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Entrevista en TVE

General Gómez Lera (Líbano): "Somos la línea azul que puede marcar la diferencia entre la paz y un conflicto abierto"

  • Pablo Gómez Lera comanda al contingente español en uno de los sectores de la misión de la ONU para el sur del Líbano
  • Más de 600 militares patrullan y vigilan la tierra que separa a Líbano de Israel

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Entrevista al General Gómez Lera en Líbano

El general Pablo Gómez Lera comanda al contingente español en uno de los sectores de la misión de la ONU para el sur del Líbano (UNIFIL). Son más de 600 militares que patrullan y vigilan la tierra que separa a Líbano de Israel, donde los ataques entre la milicia chií de Hizbulá y el ejército de Israel son constantes. Lleva cinco meses en una región marcada por la incertidumbre y el riesgo creciente de escalada.

P: ¿Cuál es la situación actual?

R: La situación ha variado mucho desde el 8 de octubre. Es una variación prácticamente a diario. No hay dos días iguales. Ha cambiado en intensidad, en las ubicaciones donde se producen los incidentes, en la dinámica entre las partes, ha variado absolutamente todo. En este ambiente, lo único que vemos como más cierto es la incertidumbre, la imprevisibilidad y cierto modelo de acción-reacción-contrarreacción que se va produciendo entre las partes. Esto, como digo, lo hace muy imprevisible.

P: ¿Se están respetando las resoluciones de la ONU?

R: De hecho, no se está respetando nuestra Resolución de referencia, la 1701, y luego las sucesivas que salen cada año, en el mes de agosto, renovando el mandato. Uno de los principios que consagra es el cese de las hostilidades, y además con una vocación permanente. En el último informe del secretario general al Consejo de Seguridad sobre la situación en el Líbano, en el mes de febrero, él mismo dijo que se habían producido 9.000 trayectorias, o sea, 9.000 proyectiles de un lado y del otro de la Blue Line. Si hacemos una extrapolación a dos meses más tarde, estamos hablando de 12.000 o 13.000 trayectorias. Estas rupturas en el cese de las hostilidades son la violación más flagrante de la Resolución 1701.

P: ¿Aun así pueden ustedes seguir haciendo su trabajo?

R: Sin duda. Seguimos aquí, seguimos haciendo un montón de cosas. En el ámbito de UNIFIL, por ejemplo, al mes se vienen haciendo 14.000 actividades operativas. Son 250 actividades diarias, de día y de noche: patrullas, patrullas contra lanzamiento de cohetes, observatorios permanentes y temporales, checkpoints... Nuestra gente está constantemente ahí fuera, 24 horas al día, siete días a la semana. Nuestro foco está puesto en la Blue Line, en las patrullas contra cohetes, en la asistencia a las Fuerzas Armadas libanesas, que es otra de las misiones que nos encomienda la Resolución de las Naciones Unidas, y siempre estamos pendientes de la protección de civiles en caso de que haya riesgo para su integridad física. Estamos ahí fuera y haciendo muchas actividades.

P: ¿Se ha producido algún incidente que haya afectado especialmente a sus tropas?

R: UNIFIL no es objetivo de ninguna de las partes, lo que no quita que nos afecten los llamados daños colaterales. Afortunadamente, hasta el momento, y desde el 8 de octubre, han sido fundamentalmente materiales. Sólo en dos ocasiones ha habido heridos leves: un soldado de Ghana, en el otro sector; y uno nepalí, en el nuestro, a mediados de noviembre. Son daños colaterales que se han producido por la cercanía de las explosiones o las acciones de una u otra parte.

P: ¿Han tenido que tomar medidas especiales de seguridad?

R: Esa es una de nuestras líneas de acción principal, la protección de la fuerza. Es una preocupación no sólo de la cadena de mando de Naciones Unidas, de UNIFIL, del teniente general Lázaro, el general español que manda la misión, sino también de la cadena de mando nacional, desde el Ministerio de Defensa, pasando por el Estado Mayor de la Defensa, el Mando de Operaciones del Ejército de Tierra, y nosotros mismos. Es cierto que, a veces, la seguridad es incómoda, porque lleva a la suspensión o la cancelación de actividades.

Pero no llega ni al 7% de las actividades que venimos desarrollando normalmente. Ahora nos movemos en tres niveles de protección. El 1, con el que continuamos con las actividades normales; el 2, en el cual recuperamos a todos los soldados y patrullas dentro de las posiciones, equipados con todos los elementos de protección; y en el nivel 3, cuando ya tomamos refugio y entramos en los búnkeres. Hay un constante esfuerzo por mejorar las medidas operativas. A lo largo de la Blue Line no se desciende de los vehículos, que son vehículos resistentes a minas. Fuera de la Blue Line estamos utilizando vehículos blindados, siempre poniendo por delante la seguridad de nuestra gente, y no sólo me refiero al contingente español, sino de todos los cascos azules que tengo a mis órdenes aquí en todo el sector.

P: ¿Cómo valora usted que se pueda producir una escalada que lleve a una guerra abierta en el Líbano o la región?

R: El otro día, el teniente general Lázaro decía que esta espiral de ataques y contraataques entre las partes y esta escalada, tanto en el ámbito como en la intensidad de los ataques, está incrementando enormemente las posibilidades de un error de cálculo, que se crucen líneas rojas y que no se pueda retornar de ellas, y que nos pongan en un escenario que quiere evitar todo el mundo. Hay muchas iniciativas diplomáticas, pero, por el momento, no ha fructificado ninguna. Aquí es muy difícil hacer lecturas sobre cómo puede evolucionar la situación. Hay días tranquilos y muy intensos. Las partes tienen su dinámica bilateral, sus propias dinámicas internas, regionales, de terceros y cuartos países… es muy difícil en Líbano y en Oriente Medio hacer lecturas entre líneas.

P: ¿Diría que lo que resume la situación es la incertidumbre?

R: Es una incertidumbre total. Lo hemos ido viendo con las treguas. Al principio, hubo un rayo de esperanza, a finales de noviembre hasta el 1 de diciembre, parecía que para final de año. Luego se movió la línea hacia mediados de febrero, después el principio del Ramadán, el final del Ramadán… pero no acaba de fructificar ninguna de ellas. Entre medias, aumentan en intensidad, escala y ámbito esos ataques y contraataques entre las partes. Pero nosotros seguimos aquí.

Nosotros somos la delgada línea azul que puede marcar la diferencia entre la paz y un conflicto abierto. Y cuando digo nosotros me refiero no solamente al contingente español del que también forman parte soldados serbios, salvadoreños, argentinos y brasileños, sino también los hombres y mujeres de India, Nepal e Indonesia que tengo a mis órdenes en el sector. Son admirables. Están en posiciones muy complicadas. Nuestra presencia aquí no es más que una muestra palpable del compromiso de España y sus Fuerzas Armadas con la paz y la seguridad internacional y con el cumplimiento de las resoluciones de la ONU. Lo único, mandar un mensaje de tranquilidad a nuestras familias. Estamos bien. Adoptamos todas las medidas de protección aconsejables en cada situación para proteger a todos nuestros soldados, y trabajando mucho, y añadiendo trabajo con los preparativos para, si todo va bien, el mes que viene, volver a casa.