Luis Mateo Díez, Premio Cervantes: "Vivo entregado a mis personajes, son ellos quienes me salvan a mí"
- El escritor ha recibido el galardón en un acto presidido por los reyes en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares
- Especial Premio Cervantes
Luis Mateo Díez se describe como un “octogenario que mantiene el tipo” y como tal ha recibido el Premio Cervantes 2023, en un discurso en el que ha defendido una vez más el triunfo de la fantasía sobre el realismo y en el que ha glosado la genealogía cervantina de los antihéroes que pueblan su literatura durante la tradicional ceremonia en la Universidad de Alcalá de Henares, presidida por los reyes y a la que ha acudido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Avanzaba el escritor leonés que su discurso sería “una reflexión un poco sobre mí poética, de dónde vivo como escritor, dónde me veo”. Y, de este modo, ha rememorado el inicio de su vocación literaria. “He tenido la suerte de haber sido dueño de una infancia que, aunque suene un poco exagerado, encaminó mi destino de escritor”, ha señalado antes de citar a Cesare Pavese: La infancia es el tiempo mítico del hombre". Esas “experiencias indelebles” de los primeros asombros, dice Mateo Díez, fueron posibles porque “la suerte de los afectos se sobreponía de la desgracia de tantas desdichas”.
Pero el escritor se ha referido sobre todo a los filandones, la tradición oral de las reuniones que tras la cena se realizaban en la provincia de León en las que se contaban historias y cuentos al calor de las brasas que formaron parte de su infancia.
“Escuchar lo que la voz cuenta, el relato de lo ancestral y folklórico, lo que con el tiempo ordenaría en su justa media leyendo La rama dorada de Frazer y en la dimensión en la que, entre otras cosas, lo anónimo cede a la escritura el autor de la creación propiamente literaria”.
Don Quijote, el antihéroe del que surgieron sus personajes
Como es habitual en los ganadores del premio, Mateo Díez se ha detenido en El Quijote, del que recuerda su primera lectura “cuando el invierno del valle nos robaba el recreo”. No era Don Quijote “un héroe como los de los tebeos”, sino “más bien de un antihéroe se trataba”, una idea que empezó a aflorar en los primeros personajes de sus primeros escritos.
“Configurar el héroe, derivar de él la identidad de unos personajes que asumen una heroicidad de extravío, derrota y lucha, me resulta sin duda uno de los elementos sustanciales de mi poética de narrador”, ha leído.
“Contar la vida”, dice Mateo Díez, ha sido su ambición, pero guiado siempre por la máxima de Borges que dice que “la irrealidad es la auténtica condición del arte”. Un esfuerzo artístico que no conecta con ningún tipo de autoficción. “Debiera reconocer una precaria incapacidad para escribir lo que me pasa, nada me interesa menos que yo mismo”.
¿Y dónde se encuentra ahora mismo el escritor? "Me encuentro es en algún punto de una obra que, por prolífica, puede iluminar lo que con la reiteración enriquece el mundo que la contiene, si ese mundo gana en complejidad, que así lo espero, sin que la reiteración en ningún caso suponga repetición".
Finalmente, ha vuelto a enlazar el recuerdo invernal de El Quijote, con sus personajes. "Mis personajes no tienen tanta nobleza, pero son conscientes de alguna ejemplaridad heroica, ya que sus aventuras se consuman al doblar las esquinas donde aguarda el destino y la consecuencia de alguna perdición o la expectativa de un sueño que pudiera salvarlos. A ellos vivo entregado, ya que son ellos quienes me salvan a mí".