Fútbol femenino en España, de clandestinas a campeonas: "¡Cómo se le ocurre organizar un partido de mujeres!"
- Insultadas, mal pagadas e ignoradas, esta ha sido la realidad del fútbol femenino durante años en España
- Imágenes inéditas del archivo TVE muestran su evolución desde los años 70 hasta el Mundial de 2023
Ocho de diciembre de 1970, el Campo Boetticher de Villaverde en Madrid, 8.000 personas abarrotan el estadio en un lleno histórico. Los que están fuera derriban las puertas de acceso. Empieza el partido. En el terreno de juego mujeres que juegan al fútbol, algo nunca visto.
El entrenador y organizador del encuentro, Rafael Muga acabó en el cuartel de la Guardia Civil. Allí el comandante no daba crédito a lo ocurrido y sentenció. “¡Pero, cómo se le ocurre a usted organizar un partido de mujeres!” Una provocación para las autoridades de la época. Empieza la primera gran revolución de las mujeres en el fútbol.
Supo ver el potencial de las mujeres
Rafael Muga siempre confió y apostó por ellas. Ha dedicado toda su vida a impulsar el fútbol de mujeres buscando jugadoras, entrenándolas, persiguiendo patrocinadores, creando la primera revista de fútbol femenino, organizando torneos… Adelantado a su tiempo, hizo los primeros contratos a las jugadoras, estableció las primas y organizó los primeros partidos de la Selección Española de Fútbol no reconocida por la Federación.
Poniendo piedras en el camino estaba el Consejo Nacional, la Sección Femenina y la propia Federación de Fútbol. “Que un presidente de la Federación, José Luis Pérez-Payá afirmase que cualquier traje regional le sentaría mejor a una señorita que la equipación de fútbol, explica cómo era el machismo de la época”. Así lo recuerda Rafael Muga para quien la Federación fue, más que un impulso, un lastre . “Hubo una travesía del desierto, insiste, la FIFA en 1971 aconsejó a las Federaciones que pusieran en marcha el fútbol de mujeres. En España tardamos 10 años”.
Cuando los insultos eran la tónica
“Marichulo, vete a fregar, vaya culo” eran un clásico en muchos de los partidos en los que jugaba María Ángeles Quilla. De eso han pasado 50 años aunque hay sensaciones que todavía tiene grabadas. “Éramos niñas de 13 y 14 años, y oír esos insultos de personas que podían ser tus padres, pues te hacia más daño todavía”.
Ella, junto con Isabel Fuentes y Ángela Martín formó parte del equipo de las pioneras. Se convirtieron en jugadoras de la Primera Selección Española de Fútbol eso sí, no reconocida, por eso las llamaban 'las clandestinas' aunque ellas, según nos cuentan, se han sentido siempre legítimas representantes de la Selección.
“Cuando mi madre me vio llegar a Barajas me preguntó si venía de jugar un partido o de la guerra“
Lo dieron todo por el fútbol incluso llegaron a pasar hambre, como recuerda Isabel Fuentes. Ocurrió cuando la Primera Selección no oficial viajó a Turín para disputar un torneo. “La comida era muy deficiente. Yo perdí en una semana cuatro kilos, cuando mi madre me vio llegar a Barajas me preguntó si venía de jugar un partido o de la guerra”.
Llegó la primera Selección Oficial
En 1980 la Federación reconoce por fin el fútbol de mujeres. Al frente, seleccionadores poco interesados en conseguir una evolución, entre ellos destaca Nacho Quereda. Nos lo explica Mar Prieto, jugadora de la Selección durante 14 años: “En los entrenamientos faltaba mucho por hacer, era siempre lo mismo, no jugábamos amistosos“.
Mar, incluso va más allá y explica una sensación que han compartido muchas jugadoras . “Si la Federación hubiera apoyado el fútbol femenino, nos dice, llevaríamos Eurocopas ganadas, Mundiales ganados, porque el talento estaba, solo nos fallaba el físico”. A esto se suma el trato insultante del seleccionador hacia las jugadoras. Nacho Quereda era una persona déspota, recuerda Mar. Pidieron su cese por primera vez en 1996. Eran “cosas de las niñas” según dijo la Federación.
Segunda revuelta y caída de Quereda
Natalia Pablos y Vero Boquete encabezaron el segundo intento para desbancar a quien estuvo 22 años como seleccionador, Nacho Quereda. Ellas dieron la cara ante los medios.
En un nuevo escrito pedían gente profesional a su lado, fue tras el Mundial de 2015. Acabó con la dimisión de Nacho Quereda, cargo que asumió Jorge Vilda.
Vero Boquete recuerda lo que les dijo uno directivos de la Federación “¿Cómo nos podéis hacer esto a nosotros que estamos perdiendo tiempo de estar con nuestras familias para que vosotras paséis un buen rato?”. Ese era el concepto, recuerda Boquete, no te veían como una futbolista. Una lucha que tuvo consecuencias tal y como recuerda Natalia Pablos que dejó de ser convocada para jugar con la Selección: “Decisiones deportivas habría, seguro que sí, decisiones personales con represalias, seguro que también”.
Y la historia se repite en 2023
Vero Boquete desde Italia, donde actualmente está su club, La Fiorentina, analiza una historia que entra en bucle. "¿Cómo es posible, se pregunta, que ocho o nueve años después estemos peleando por lo mismo?". Analiza así el plante de las 15 jugadoras españolas previo al Mundial de 2023 donde echó en falta más claridad aunque matiza: “Creo que en este proceso había miedo del pasado, en el pasado cuando decías las cosas, te cortaban la cabeza”.
Los cambios producidos en la Federación con la dimisión de Luis Rubiales y Jorge Vilda, entre otros, eran a su juicio necesarios: " Se han dado cambios que eran sí o sí necesarios, suficientes seguramente no. El paso de Jorge Vilda a Montse Tomé no es justo ni profesional" sentencia Boquete.
Jugando la histórica final del Mundial estuvo Ivana Andrés. Reconoce que vivir ese momento fue un privilegio y fue posible, dice, gracias al esfuerzo de muchas otras mujeres futbolistas.
Vero Boquete todavía hoy se emociona cuando recuerda el día en que España se convirtió en campeona del Mundo. Ella fue una de las comentaristas en la retransmisión que hizo RTVE: “Lo sientes como parte tuya, hay mucha gente que ha trabajado para que esto se dé". Para Mar Prieto, "fue un sueño hecho realidad de todo el fútbol femenino". "Una victoria gracias a las luchas de cada generación", dice Natalia Pablos. Una copa, símbolo de la lucha de todas esas mujeres que, durante décadas, apostaron por el fútbol de ellas.