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La violencia económica contra las mujeres, cuando el dinero es machismo: "Llegó a racionarme la comida"

  • Es la tercera forma más común de violencia de género contra las mujeres
  • Entrevistamos a dos supervivientes de control económico y sabotaje laboral

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Violencia económica
La forma más habitual de violencia económica es el impago de pensiones GETTY

Casi el 12 % de las mujeres sufre violencia económica en su día a día, según datos del informe de la Fundación Nantik Lum. El Gobierno ha incluido otras formas de violencia en la Ley Orgánica de Protección Integral contra la Violencia de Género, por ejemplo, la financiera. María, una de sus supervivientes, cuenta a RTVE.es cómo se siente tras padecerla a lo largo de su vida: "Estoy machacada. Tengo estrés postraumático. Tras una orden de alejamiento del padre de mi hijo, él le quita el dinero que le da. Me endeudo para pagarle su educación... Además, mi última pareja me pegó delante de mi hijo y de mi madre. Él era también mi compañero de trabajo y me tuve que ir yo de la empresa".

Mi última pareja me pegó delante de mi hijo y de mi madre. Era mi compañero de trabajo y me fui yo de la empresa.

La historia de esta superviviente comienza en la infancia, en la década de los años 80, cuando, en su familia, vive un modelo autoritario, según cuenta, en el que "el padre es quien trae el alimento a casa. A veces, a mamá le tira los billetes para que entienda que es él quien le da el dinero y que es una ingrata si piensa lo contrario. Aunque mi madre no sale de casa casi nunca, mi padre dice que se acuerda de ella cuando está fuera", dice María.

Mi padre le tira los billetes a mi madre para que entienda que es él quien le da el dinero.

Por otra parte, la historia de Lucía tiene su detonante a los 24 años de edad cuando contrae matrimonio con su pareja. "Tras finalizar mi carrera universitaria, me caso con mi novio de hace cinco años. Decidimos tener nuestro primer hijo. Es a partir de ese momento, en el que compagino el trabajo y la crianza, siempre yo sola, cuando me empieza a preocupar la gestión de la vida laboral y familiar", asegura.

Me ocupo de la crianza yo sola y me preocupa la gestión familiar y económica

Según otro estudio del Ministerio de Igualdad, La violencia económica contra las mujeres en sus relaciones de pareja o ex pareja, que explora las causas y las consecuencias de este tipo de violencia machista, es un tipo de agresión "bastante desconocida para los profesionales. El desconocimiento de esta realidad, especialmente por parte de los operadores jurídicos, está relacionado con la invisibilidad, pero también con lagunas formativas".

La dificultad para las víctimas de violencia económica de poner nombre a lo que viven: "No era consciente"

El dinero es machismo

"Mamá si quiere algo que necesita, requiere otra firma en el banco, la de mi padre. Él hace y deshace en casa. Es dueño de las casas, de los coches", cuenta María, que narra a RTVE.es que su progenitor decide en los asuntos domésticos del hogar. "Todo es de él", añade. La económica es una de las cuatro violencias invisibles que sufren las mujeres -la económica, la psicológica, la sexual y la institucional-.

En la historia de Lucía, tras cuatro años, nace su segundo hijo y ella monta una panadería con obrador propio, un proyecto que era su ilusión: "eso sí, tuve que pagar maquinaria y obras a través de ampliación de la hipoteca", que afronta ella. Durante los siguientes años el negocio es rentable, "tan rentable que mi exmarido decide, con su socio, trabajar solo 15 días al mes, turnándose. Tenemos a una empleada contratada", asegura esta superviviente.

"Van tan bien las cosas que se decide coger un pequeño puesto de una galería de alimentación y un alquiler de furgoneta para llevar el producto a través de Fondos ICO para hacer reparto. Además, para qué tener solo una empleada, tengamos dos", añade.

Sin embargo, estalla la crisis económica de 2008 y el negocio se hunde a ritmo lento: "Malvendimos la furgoneta. Generamos deuda con la cuota de autónomos en la Seguridad Social. Dejamos a deber pagos de facturas de suministros". La ruina económica de su negocio intoxica la economía familiar. "Como mi nómina era para pagar toda la hipoteca y la ampliación de hipoteca, el dinero que podía tener líquido era el que mi ex me daba en efectivo del negocio. No tenía autonomía", explica esta víctima.

Mi nómina era para pagar la hipoteca y su ampliación. No tenía autonomía

También ella relata a RTVE.es que no se sentía escuchada cuando alertó a su exmarido del peligro económico que corría la familia. "Él no se daba cuenta de que su orgullo estaba arrastrándonos por culpa de un negocio en quiebra", dice Lucía.

"Sentía rabia al ver que, en cualquier trabajo que comenzaba, recibía siempre la carta de la Seguridad Social de notificación de embargo parcial por deuda de autónomos de mi ex. Además, como su salario era parte en negro, no le embargan en igual medida", cuenta.

Crianza en soledad

Estas dos víctimas de violencia económica coinciden en un sentimiento de soledad a la hora de criar a sus hijos. En medio de esta crisis financiera nace el tercer hijo de Lucía. Me invade un sentimiento de crianza en soledad", afirma Lucía. Para María, la violencia financiera también coincide, con su embarazo, que, según cuenta a RTVE.es, ella lleva a término oponiéndose a los deseos de su exmarido. "Me dice: 'No puede ser mío', 'No puedo ser padre tan joven'. Al final, como decido yo, mi hijo depende de mí", explica María, que asume en solitario todos los gastos de la crianza.

Una mujer sufre violencia económica

El 57,9% de las víctimas también padecen violencia física. GETTY

Violencia psicológica

Según el citado estudio del Ministerio de Igualdad, la violencia económica es "especialmente cruel con una clara intencionalidad de daño prolongado. En la mayoría de los casos el agresor adopta conductas que no son espontáneas, sino fruto de una planificación esmerada, donde hay una intencionalidad manifiesta."

María reconoce que normalizó la violencia monetaria a la que la sometía su exmarido y que ejercía manipulación emocional sobre ella. "Mi nómina se la doy a él. Se abre una cuenta conjunta, pero no tengo ni libreta ni tarjetas en mi posesión física. La casa la voy montando con mis ahorros anteriores. La vida de mi ex se mantiene a un ritmo alto. Aunque trabaja mucho, el dinero escasea. Yo cojo más trabajo y estudio menos", lamenta.

Tengo la nevera vacía siendo madre de un bebé. No puedo pagar las deudas

Su angustia crece, nos relata esta superviviente. Su expareja "utiliza el embarazo para que me quede. Vuelvo a vivir lo que he vivido de pequeña en mi casa. Él no tiene piso, ni planes de pensiones ni nada, pero yo tengo un aval de un coche y deudas que tengo que dar de baja porque no puedo pagarlas, y la nevera vacía con un bebé. Desconozco a dónde va el dinero", agrega.

Como consta en el informe de la Fundación Nantik Lum, el 91,2% de las víctimas de violencia económica también sufre la variante psicológica. La manipulación emocional es "un factor psicológico también muy común y preocupante a la vez. Este fenómeno se da cuando la persona abusiva ejerce presión emocional sobre la víctima para que gaste dinero de manera que beneficie a la otra parte, incluso si eso significa poner en peligro su propia estabilidad financiera".

El exmarido de María llegó a racionarle la comida mientras él mantenía un alto nivel vida como "comer fuera de casa, caprichos, escapadas y salidas", explica. "Llega un momento que él me echa en cara lo que se come", añade. También relata a RTVE.es que, en su etapa de noviazgo, si ella llevaba la comida porque quedaban fuera de casa y no iban a un restaurante, siempre se la comía él. En el caso de él 'aportase' lo que iban a ingerir también se la comía él "porque se la había preparado su madre."

Salidas y soluciones

La institución ofrece el programa de ámbito nacional Violencias Económicas para sensibilizar y prevenir la violencia financiera hacia mujeres en situaciones de exclusión social, laboral y económica. Especialmente en aquellas con descendientes, donde la violencia económica impacta en la vida de los hijos. 

“La detección temprana de estos casos aumenta significativamente las posibilidades de intervenir y eliminar la violencia de género. Es por eso que es imprescindible concienciar y formar al personal técnico de las entidades sociales para que estén preparados para intervenir tan pronto como detecten casos de violencia económica de género y patrimonial”, añade Sara Llanos, responsable del programa de la Fundación Nantik Lum.

La detección temprana de la violencia económica aumenta la capacidad de intervenir en la violencia de género

Su misión es capacitar a profesionales que trabajan con este colectivo, para que puedan reconocer y abordar situaciones relacionadas con la violencia económica. Además, brindan asesoramiento y acompañamiento integral a mujeres para evitar que sean víctimas del acoso. 

“El objetivo principal del programa es garantizar que las mujeres vivan en condiciones dignas y libres de violencia de género. Además, buscamos promover su capacidad para tomar decisiones y tener el control sobre su propia vida. La autonomía y el poder de decisión de las mujeres están estrechamente relacionados con su independencia económica, lo que les permite decidir libremente sobre su futuro y el de sus hijos”, concluye Lucía Medina, directora de esta asociación.