimos volver a intentarlo, ya que estaba agobiada por mi edad y el tiempo corría en mi contra, así como por mi deseo tan grande de volver a quedarme embarazada de nuevo", cuenta Elena.
“Me agobia mi edad porque el tiempo corre en mi contra“
"Empecé con pruebas médicas y me dijeron que mis posibilidades de conseguir un nuevo embarazo de manera natural eran muy bajas, así que acudimos a varios centros de fertilidad y empezó nuestro camino con los tratamientos de reproducción asistida", añade la paciente.
Lucía Boto es una psicóloga sanitaria que se ha especializado en tratar problemas psicológicos derivados de la infertilidad, con su proyecto PSIMUM. Ella misma vivió la incapacidad para tener hijos durante cinco años y tuvo a familiares cercanos que sufrieron el mismo calvario. " A partir de ese momento, debido a que era psicóloga y entendía sobre el tema, empezaron a pasarme el contacto de conocidas que estaban pasando por situaciones parecidas y estaban muy perdidas. Les escribía, hablaba con ellas y les ofrecía apoyo e información", dice.
Dolor, incomprensión y vergüenza
Boto se formó en trauma y en técnica EMDR (Terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares) "Considero que es una problemática muy extendida a nivel social. Desgraciadamente, está en auge. Hay muy pocos profesionales especializados a nivel psicológico y se necesita entender profundamente en qué consiste. Aunque cada historia sea diferente, todas comparten mucho dolor, falta de entendimiento y vergüenza a expresar temas tan íntimos", explica.
“Ellas comparten dolor, falta de entendimiento y vergüenza aunque las historias sean diferentes“
Por otra parte, añade: "Normalmente las pacientes acuden a consulta cuando están destrozadas y tienen historias muy traumáticas: duelos gestacionales, otro tipo de pérdidas muy dolorosas o mucho tiempo de desgaste. A veces, son también las parejas las que se han devastado por este tema, que genera mucha crispación e incluso pérdida de identidad."
“Las pacientes acuden a consulta ya cuando están destrozadas y han sufrido traumas importantes“
Elena, paciente de la psicóloga entrevistada, se sometió a numerosas pruebas médicas. La doctora especialista en reproducción le dijo que sus posibilidades de conseguir un nuevo embarazo de manera natural eran muy bajas. Ella decidió acudir junto a su pareja a varios centros de fertilidad. "Empezó nuestro camino con los tratamientos de reproducción asistida. Era una montaña rusa de emociones. Al principio estaba muy esperanzada y positiva, pero según iba pasando el tiempo y veía los fallos de implantación, además sin causa aparente, sentía miedo, tristeza, angustia e incertidumbre".
"Me permitía estar mal después de los negativos, para luego coger fuerzas y volver a empezar de nuevo". También insiste en que durante el proceso le ayudó ir a terapia porque " me enseñaron entre otras herramientas a vivir el proceso día a día sin adelantar el futuro", resume.
"Supongo que a la mayoría de las personas les puede parecer una exageración -y a lo mejor, lo es- pero para mí era fracasar porque era mi objetivo prioritario en la vida", confiesa María.
Problemas de fertilidad a los 32
La infertilidad es una condición que se concreta en la imposibilidad de lograr un embarazo tras 12 meses o más de relaciones sexuales regulares sin protección. Puede causar gran angustia, estigma y dificultades económicas, y afectar al bienestar mental y psicosocial de las personas, según la OMS (Organización Mundial de la Salud). La invisibilidad y el desconocimiento no ayudan a sobrellevar el problema. "Entendía que pudiera tener problemas de fertilidad con 40 años pero no con 32. Pensaba que era la única persona a la que le pasaba porque no es un tema del que se hable", cuenta María.
“Pensaba que era a la única mujer a la que le pasaba“
La Sociedad Española de Fertilidad ha pedido "cambiar el abordaje de la infertilidad" para incluirla dentro de las políticas de salud pública en lugar de relegarla a un "problema propio de la esfera privada". Para la psicóloga sanitaria entrevistada por RTVE.es hay riesgo de que la pareja se aisle. "Paralelamente a la desconexión con la pareja suele ocurrir una desconexión social: a los familiares y amigos también les cuesta acompañar en el dolor de forma prolongada, tienden a minimizar diciendo: 'Ya saldrá', 'no te obsesiones', 'hay cosas peores'. Así que la sensación de aislamiento, soledad, tabú e incomprensión suele ir en aumento", explica Boto.
Las mujeres van más a terapia
La Sociedad Española de Fertilidad advierte de que "aún existe mucho desconocimiento y estigma". Lucía Boto reconoce que las mujeres van más a terapia que los hombres por el mismo problema. "Se vive con mucha tristeza por lo que no tienes o has perdido, con sensación de injusticia porque al resto no le ocurre, con miedo por la posibilidad de no lograrlo, con alerta porque tengo que estar lista para cualquier noticia y no puedo bajar la guardia ni con un beta positivo".
“Se vive con tristeza por lo que no tienes y con miedo por la posibilidad de no poder lograrlo“
Las parejas pasan por un tormento de punciones ováricas con folículos vacíos, betas negativas (cuando el análisis de sangre confirma que una mujer no está embarazada antes de que le venga la menstruación) y duelos gestacionales, lo cual conlleva un malestar psicológico que también se traduce en "ansiedad previa a las noticias, en preocupación económica porque cada vez que una prueba sale mal la inversión financiera para algunas personas resulta astronómica, con culpa ya que algo malo debo estar haciendo para no conseguirlo, con pérdida de identidad, pues es fácil desbordarse y dejar de ser una misma", dice Boto.
Elena contó con la terapia como asidero emocional. María coincide en que también pidió ayuda psicológica porque le afectaba "llevar más de un año intentando quedarme embarazada de manera natural sin lograrlo. Todas mis amigas que empezaron a intentarlo más tarde y se quedaban embarazadas". Nos habla de su soledad y su duelo a medida que el tiempo pasaba y no lo conseguía.
El duelo silencioso
La mayoría de las veces ellas sufren el duelo en silencio. "Se padece y se llora mucho en silencio. A veces me iba al baño de la oficina a llorar", confiesa María. "En mi caso no se lo iba contando a todo el mundo aunque por supuesto respeto lo que haga cada persona. A mí me producía mucho estrés tener que dar explicaciones a la gente. No creo que haya una fórmula mágica. Hay gente que le ayuda contarlo, hay gente que no lo necesita", cuenta Elena.
“Me iba a llorar al baño de la oficina “
María y Elena aseguran que el hecho de no poder tener hijos es una realidad que pasa desapercibida para su entorno que, muchas veces, desconoce su dolor. "Sin duda alguna, lo más duro es la incertidumbre, el no tener la certeza de si algún día vas a conseguir tener un embarazo y, además, a término. El mundo de la infertilidad es una carrera de fondo, donde tienes que ir superando muchas pruebas y obstáculos hasta llegar al ansiado positivo", cuenta Elena.
Así mismo, asegura que, tras verse obligada a interrumpir su embarazo por razones de inviabilidad de su nonato: "Lo peor ha sido encontrarme con profesionales del sector de la sanidad con cero empatía y poco tacto, así como con personas cercanas y familiares que no han sabido entenderme. Quiero pensar que está cambiando y que se están tomando medidas al respecto como dar cursos de duelos a los profesionales del sector, matronas, enfermeras".
"En el camino hay mucho desgaste, no solo económico, sino también físico y sobre todo mental. Aunque sin duda alguna, todo lo vivido merece la pena cuando se consigue y ese es el motor que a mí me empujaba a seguir luchando", añade. "En el trabajo no decía que me estaba intentando quedar embarazada. Me decían que no iba a poder si lo dejaba para más tarde pero yo ya estaba hormonada hasta arriba", dice María.
Estereotipos negativos sobre infertilidad
¿Qué frases tienen que escuchar las mujeres que se ven frustradas en su maternidad? A María le decían lo típico de que se le iba a pasar el arroz. " Todos me preguntaban cuándo iba a tener hijos". En su vida personal "con las personas más cercanas, me decían que me tenía que relajar, que no poder tener hijos se producía por el estrés, que cambiara de alimentación. El problema es que sales para olvidarte de tus pensamientos diarios y la gente sólo pregunta por cómo va el tratamiento", dice.
“Las personas más cercanas me decían que me tenía que relajar, en el trabajo me preguntaban: ¿cuándo vas a tener hijos?“
Elena confiesa que ha tenido que oír coletillas de todo tipo que la han culpabilizado. "De este calibre: 'Mujer legrada mujer embarazada', 'todas las cosas pasan por algo'. Las peores sin duda: 'No te quedas embarazada porque estás estresada' o 'cuando te dejes de obsesionar lo conseguirás'.
"La gente no lo hace con mala intención pero yo creo que, en estos casos, hay que ser prudente. Si no se sabe cómo actuar, lo mejor es hacer sentir a la persona que estás ahí, respetar sus tiempos y acompañarla cuando lo necesite", concluye.
“Oía: Mujer legrada, mujer embarazada o cuando dejes de obsesionarte lo conseguirás“
Para Boto, el estigma social sobre la mujer que no puede tener hijos todavía es una realidad. "Se pone en tela de juicio la edad de inicio, el tipo de autocuidado o estilo de vida que lleva, el estrés que no es capaz de gestionar durante el proceso, la incesante lucha por quedarse embarazada, la carga de trabajo que soporta, el descuido hacia su pareja, el grado de afectación hormonal y un largo etcétera que provocan culpa, vergüenza y, como consecuencia, encubrimiento de gran parte de información".
“Se cuestiona la edad de inicio, el estilo de vida, el estrés, la lucha incesante por el embarazo en la mujer “
"El estereotipo de 'mujer infértil' puede ser un desafío emocional y psicológico para muchas mujeres: '¿Qué pasa si lo que tendría que dar vida no da? ¿qué hay de malo en mí?' Puede ser vivido como una sensación de fallo o anormalidad", concluye.
Fragilidad, fortaleza de pareja
Pero ¿cómo influye sufrir estrés y presión, angustia y miedo en la relación de pareja? "Mi pareja me ha acompañado hasta el fin del mundo por los tratamientos. Nos ha hecho ser una pareja más fuerte", cuenta María. Aunque reconoce que en su historia "a mi marido no le hubiera importado no tener hijos sin embargo para mí era una prioridad".
“Mi pareja me ha acompañado hasta el fin del mundo por los tratamientos“
Según Boto, al principio se suele sufrir en pareja. Pero a medida que el proceso se alarga se padece más en silencio porque "se tienen que encajar malas noticias, tomar decisiones con desacuerdos, aumenta la carga hormonal, el desgaste, la falta de implicación en el proceso por alguna de las partes, la presión económica. Es fácil que la falta de entendimiento, la desconexión ocurran y aumenten los conflictos".
Elena recuerda que su marido y ella expresaban el dolor de forma diferente. "Yo más y él menos. Pero que muchas personas no lo exterioricen no significa que no sufran. Quizá uno coge el rol de fuerte para no hundir al otro. Es cierto que, en mi caso, sí pasó factura a la pareja, y no sólo a ésta sino también a amigos y familiares. Hay un punto en el que tu vida se paraliza y todo gira en torno al embarazo. Yo, por ejemplo, no quería ver a amigas que estaban embarazadas y además me sentía culpable por ello", explica.
"La mujer suele sentir más la presión social respecto a la decisión de maternidad y carga de la misma. La maternidad sigue considerándose una parte central de la identidad femenina. Además, las mujeres suelen tener más responsabilidad sobre las pruebas y tratamientos de fertilidad", puntualiza Boto.
“La mujer siente más presión social respecto a la decisión de la maternidad“
Aunque matiza: "eso no significa que el hombre no sufra. Puede ser una experiencia altamente desafiante para ambos y el hecho de que el hombre lo exprese menos hace que en muchas ocasiones lo pueda gestionar de peor manera. La virilidad y la identidad masculina están estrechamente vinculadas a la capacidad de procrear y la infertilidad puede ser vista como una amenaza a esta identidad".
No es culpa tuya
Para Boto la clave de recuperación del duelo por el hijo o hija no nacidos es quitarse la culpa de encima. A una mujer infértil, "le diría que por lo que está atravesando no es culpa suya. Es algo duro por lo que tiene que pasar pero no hay nada que haya hecho mal, que sea amable con ella misma y se aleje de aquellos comentarios que le hagan sentir culpa, presión o vergüenza".
“No hay nada que hayas hecho mal. Sé amable contigo misma“
"No me atrevería a decirle frases del tipo 'no te rindas, sigue luchando' ya que depende de muchos factores. Hay mujeres que tienen que parar, que deciden no seguir porque es lo mejor para ellas. Lo único que le aconsejaría es que busque la ayuda de profesionales, si lo necesitan, y se rodeen de personas que les hagan sentir bien. Más que aconsejar les diría: 'Estás haciendo lo que está en tu mano, lo que depende de ti y lo estás haciendo bien”, concluye Elena.
“Estás haciendo lo que depende de ti y lo estás haciendo bien“
María confiesa que no se atreve a dar ningún consejo por lo personal e íntimo que resulta cada proceso de infertilidad "Tienes que vivir esto para saberlo. Es como un proceso de duelo y cada una tiene el suyo.", resume.
Lucía Boto ha tratado a muchas pacientes infértiles. Para ella lo fundamental es "darse tiempo para explorar todas las opciones, conocerlas en profundidad y tomar una decisión propia. Ninguna es mejor o peor porque hay muchos factores que no dependen de tu control. Ten espacios para expresar tus emociones más profundas sin tener que atender a las necesidades de los demás".
“Ten espacios para expresar tus emociones sin verte obligada a atender las de los demás“
Sobre todo esta profesional recomienda pedir ayuda ya que "es un momento para priorizarse. Tu salud mental ahora es lo más importante. Considera la ayuda de un experto antes de llegar a tu límite".