¿Qué es la fiebre hemorrágica Crimea-Congo?
- En España, han fallecido cinco personas por esta enfermedad
- La fase de incubación es de uno a tres días
Con la muerte de un hombre de avanzada edad en Salamanca por la fiebre de Crimea-Congo, ya son cinco los fallecidos en España por esta enfermedad. El país detectó por primera vez casos humanos en 2016, tras hallarlo en garrapatas capturadas sobre animales por primera vez en 2010.
La llegada del buen tiempo anima a salir al campo con los animales. Por ello, es necesario, extremar las medidas para prevenir la picadura de estos parásitos.
¿Qué es la fiebre Crimea-Congo?
Se trata de una fiebre hemorrágica viral perteneciente a un grupo de enfermedades que pueden llegar a ser mortales. Están causadas por virus pertenecientes a diferentes familias como arenavirus, filovirus, bunyavirus, togavirus y flavivirus.
Concretamente, la fiebre Crimea-Congo se transmite, principalmente, por la picadura de la garrapata del género Hyalomma. No obstante, se puede contagiar a partir de un caso por un contacto con sangre o fluidos del enfermo de forma asimilable a la transmisión de otras enfermedades más comunes como la hepatitis B. Principalmente, estos parásitos están presentes en aves migratorias, zorros, jabalíes o perros.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad endémica se encuentra en regiones de África, los Balcanes, Oriente Medio y Asia.
¿Cuáles son los principales síntomas?
Los síntomas aparecen de repente. Se manifiestan en forma de fiebre, dolor muscular, mareo, dolor y rigidez de cuello, lumbago, cefalea, irritación de los ojos y fotofobia (molestia ocular que se produce ante una iluminación excesiva). Además, al principio, pueden existir náuseas, vómitos, diarreas, dolor abdominal y de garganta. A esto lo siguen cambios bruscos de humor y confusión.
Al cabo de dos o cuatro días, la agitación puede dar paso a somnolencia, depresión y debilidad. También aparece dolor abdominal en el cuadrante superior derecho con hepatomegalia (agrandamiento del hígado) detectable. Otros signos clínicos que pueden manifestarse son: taquicardias; adenopatías (inflación de los ganglios linfáticos); y erupción por hemorragia cutánea en mucosas internas (boca, garganta y piel).
Habitualmente, existen signos de hepatitis. Los pacientes, muy graves, sufren un rápido deterioro renal o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad. En los casos de no haber recuperación, la muerte sobreviene durante la segunda semana y, quienes la superan, la mejoría comienza al noveno o décimo día.
Tras el contagio, ¿cuánto tarda en manifestarse la fiebre?
A continuación de la picadura sufrida por la garrapata, la fase de incubación es de uno a tres días, siendo el máximo nueve. En el contacto con sangre o tejidos infectados, el periodo de incubación es mayor, de cinco a seis días, con un máximo documentado de trece.
¿Cómo hay que proceder si tenemos una garrapata?
En el caso de tener dudas o dificultades, se debe acudir a un centro de salud para su extracción. Sin embargo, si el parásito está localizado, la forma más eficaz es “extraerla con pinzas”. “No hay que utilizar otras técnicas como calor, aceite…”, así lo ha explicado el médico internista, Antonio Ramos Martínez, miembro del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina Interna, en El gallo que no cesa, en Radio Nacional.
¿Qué cuidados hay que tener?
En las salidas al campo, la ropa y el calzado adecuado son las medidas que las autoridades sanitarias aconsejan para prevenir las picaduras de garrapatas. “Es conveniente llevar manga larga, pantalón largo e introducir este dentro de una bota alta, adecuada para el ambiente”, ha expresado el médico internista, Antonio Ramos Martínez.
Los expertos también recomienda transitar por caminos trazados y utilizar repelentes tanto para las personas como para los animales de compañía.
¿Cómo ha llegado este virus a España?
En una investigación realizada por el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), España detectó por primeros casos humanos de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en 2016. Seis años antes, por primera vez, ya se habían observado en garrapatas capturadas sobre animales.