Conflicto Israel-Irán: diferentes narrativas para interpretar una guerra
- Por primera vez Irán e Israel se enfrentan directamente, una novedad de consecuencias peligrosas
- Israel e Irán han entrado en un ciclo de no dejar agresión del adversario sin respuesta
- Sigue en directo la guerra en Gaza
Israel e Irán llevan en guerra desde hace décadas, pero ha sido una guerra indirecta, una proxy war, a través de terceros, como lo fue la guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Irán no atacaba directamente Israel, lo hacían las milicias de Hizbulá asentadas en el Líbano o las de Hamás, en el gobierno de Gaza, o las milicias hutíes en Yemen. Israel ha atacado milicias pro-iraníes en Siria y asesinado científicos y militares iraníes fuera de Irán. En el caso de Hamás, el primer ministro , Benjamín Netanyahu, lo ha visto a la vez como un enemigo y un aliado, comparte con esta formación radical, que no reconoce al estado de Israel, la oposición a la opción de dos estados (Israel y Palestina) y es una garantía de división entre los palestinos, entre la posición moderada, pactista, de la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania y Hamás en Gaza.
Situación nueva: enfrentamiento directo
Todo ese juego de equilibrios varios y paradójicos, y guerras a través de terceros acabó este mes de abril. El 1 de abril aviones israelíes atacaron el consulado iraní en la embajada de Damasco (Siria), en tanto que legación diplomática es territorio iraní y Teherán así lo consideró, un ataque directo, en su suelo. "Una violación clara del derecho internacional. El ataque mató a trece personas, entre ellas altos mandos militares. (...) Atacar la embajada de otro país viola la Convención de Viena, que garantiza su inviolabilidad y protección." Así arranca la explicación del periódico iraní Teheran Times a la crisis actual entre Irán e Israel. Desde esa perspectiva el lanzamiento masivo de drones y misiles de Irán a Israel fue una respuesta lógica y -destacan los medios iraníes, altavoces del gobierno- se usó "armamento viejo y de relativa baja calidad. Se aseguró no impactar en infraestructuras o lugares civiles. Los líderes militares han explicado que no están buscando una guerra, que el ataque solo pretendía mandar un mensaje a Israel, aunque advirtieron de que Irán está dispuesto a responder de manera más firme y severa a cualquier nueva agresión del régimen sionista". Régimen sionista es como se refieren a menudo los medios iraníes a Israel.
Difícilmente en Israel podemos encontrar una explicación parecida de los hechos porque, oficialmente, Israel no se ha hecho responsable del ataque a la embajada iraní en Siria, aunque hay consenso en atribuírselo. Los medios israelíes se centran en el ataque o, teniendo en cuenta la secuencia de los hechos, el contraataque, iraní y algunos articulistas ponen el énfasis en cómo ese episodio ha vuelto a despertar la solidaridad con Israel de sus aliados y, también, de algún país árabe como es el caso de Jordania. En una columna del Jerusalem Post podemos leer: "Hace sólo unos días Israel parecía abandonado y criticado por casi todo los países.(...) No había muestras de simpatía con Israel y el conflicto se veía sólo a través del cristal de los necesitados gazatíes, y se nos acusaba de agravar su sufrimiento. Una imagen distorsionada en la que Israel era el opresor y la población civil de Gaza -probadamente mezclada con miembros de Hamás- unas víctimas desamparadas." Según esta columnista, la comunidad internacional tuvo una revelación la madrugada del domingo 14 de abril cuando Irán lanzó, entre misiles y drones, más de trescientos proyectiles sobre Israel, y la revelación sería: "Que un universo sin Israel sería mucho más temible, que nadie quiere. Aunque no lo digan, todo el mundo sabe que el mundo está inmerso en un conflicto entre el bien y el mal, entre pueblos civilizados y monstruos depravados, (...) y les cuesta admitir que Israel es su cortafuegos haciéndoles el trabajo sucio".
Si en Israel hacen la lectura de haber recuperado la solidaridad con quien ha sido atacado, en Irán encontramos también una lectura que les beneficia, según la cual los países árabes empiezan a ver Irán con otros ojos. El recelo árabe por el creciente poder persa en la región les había llevado a alianzas o, al menos, acercamientos a Israel, pero según una articulista del Teheran Times, "la población de los países árabes ha celebrado la operación, algunos ciudadanos incluso salieron a la calle para festejar el hecho de que por primera vez en medio año los palestinos en Gaza podían ver aliviados cómo los proyectiles no iban para ellos. El fuerte sentimiento anti israelí en el mundo árabe y la reciente popularidad de Irán podría llevar a los gobiernos árabes a abandonar el acercamiento a Israel que se inició con los acuerdos Abraham en 2020.", el artículo cita a un experto en Asia Occidental, "los Estados Unidos han intentado persuadir a los países de la región de que un acuerdo con Israel les podría garantizar seguridad, algo que puede acabar una vez que se han visto las verdaderas capacidades de Israel. Los dirigentes árabes ya no se verán obligados a establecer lazos con Israel para protegerse".
El trauma del 7 de octubre
No debe olvidarse ni subestimarse el efecto que ha tenido en la población israelí la matanza de Hamás perpetrada el 7 de octubre. También esta semana el periódico israelí Haaretz, progresista, ha publicado una detallada reconstrucción de los hechos y resulta evidente entender el trauma que ha supuesto para la sociedad israelí. La mayor matanza de la historia del Estado de Israel, el peor pogromo desde el Holocausto. Afirmaciones cortas con una trascendencia profunda. Como lo es la introducción a esa reconstrucción de Haaretz: "Fallaron todos los sistemas operativos y de inteligencia de Israel. Todas sus concepciones políticas resultaron falsas. En 24 horas los israelíes perdieron la fe en que su estado los podía proteger."
Un juego peligroso
"Desde el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre y, luego, el bombardeo israelí de Gaza ha habido una escalada de errores de cálculo, aumentado el miedo a un ciclo de represalias que podrían convertirse en una guerra total". Esta frase del New York Times resume la situación en que nos encontramos inmersos. El periódico estadounidense informó el miércoles de que Israel no imaginó las consecuencias de su ataque a la embajada iraní, y no avisó a los Estados Unidos hasta momentos antes de atacar. Las relaciones entre Israel y los Estados Unidos parecen no ser lo que eran. Benjamín Netanyahu, presidiendo un gobierno variopinto con ministros radicales, hace caso omiso a las peticiones de contención que verbalmente le manda Washington. Y en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden siente la presión, más cuando aspira a la reelección en noviembre, de una sociología que ha cambiado. Su electorado, el demócrata, ya no es inquebrantablemente pro-israelí, el ala más progresista, los jóvenes y los ciudadanos musulmanes en estados que pueden ser decisivos no respaldan el apoyo económico, militar y diplomático a Israel. El presidente Biden se ve atrapado entre la espada de esas críticas y la pared de mantener el apoyo de los Estados Unidos al estado judío, un apoyo determinante.
Según han publicado varios medios, tras la ofensiva iraní el presidente Biden pidió a Netanyahu que "se quedara con la victoria" y no respondiera con otro ataque a Irán. La victoria era que Israel, con la ayuda de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Jordania, interceptó la lluvia de proyectiles iraníes y no hubo daños materiales ni humanos. De quedarse ahí la cosa, Irán, como hemos visto, también había salvado la cara al responder al ataque contra su embajada.
Pero no ha sido así. Israel ha respondido este viernes mandando drones contra Isfahán, el centro de la tecnología nuclear iraní. Al igual que en el caso iraní no ha habido daños que se sepa, pero el mensaje es claro, Israel puede alcanzar las instalaciones nucleares iraníes.
Irán y Estados Unidos no tienen relaciones diplomáticas desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, pero eso no significa que no tengan canales de comunicación. En esta ocasión, intercambian mensajes a través de diplomáticos de Suiza, Turquía y Omán, y hay pruebas de lo activos que están siendo estas últimas semanas.
¿Qué dicen los analistas? Copio del estadounidense centro Carnegie: "A todos interesa la desescalada, a pesar de que algunos líderes no lo vean así. Más ataques iraníes no destruirán Israel, ni mejorarán el trato a los palestinos, ni detendrán los ataques a jefes de la Guardia Revolucionaria iraní. Igualmente, más ofensivas israelíes no mejorarán la situación atroz de los derechos humanos en Irán, ni favorecerán el abandono a Hizbulá, Hamás u otros enemigos de Israel. En algún momento será necesaria una desescalada mutua, mejor pronto que tarde."
El británico Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS): "La creencia de que la demostración de una fuerza desproporcionada es la única manera de disuadir, como creen los halcones en Jerusalén y en Teherán, corre el riesgo de llevar a un ciclo sin fin de violencia. Hay una fina línea entre ser robusto y provocar que al adversario no le quede espacio para desescalar y salvar la cara."
El pasado nos brinda ejemplos de que muchas guerras han empezado sin querer.