Polémica en Georgia: claves sobre su "ley rusa" de "agentes extranjeros" que ha desatado protestas masivas
- El Gobierno defiende que la norma es necesaria para frenar lo que considera una influencia extranjera dañina
- La oposición afirma que la nueva legislación busca acallar a la oposición
La conocida como ley sobre “agentes extranjeros” que ha aprobado el Parlamento de Georgia ha llevado a que las calles de Tiflis, su capital, se hayan llenado de manifestantes durante el último mes.
Miles de opositores a la norma, a la que denominan “ley rusa” por su similitud a la empleada en Rusia para acallar a la oposición, se han manifestado junto a la sede del Parlamento, en unas protestas mayoritariamente pacíficas en las que han tenido lugar algunos incidentes aislados entre manifestantes y policías.
La aprobación de la Ley de Transparencia sobre Influencia Extranjera ha hecho que el mayor partido opositor georgiano, el Movimiento Nacional Unido (MNU), haya suspendido su participación en el Parlamento y el presidente de su consejo político, Leván Bezhashvili, ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional a imponer sanciones a aquellos diputados que han votado a favor de la norma.
“La opinión en Georgia ahora mismo está muy, muy dividida”, comenta a RTVE.es la periodista de la televisión pública georgiana Salomé Kokiashvili. “Unos dicen que tienen derecho a saber cómo funcionan y cómo se gastan el dinero las ONG y otros dependen de la posición de socios internacionales, que dicen que el proyecto es más ruso que europeo”, añade esta periodista, quien afirma que “hemos tenido protestas desde el 9 de abril hasta ahora y van a continuar”.
La ley se enfrenta ahora a un posible veto por parte de la presidenta de Georgia, Salomé Zourabichvili, quien está cada vez más en desacuerdo con la coalición gobernante y ha prometido utilizarlo. Sin embargo, el Sueño Gregoriano tiene mayoría suficiente para anular ese veto presidencial.
¿En qué consiste la ley que ha desatado las protestas en Georgia?
La Ley de Transparencia sobre Influencia Extranjera, ha sido aprobada en su tercera y última lectura por el Parlamento georgiano con 84 votos a favor y 30 en contra.
Según la norma, las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación independientes que reciban más del 20% de su financiación de donantes extranjeros tendrán que registrarse como organizaciones “que defienden los intereses de una potencia extranjera”.
Estas organizaciones serían supervisadas por el Ministerio de Justicia y podrían verse obligadas a compartir información confidencial o enfrentarse a fuertes multas de hasta 25.000 laris (unos 8.600 euros).
El partido gobernante Sueño Gregoriano intentó impulsar esta ley el año pasado, pero se vio obligado a frenar el proceso después de manifestaciones masivas.
El Gobierno defiende que esta legislación no prevé responsabilidad penal, solo multas en caso de que las ONG o los medios se nieguen a revelar el origen de su financiación. Además, alega que más del 80% de ese tipo de ingresos no son transparentes y que podrían ser utilizados para desestabilizar la situación política en Georgia antes de las próximas elecciones parlamentarias, que se celebran el 26 de octubre.
“El Gobierno dice que el principal objetivo es la transparencia. Cree que los ciudadanos de Georgia deben conocer de dónde sacan las ONG el dinero y en qué se lo gastan. Hay quienes piensan que se han gastado el dinero en procesos revolucionarios en Georgia para lograr un cambio de Gobierno”, explica Kokiashvili.
Sin embargo, para el director del Georgian Institute of Politics, el profesor Kornely Kakachia, esta ley es “un intento del partido en el gobierno de marginar a la sociedad civil y a los medios de comunicación libres antes de las elecciones parlamentarias”. “Si logran marginar a la sociedad civil y a los medios independientes se sentirán más libres para actuar antes de las elecciones porque son los únicos sectores de la sociedad que no controlan y son sectores que levantan la voz, especialmente criticando al gobierno”, recalca.
En la misma línea, el profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas, José Ángel López, señala que “en estos meses previos a esas elecciones se pretende aprobar una ley ad hoc para facilitar que esta coalición se enquiste en el poder”. “Con el ánimo de preparar estas elecciones, la coalición mayoritaria pretende coartar las libertades de los grupos políticos de la oposición y cualquier tipo de oposición en la sociedad civil a la mayoría parlamentaria que hay en estos momentos”, subraya.
¿Es un problema para las libertades y los derechos del país?
El partido gobernante defiende que la ley es necesaria para frenar lo que considera una influencia extranjera dañina sobre la política del país y para evitar que actores de otras naciones intenten desestabilizar la nación.
Aunque la coalición Sueño Gregoriano, que ha ostentado el poder desde 2012, afirma que la norma “aumentará la transparencia” sobre la financiación extranjera de las ONG y medios independientes, a los manifestantes les preocupa que el Gobierno emplee la ley para reprimir a sus oponentes.
Desde que hace un año se frenó la aprobación de esta ley, el multimillonario fundador y financiador del partido gobernante, Bidzina Ivanishvili, ha declarado a las organizaciones no gubernamentales como enemigas internas y les acusa de planear una revolución y trabajar para gobiernos extranjeros. Además, el gobierno georgiano teme que estas organizaciones puedan influir en el resultado de los comicios de octubre en los que Sueño Gregoriano espera obtener mayoría.
“Esta ley es otro paso en dirección a consolidar a los autoritarios en el poder en Georgia, lo que acerca a Georgia a otros regímenes autoritarios como Rusia, China y otros países vecinos”, opina el profesor Kakachia.
Para López es “prematuro” decir que la ley es un paso de Georgia hacia la “rusificación”. “Sería como de un eventual proceso de conversión de un Estado incipientemente democrático en un Estado semiautoritario”, señala. “Es algo que estamos viendo que está sucediendo en otras repúblicas del espacio postsoviético y con relativa frecuencia ya”, subraya.
¿Qué tiene que ver Rusia en todo esto?
Desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, las relaciones entre Rusia y Georgia han sido tensas. En 2008, Rusia libró una breve guerra con Georgia, que intentó recuperar el control de la provincia de Osetia del Sur. Moscú reconoció esta provincia y otra llamada Abjasia -que se encuentran dentro del territorio georgiano- como estados independientes y reforzó su presencia militar en ambas. El estatus de estas regiones separatistas sigue siendo motivo de conflicto entre ambos países, incluso cuando sus relaciones han mejorado en los últimos años.
En cuanto a la ley sobre “agentes extranjeros”, se han establecido paralelos con una legislación que entró en vigor en 2012 en Rusia, con la que el Gobierno ha marginado las voces que desafían al Kremlin. Hace dos años, Moscú amplió la norma para exigir que cualquier persona que reciba apoyo desde fuera del país se registre y se declare como agente extranjero. Sin embargo, el Ejecutivo georgiano ha insistido en que su ley es similar a algunas que están en vigor en países occidentales.
“La oposición y algunos países europeos creen que esta ley está inspirada por Rusia y por Putin. Piensan que tiene mucho en común con la ley rusa, pero si abrimos el proyecto y lo leemos, podemos ver que afecta a las ONG y medios de comunicación que tienen que hacer declaraciones una vez al año y organizaciones que reciben más del 20% del dinero fuera de Georgia”, comenta la periodista de la televisión pública georgiana.
Por su parte, López señala la ley es “una réplica de lo que sucedió en Rusia”. “Para lo que ha servido en Rusia es básicamente para fortalecer la represión interna en el país de este tipo de organizaciones civiles, sociales o políticas, con el objetivo de la conversión de un Estado potencialmente democrático en un Estado semiautoritario o autoritario”, comenta. “El modelo es un copia y pega de lo que sucedió en Rusia”, añade.
¿Puede poner en peligro la candidatura de Georgia para entrar en la UE?
Los partidos de la oposición afirman que esta ley podría perjudicar el intento de Georgia de unirse a la Unión Europea. El país obtuvo el estatus de país candidato a la adhesión al bloque comunitario en diciembre de 2023.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha afirmado que Georgia “se encuentra en una encrucijada” y que el pueblo georgiano quiere un “futuro europeo”. Por su parte, el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, cree que la medida es “un acontecimiento muy preocupante” y ha pedido a Georgia que retiera la polémica ley.
“Hay nueve pasos que Georgia tiene que cumplir y dos de ellos -por ejemplo, la participación de la sociedad civil y el respeto a los medios de comunicación- no se cumplirían”, explica Kakachia. “Esto significa que Georgia podría perder toda esperanza de celebrar conversaciones de acceso a la UE como Ucrania o Moldavia”, asevera.
López coincide en que esta ley aprobada por el Parlamento georgiano podría poner en peligro la candidatura de Georgia para entrar en la UE. “Por mucho que haya sido aprobada en diciembre del año pasado, quedaría interrumpida sine die con este tipo de leyes”, añade.
¿Pueden compararse estas protestas con las del Euromaidán en Ucrania?
Durante varios días consecutivos, miles de georgianos se han manifestado frente al edificio del Parlamento en un intento por bloquear la aprobación de la ley. Aquellos que han ido a las protestas -en su mayoría- son jóvenes que creen que su Gobierno ha caído bajo la influencia del Kremlin y que está saboteando el sueño georgiano de ser parte de la UE.
Cada noche, los manifestantes han puesto el himno nacional de Georgia y la Oda a la Alegría de la Unión Europea. Mujeres y hombres han ondeado durante estos días las banderas de Georgia y del bloque comunitario frente a los policías antidisturbios.
Una imagen que recuerda mucho a la de hace 10 años en Ucrania, cuando miles de personas se reunieron en la Plaza de la Independencia de Kiev para exigir un futuro europeo ondeando los colores de las banderas de Ucrania y de la UE.
Pero los expertos coinciden en que es pronto para comparar estas protestas con las del Euromaidán. “La sociedad civil georgiana es una sociedad de una evolución compleja, porque aparentemente un porcentaje muy mayoritario de la población tiene un sentimiento europeísta y quiere formar parte de la UE, pero las mayorías que está sacando esta coalición son unas mayorías amplísimas desde el 2012”, asegura López.
“A algunas personas les gusta hacer esta comparación con Ucrania, pero todavía no lo sabemos”, opina Kakachia. “Tras la adopción de esta ley tendremos que ver cuál es la reacción de la sociedad civil georgiana y de la gente en general. No es fácil saber como va a evolucionar esto porque es una guerra de nervios”, añade.