La acusada de robar un bebé en un hospital de Bilbao en 2022 reconoce los hechos y pide perdón a los padres
- La acusación particular ha solicitado siete años de cárcel y, la Fiscalía, cuatro años
- El bebé estuvo desaparecido durante once horas
Este martes la acusada de raptar a un bebé en el Hospital de Basurto en Bilbao en 2022 ha reconocido los hechos y ha pedido perdón a los padres, quienes también han declarado en el juicio. La presunta culpable se lo llevó fingiendo ser una sanitaria para, finalmente, abandonarlo en el felpudo de una vivienda del barrio bilbaíno de Santutxu.
Al comienzo del juicio, celebrado en la Audiencia de Bizkaia, la acusada ha pedido perdón a la familia del bebé y ha reconocido ser culpable del delito del que se le acusa. "Por favor, quería pedir perdón a la madre del bebé. Lo llevo pidiendo desde que lo hice y me gustaría hacerlo, por favor", ha declarado la acusada, Mireia Contreras. También ha expresado que no era su intención, ya que, según ella, "no estaba en mis cabales".
Mireia Contreras se enfrenta a una petición de hasta siete años de prisión por parte de la acusación particular y de cuatro años por parte de la Fiscalía. Por su parte, la defensa ha solicitado que la pena sea de nueve meses, tras aceptar el delito de detención ilegal en su rango inferior y pedir que se valoren las atenuantes de trastorno mental, reparación del daño y confesión tardía.
Declaración de los padres
Sin poder contener las lágrimas, la madre del pequeño Aimar relataba el momento en que la presunta culpable, vestida con un uniforme sanitario, se llevó a su hijo de la habitación del hospital de Basurto en la que había dado a luz. "Me dijo que le diera a mi hijo porque tenían que hacerle unas pruebas. Yo cogí a Aimar de la cuna y se lo entregué. No supe más de mi hijo", ha explicado la madre de Aimar, Laura Valle.
La procesada se había ganado su confianza anteriormente, había entrado varias veces en la habitación a lo largo de la tarde vestida con uniforme de personal de Osakidetza y "hablando como una enfermera", ha contado la madre.
El bebé estuvo desaparecido durante once horas, hasta que la acusada lo dejó en la puerta de una vivienda. Un tiempo angustioso para los padres, que continúan en terapia psicológica. "Es un trauma lo que hemos pasado, no dormimos bien por las noches", ha confesado el padre, Pedro Castro, pensando en que les puede ocurrir de nuevo.
El día del secuestro
La tarde del rapto el padre del pequeño había ido a su casa de Durango para estar con su hija de mayor hasta que llegara su suegra. Al llegar al hospital le sorprendió que "una chica se hubiera llevado al niño por la noche para hacerle unas pruebas" y "un poco nervioso" preguntó a la primera sanitaria que vio.
Ambos buscaron sin éxito al niño por toda la planta y en la unidad de neonatos y alarmados, llamaron a la Ertzaintza para denunciar la desaparición.
Los agentes que investigaron el caso identificaron a la acusada gracias a las cámaras de seguridad del hospital que le grabaron entrando en varias ocasiones y saliendo con una bolsa a la hora en que se produjo el rapto, donde presuntamente llevaba al niño con el que acudió a casa de una amiga para pasar la noche.
Al día siguiente, tras ser consciente por los medios de la búsqueda del bebé, entró en un portal del barrio de Santutxu, subió hasta el último piso y lo dejó en el felpudo. La dueña del apartamento ha declarado ante el tribunal que tocaron al timbre de su puerta y al abrir cogió "en brazos a la criatura" y no había nadie más en el rellano. Por lo que su hijo llamó a emergencias y en cinco minutos llegó la Ertzaintza, que poco después recibió la llamada de la amiga de la presunta culpable que le había convencido para que se entregara.
"Un coeficiente intelectual de 75 puntos"
El agente que tomó declaración a la arrestada ha contado que inicialmente se negó a contar lo ocurrido y a hacerse la prueba de ADN. Sin embargo, en el teléfono de la acusada encontraron un plano de las instalaciones del hospital que usó "para planificar su huida" y también había consultado a los medios digitales que informaban sobre el rapto.
Durante la investigación, dos peritos forenses que estudiaron a la secuestradora concluyeron que tiene "un coeficiente intelectual de 75 puntos, entre la normalidad y el retraso mental" con "un funcionamiento intelectual límite pero suficiente para entender la entidad de sus conductas" y supone una "alteración leve" de sus capacidades.
Ante esta información, la defensa ha considerado esa alteración leve suficiente para pedir la atenuante por trastorno mental, además, ha recordado que su clienta ya ha pagado 6.000 euros para indemnizar a la familia y ha pedido que se valore el reconocimiento de los hechos.
La familia exige siete años de cárcel
No obstante, la Fiscalía ha pedido para ella cuatro años por un delito de detención ilegal durante un periodo inferior a 72 horas. Del mismo modo, ha destacado que la acusada planificó el rapto y que no se entregó hasta que ya había sido identificada, pero acepta la atenuante psicológica.
Por otro lado, la acusación particular ha solicitado que se tenga en cuenta la vulnerabilidad del recién nacido y que fue abandonado. "Lo dejó en un felpudo y se marchó" sin asegurarse de que estuviese a salvo. También le ha censurado que ha preferido pagar un abogado privado antes que abonar los 12.000 euros de reparación del daño a la familia y, finalmente, ha exigido una condena de siete años y una orden de alejamiento de la familia.
A raíz de este caso, el servicio vasco de salud intensificó los protocolos de seguridad existentes e implantó otros nuevos. Entre ellos, controles de acceso más exhaustivos o dispensadores automáticos de uniformes. Además, las pruebas a los bebés se realizan ahora a pie de cama o en presencia de un familiar.