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Quemas prescritas, una herramienta de gestión forestal para prevenir incendios

  • El objetivo es eliminar combustible de zonas de alto riesgo
  • Previamente se realiza un estudio del suelo

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Bomberos forestales realizan quemas prescritas en Guadalajara
Bomberos forestales realizan quemas prescritas en Guadalajara

El peligro de incendios forestales se dispara ante una campaña que hasta ahora discurre con trabajos preventivos para evitar los devastadores incendios del verano.

Para centrar más esfuerzos en la prevención efectiva, desde el 2011 se realizan en la provincia de Guadalajara: quemas prescritas. Son una herramienta de gestión forestal que consiste en usar el fuego de manera controlada con parámetros ambientales específicos y en un espacio concreto, con los que se realiza una “limpieza de ramas muertas, hojarasca y pequeños arbustos, responsables de que un incendio se propague con mayor rapidez”, explica Daniel García Marco, jefe de quema al frente de la última actuación que ha acometido el Servicio de Prevención de Incendios Forestales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en colaboración con bomberos forestales del Geacam.

Riesgo medio-bajo

Las quemas prescritas se llevan a cabo, en su mayoría, entre los meses de octubre a mayo cuando el riesgo es medio-bajo y se actúa principalmente sobre lugares de alto riesgo. La finalidad es eliminar el combustible de zonas continuas que permitan, en caso de incendio trabajar a los efectivos con más seguridad.

Se realiza una limpieza de ramas muertas, hojarasca y pequeños arbustos, responsables de que un incendio se propague con mayor rapidez

Para decidir en qué zonas se actúa, se realiza un estudio previo respetando las necesidades del suelo para no dañarlo y teniendo en cuenta distintas variables, utilizando así, lo que se denomina ‘ventana de prescripción’. Esta ventana mide valores máximos y mínimos de temperatura, viento, humedad del ambiente y del propio combustible. Deben hallarse dentro de unos límites para poder realizar de manera segura la quema prescrita cumpliendo con los objetivos marcados, aunque a veces según Jorge Zapatera, jefe de quema, en el mismo día de la intervención pueden surgir variables como la dirección del viento que limita la forma de realizar el tratamiento.

En cualquier caso, detalla Jorge Zapatera, se trata de fuegos de ‘baja intensidad’, en los que se puede ver cómo se comportan según las características orográficas, de vegetación y cómo actuar en consecuencia.

De igual modo, se utilizan previamente programas informáticos con todos los valores que permiten hacer una simulación del fuego el día de la quema. Igualmente, antes de comenzar, se realiza un test de quema para ver tanto el comportamiento del fuego como su dirección de propagación.

Antorchas de goteo

La herramienta básica para la quema prescrita es la ‘antorcha de goteo’. Se trata de un depósito de cinco litros de combustible cargado de dos tercios de gasoil y uno de gasolina, el cual va dibujando líneas de fuego por el bombero quemador.

A través de emisoras se comunican los efectivos y la persona al frente de cada equipo durante las quemas. El jefe de quema da las instrucciones al jefe de ignición para ejecutarlas, y éstos marcan las pautas a los bomberos quemadores para realizar las líneas de fuego o fajas bien de manera lineal o por puntos, detalla el jefe de ignición Antonio Cifuentes.

Otro de los ejercicios que se realizan durante estas quemas prescritas es el control del humo, ya que, aunque se genere menos que en un incendio de mayor alcance, se trabaja para evitar que llegue a poblaciones y carreteras.

Equipo de extinción

Al igual que cada efectivo de la quema, va dotado con un equipo de protección individual (EPI), casco, guantes, gafas y botas, fuera del perímetro de quema hay una patrulla dando soporte, preparada y dotada con un equipo de extinción, bomba a presión y un depósito de 500 litros de agua, en caso de emergencia.

Anualmente, explican los técnicos se realizan unas treinta quemas prescritas en la provincia de Guadalajara. En 2023, se actuó en una superficie total de 85 hectáreas y en lo que va de año, se han quemado 50, por lo que se espera superar el territorio consiguiendo que el tratamiento sea más estandarizado.