Opa hostil del BBVA al Sabadell: cómo afectan las concentraciones bancarias a empleados y clientes
- Es un fenómeno que ha ido creciendo en España en los últimos 15 años y el movimiento de la entidad vasca podría acentuarlo
- El Gobierno rechaza la operación y dice que puede tener efectos negativos en el empleo y los servicios de los usuarios
Menos bancos, pero de mayor tamaño. Esta es la premisa que rige la concentración bancaria, un fenómeno en que se ha intensificado en España en los últimos 15 años y que ha dado lugar a que sean pocas entidades las que abarquen un gran peso de los depósitos y servicios financieros del país.
Esto tiene efectos a nivel macroeconómico, pero también puede repercutir en el número de oficinas de las entidades implicadas en el proceso, sus trabajadores y la calidad de los servicios ofrecidos al cliente, sobre todo en las zonas rurales. Ahora, con la opa hostil lanzada por el BBVA para absorber el Banco Sabadell, este debate vuelve a la mesa.
¿Qué es la concentración bancaria?
Se trata de un proceso en el que se reduce el número de entidades bancarias que operan en el mercado mediante fusiones, absorciones y adquisiciones realizadas entre ellas. Todo ello deriva en un sector bancario con menos bancos, pero de mayor tamaño.
Esta concentración se ha ido intensificando en Europa desde la crisis financiera de 2008 por varios motivos, entre ellos un exceso de oferta, las absorciones de entidades menos viables por otras con mayor músculo financiero y la transformación de servicios bancarios en un entorno más multicanal, como indican los expertos de Funcas. Estos, además, inciden en que en los últimos años "España ha sido uno de los países en los que la reestructuración bancaria ha sido más intensa".
De hecho, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha señalado que España, en los últimos 15 años, ha pasado de estar "claramente" por debajo en comparación con otros países a superar la media de otros estados grandes, excepto Holanda.
Un ejemplo llamativo reciente ha sido la fusión de Bankia por parte de CaixaBank en 2021. Si la opa hostil del BBVA sale adelante, la concentración bancaria se acentuaría todavía más y el mercado financiero español pasaría a estar bajo el control de tres grandes bancos: la nueva entidad que pueda surgir del proceso, el Banco Santander y CaixaBank.
"Hoy por hoy, sin la fusión del BBVA, ya estamos por encima de la media europea, la concentración ya es un tema que preocupa", explica a La hora de la 1 Rodrigo Orihuela, periodista de Bloomberg. Además, matiza que si la opa hostil sale adelante, la concentración sería aún mayor en Cataluña —donde el BBVA ya tiene elevada presencia—, y habría dos grandes bancos enfrentados: el Sabadell, integrado en la nueva entidad, y CaixaBank.
Posibles recortes de plantilla
Al margen del entorno puramente financiero, una de las primeras consecuencias de la concentración bancaria es el recorte de plantillas. En el caso actual de la opa hostil del BBVA para adquirir el Sabadell, hay cierta incertidumbre sobre cuáles serían los efectos para los trabajadores de ambas entidades, sobre todo los del banco catalán, que en este caso es el adquirido.
"Ahora mismo es muy difícil cuantificar los empleos que están en juego", explica en RNE Javier de Dios, responsable de Política Sectorial del Sector Financiero de CC.OO. que incide en que el anuncio de esta operación ya ha generado incertidumbre per se y el foco debe ponerse en garantizar el empleo. "No obstante, si se produjeran salidas, deberían ser de trabajadores de mayor edad, con el fin de dar un relevo generacional" y en condiciones voluntarias y ventajosas económicamente, explica.
En este escenario, los sindicatos no descartan que vaya a haber despidos y hacen hincapié en que vigilarán que no se tomen medidas que perjudiquen a los empleados. "Estamos preocupados por ese posible ajuste de plantilla, que conllevaría ERE y destrucción de empleo, y también nos preocupa el bienestar de los trabajadores actuales", explica en La hora de la 1 Laura García, de UGT del Banco Sabadell.
Asimismo, señala una "mayor ansiedad" del personal debido a esta incertidumbre y una creciente presión comercial. García asegura que están en contacto con UGT de BBVA y recuerda que tienen el convenio colectivo vencido desde 2023 y que todavía no han llegado a un acuerdo para sacarlo adelante. "Si hay destrucción de empleo a través de un ERE, tendremos que luchar para que sea lo menos perjudicial para la plantilla", señala.
Por su parte, el BBVA ya anunció en su primera oferta amistosa del 1 de mayo que intentaría evitar tomar "medidas dramáticas que afecten singularmente a los empleados con origen en una de las dos entidades", poniendo el foco en preservar el mérito de ambas plantillas. Sin embargo, el presidente del banco vasco, Carlos Torres, ha reconocido posteriormente que esto podría cambiar y que "es verdad que puede haber reducción de empleo”.
De este modo, queda por ver, si se materializa esta operación y cómo afectaría a la plantilla. Cabe recordar que actualmente el BBVA tiene 27.735 trabajadores en España, mientras que el Sabadell cuenta con 13.899. En total, suman 41.634 empleados.
Menos oficinas y cajeros: perjuicios para los clientes
Atendiendo al histórico, la concentración bancaria también trae consigo una reducción del número de oficinas, cajeros y atención personalizada a los clientes. Esto deriva en un peor servicio, sobre todo en las zonas rurales de la 'España vaciada', donde el 57% de los pueblos no tiene una sucursal física a la que acudir y, a su vez, la población cada vez envejece más.
Por tanto, se podría agravar un problema que ya existe en muchos pueblos, donde sus habitantes esperan a que acuda un autobús con un cajero móvil para poder hacer sus gestiones. "Hay menos interés por captar ese cliente, por lo que las condiciones no son tan buenas y, además, no solo en tipos de interés sino que te suelen obligar a mayores vinculaciones, depositar nóminas, o contratar otros productos", explica a RTVE Antonio Luis Gallardo, de ASUFIN.
Mirando a los datos, el BBVA tiene actualmente 1.940 oficinas en todo el país, mientras que el Sabadell dispone de 1.170 oficinas. Esto hace un total de 3.110 sucursales, pero la cifra podría caer en caso de materializarse la fusión.
¿Cómo sería el escenario financiero si se produce la fusión?
El economista jefe de Beka Finance, Javier Azcona, recuerda en Economía en 24 horas que, de producirse la fusión, habría tres entidades —incluyendo la nueva— que concentrarían cerca del 70% de activos. Al hilo de esto, señala que el proceso de concentración no es algo exclusivo en España: "En Alemania hay un 90% de concentración de los tres o cuatro principales bancos y allí nadie se queja con respecto a competitividad o acceso al crédito".
Así, Azcona cree que la CNMC tiene capacidad para asegurar que este movimiento no agravará la competencia, ya que hay plataformas para obtener créditos y productos de ahorro que no son solamente las nacionales. "La mayor incertidumbre está en el crédito, donde estas entidades tendrían un 40% de la cuota de mercado", reconoce.
La fusión del BBVA y el Sabadell acapararía el 22% de los depósitos bancarios de toda España y, con ello, la nueva entidad tendría en su poder uno de cada cuatro euros de todos los créditos del país. Si la opa sale adelante, los tres grandes bancos en el país controlarían el 74% de los préstamos, tres de cada cuatro hipotecas. Esto, según los expertos, supondría una menor oferta y, por tanto, mayor dificultad para acceder a esos créditos.
Por su parte el economista José Carlos Díez señala que la operación del BBVA es diferente a la que hizo en 2021 CaixaBank, ya que entonces sí hubo una comunicación previa y se comunicó al Gobierno. "La operación rara", dice el experto, "y sabemos que es una operación muy poco probable solo por la historia, ya que sacar adelante una opa de esta naturaleza no es fácil" teniendo a la otra entidad y al Gobierno en contra. No obstante, incide en ver cuál será el planteamiento que propone en adelante el BBVA y cómo sigue el curso de esta iniciativa.
¿Hay mecanismos para regularlo?
Como indica el periodista de Bloomberg, hay herramientas que sirven para controlar la concentración financiera y la competencia, como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Ambos "deberían ser independientes del Gobierno, de modo que la influencia de las decisiones políticas debería ser limitada", explica Orihuela, que también matiza que "los mecanismos existen, pero hay algunos que hasta ahora siempre habrían sido cuestión de meras formalidades y hoy el Gobierno da a entender que ya no serán formalidades". Por ello, el periodista de Bloomberg señala la incertidumbre actual sobre cuál es el margen de actuación del Ejecutivo para evitar esta "extrema" concentración.
Asimismo, las opas están reguladas por el real decreto 1066/2007 sobre el régimen de las ofertas públicas de adquisición de valores.
Por tanto, para que la opa hostil salga adelante tiene que contar con el visto bueno de la CNMC y la CNMV, así como los reguladores en Reino Unido, México y Portugal, donde ambos bancos tienen intereses. Posteriormente, el BBVA tendría que reunir una junta extraordinaria con sus propios accionistas para aprobar una ampliación de capital y, si sale adelante, el siguiente paso está en el Banco Central Europeo (BCE), que hasta ahora no se ha mostrado totalmente en contra de la operación.
Después de esto, el Sabadell tendría que reunir una junta de accionistas y abrir un periodo de aceptación de unos 70 días. Por último, sería el Gobierno quien tendría lo que algunos de sus miembros han calificado como "la última palabra" en todo este proceso.
El Gobierno y su negativa a la concentración bancaria
El Gobierno se opone a la opa hostil del BBVA y asegura que supondría un exceso de concentración en el mercado bancario, lo que podría derivar en un oligopolio —cuando hay unas pocas empresas que tienen un gran dominio y reducen la competencia—.
El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que en los últimos días hablaba de “prudencia” con respecto al avance del movimiento del BBVA, este viernes ha ratificado su negativa: “Tanto en forma como en fondo, rechazamos esta operación”.
El Ejecutivo también teme que pueda tener efectos lesivos en el sistema financiero español y, a su vez, que pueda perjudicar al empleo del sector y empeorar la calidad del servicio a los clientes. "Nos encontramos en una posición de riesgo sistémico", ha señalado este viernes la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha recalcado que también "tendría un fortísimo impacto en términos de empleo en nuestro país".
Por su parte, el ministro de Transportes, Carlos Cuerpo, ha señalado que el Gobierno "va a hacer lo que esté en su mano para que no salga adelante": "No vemos necesaria ni útil esa operación y creemos que no contribuye a mejorar la situación del mercado bancario en España, que es muy importante porque afecta a cuestiones centrales en la vida de las personas".
Con todo, el Gobierno recuerda que tiene "la última palabra" para que esta fusión llegue o no a realizarse tal y como quiere el BBVA. La operación tardaría entre seis y ocho meses en pasar todos los filtros de supervisores y reguladores, algo que el Gobierno ha manifestado que seguirá de cerca.