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EH Bildu rompe su techo electoral y alcanza 27 diputados en el mejor resultado de su historia

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Otxandiano, ante los resultados de EH Bildu: "Estamos en una realidad política nueva"

EH Bildu ha logrado este domingo los mejores resultados de su historia, empatando por primera vez en escaños con el PNV en unas elecciones autonómicas, aunque por detrás en votos. Como pronosticaban los sondeos, la formación abertzale ha mejorado considerablemente su representación respecto a los últimos comicios, pasando de 21 a 27 escaños y creciendo en casi 100.000 votos, hasta los 341.144, o lo que es lo mismo, del 28% a casi un 32% de las papeletas.

Confirma así su continua senda ascendente, cita tras cita electoral, desde el fin de la violencia de ETA en 2011. En las últimas elecciones generales, en julio del año pasado, empató con el PNV en escaños -aunque consiguió uno más en Navarra- y se quedó a apenas 1.000 votos de superarle en el escrutinio. También logró otro hito en las municipales del 28 de mayo de 2023, ganando a los jeltzales en concejales y situándose como primera fuerza en 104 de los 251 municipios del País Vasco.

A pesar de los buenos resultados, es casi imposible que el candidato abertzale, Pello Otxandiano, sea nombrado lehendakari. El PNV puede reeditar su actual coalición con el PSE, intención declarada de ambos partidos, y los socialistas han insistido en campaña en que descartan un pacto con la formación que dirige Arnaldo Otegi. Aun así, en sus mítines, los abertzales han reiterado en varias ocasiones su "paciencia estratégica", una apuesta por un recorrido a largo plazo que, más allá de llegar a Ajuria Enea o no en estos comicios, les permita ser vistos como fuerza de gobierno. "Vamos despacio porque vamos muy lejos, esa paciencia nos está trayendo aquí", reivindicaba Otegi. O, de forma más metafórica, si hasta ahora Bildu es "sirimiri", confiaban en ser "lluvia" desde este domingo y avisaba: "Algún día llegaremos a ser mar".

Otxandiano: "El cambio es imparable, estamos en un nuevo ciclo político"

La satisfacción por lo logrado en esta jornada se ha hecho patente en la sede del partido en Bilbao. Allí, el candidato de la formación, Pello Otxandiano, ha celebrado unos resultados "espectaculares". "Pocas personas podrían haber imaginado hace cuatro años que hoy estaríamos aquí con estos resultados," ha señalado tras una de las noches electorales más reñidas que se recuerdan, y ha reivindicado que "el cambio ya está en marcha y es imparable, estamos en un nuevo ciclo político".  

"Hace cuatro años había una fuerza política hegemónica institucionalmente", ha recordado en referencia al PNV, con una "diferencia de diez escaños" respecto a Bildu, mientras que ahora "la distancia es de cero" y "hay una competición entre dos fuerzas". "Hoy la izquierda soberanista está en el centro del mapa político en un momento histórico de nuestro pueblo. Vamos por buen camino, vamos rápido, hemos dado un paso de gigante", ha defendido.

El candidato a lehendakari ha constatado que hay un "mandato popular" con la subida de su partido, y que con la suma con PNV da lugar al "parlamento más nacionalista de la historia". En consecuencia, "tenemos que dar un salto en nuestra soberanía", ha aseverado. También ha recordado que será una cámara mayoritariamente de izquierdas, y se ha comprometido a ser la voz de los "50.000 votos de la izquierda confederal" sin reflejo parlamentario, en referencia a los apoyos a Podemos y Sumar que se han quedado sin representación -Sumar ha conseguido un escaño por Álava, mientras que la formación morada ha desaparecido del Parlamento Vasco tras perder los seis escaños que tenía-.

Principal fuerza de la izquierda

La subida de EH Bildu ha sido especialmente llamativa en Álava, donde se han situado por primera vez como primera fuerza. En la provincia menos poblada de Euskadi, los abertzales han sorpassado a PNV, que ganó en 2020. También se han impuesto en Gipuzkoa, donde ganaron los jeltzales en 2020, aunque es el territorio con mayor apoyo histórico a la izquierda abertzale. Aquí, han crecido en dos escaños y superan en tres al PNV. Mientras, en Bizkaia, feudo histórico del Partido Nacionalista Vasco, Bildu ha recortado distancias: si en 2020 el PNV les doblaba en votos, ahora siguen primeros pero solo tres escaños por encima. De esta manera, el mapa vasco ha pasado de estar dominado en las tres provincias por la pasado del EH Bildu consigue ganar en Vitoria-Gasteiz, y roza el sorpasso en San Sebastián, mientras sigue lejos de la formación jeltzale en Bilbao.

El partido se erige así como principal fuerza de la izquierda en el País Vasco. Los seis escaños que gana respecto a los últimos comicios coinciden con los que ha perdido Elkarrekin Podemos, por cuyo electorado compiten ambos partidos. También ha salido reforzado el PSE-EE, con 12 escaños, dos más que en la última cita con las urnas, mientras que el PP ha ganado uno (de seis a siete) y Vox mantiene un diputado.

La hegemonía del PNV, indiscutible en 40 años de democracia en Euskadi, se mantiene, y como en todas las citas electorales desde la creación de la autonomía, se ha impuesto en votos, pero el partido ha perdido fuerza: ha pasado de 31 a 27 escaños y ve cómo la coalición abertzale se asienta como alternativa. Se percibe el cambio también en el mapa municipal, donde predomina el turquesa de Bildu respecto al verde oscuro jeltzale, que pervive sobre todo en Bilbao y su área metropolitana y parte de Bizkaia y de Álava. Otxandiano ha reivindicado que han ganado por primera vez en Eibar o Zumárraga, ambas en Gipuzkoa, y han mejorado sus resultados en un terreno tradicionalmente hostil para ellos como es la Margen Izquierda de la ría de Bilbao, con municipios importantes como Barakaldo, Sestao, Portugalete, o Santurtzi.

La cuestión nacional, en segundo plano

La paciente estrategia de EH Bildu, y que le ha permitido mejorar progresivamente sus resultados, se ha basado en centrar el discurso en temas sociales más allá del discurso identitario, históricamente fuerte en la izquierda abertzale, y ahora en un discreto segundo plano. En esta campaña se ha evidenciado cómo Otxandiano, Otegi y el resto de candidatos del partido daban protagonismo en sus discursos a Osakidetza, el sistema público de salud, o la vivienda, principales preocupaciones de los vascos, mientras que las reivindicaciones nacionales y la independencia vasca -con su apoyo en mínimos históricos- apenas se mencionaban. Precisamente al candidato a lehendakari, prácticamente desconocido por el gran público hasta esta campaña, se le reconoce como uno de los principales ideólogos del giro pragmático de la formación.

Esta estrategia se vio amenazada por la irrupción, en la recta final de la campaña, de ETA. En una entrevista, Otxandiano se negó a calificar a ETA como banda terrorista, señalando en cambio que fue un "grupo armado" que puede tener "diversas consideraciones". Tras la censura del resto de partidos y del Gobierno, pidió perdón por si había podido "herir la sensibilidad" de las víctimas, pero se mantuvo en su negativa a hablar de terrorismo a la hora de definir a esta organización. La formación abertzale acusó al resto de "embarrar" la campaña para no hablar de propuestas y de "importar la peor política de Madrid", y el asunto terminó diluyéndose, al no mencionarse prácticamente en el último debate de campaña, en EITB.