El atentado contra Fico trae a la memoria el asesinato de Olof Palme y otros magnicidios
- El de Palme, en 1986, no fue el último magnicidio en Europa
- El ex primer ministro japonés Abe fue asesinado en 2022
El atentado contra el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, ha traído a la memoria otros magnicidios y en especial el del primer ministro sueco Olof Palme, ocurrido en 1986, aunque los personajes y su recorrido son diferentes.
Fico se encuentra en estado muy grave tras ser tiroteado por un hombre en plena calle, cuando acudía a un acto público.
Repasamos algunos de los magnicidios o intentos de asesinato de mandatarios o personas poderosas en el mundo en las últimas décadas.
El asesinato de Olof Palme: el crimen que conmocionó Europa
El asesinato a quemarropa del primer ministro socialdemócrata sueco Olof Palme conmocionó a la sociedad del país escandinavo y a todo el continente en 1986. El impacto nacional e internacional del asesinato del primer ministro sueco puede compararse al de Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana italiana, a manos de las Brigadas Rojas en 1978.
Palme volvía a casa andando con su mujer en Estocolmo, y sin guardaespaldas, algo que hacía a menudo, cuando le dispararon dos veces. Una bala entró por la espalda y le atravesó el pecho, y otra impactó en el abdomen. Palme muere minutos después.
Se barajaron muchas hipótesis sobre la autoría (Sudáfrica, el PKK, la extrema derecha, servicios de espionaje extranjeros...). Años después, la investigación concluyó que el culpable fue Stig Engström, un publicista que trabajaba en la zona y declaró como testigo en las primeras fases de la investigación. Engström pertenecía a un club de tiro, trabajaba para la aseguradora Skandia y se movía en círculos muy críticos con la política de Palme. Cuando se le designó como culpable, ya había fallecido.
Posteriormente al de Palme, se produjeron más asesinatos o intentos en Europa.
En 1995, el entonces líder de la oposición en España, José María Aznar, sobrevivió a un atentado con bomba de ETA, que mató a una mujer.
En mayo de 2002, Pim Fortuyn, un conocido político de Países Bajos que hacía bandera de un discurso anti-inmigración y anti-Islam, fue asesinado a tiros por un activista animalista. El asesinato de Fortuyn ha marcado la política holandesa desde entonces.
El mismo año, en julio, el presidente francés Jacques Chirac sobrevivió a un intento de atentado. El agresor, Maxime Brunerie, disparó con un fusil durante un desfile militar en el Día de la Bastilla. Los propios espectadores pudieron se abalanzaron sobre él, desviaron el disparo y detuvieron a Brunerie antes de que llegara la Policía.
En 2003, Zoran Djindjic, primer ministro serbio, considerado pro-occidental y reformista, fue asesinado en Belgrado. Recibió dos disparos a distancia cuando se dirigía a la sede del gobierno. Se culpó a la mafia serbia.
Solo meses después, de nuevo en Suecia, Anna Lindh, ministra de Exteriores y líder socialdemócrata, fue mortalmente apuñalada en un centro comercial. El asaltante, Mijailo Mijailović, que actuó de forma improvisada y tenía un trastorno de la personalidad, fue condenado a cadena perpetua.
Estados Unidos: larga lista de atentados contra presidentes
Estados Unidos tiene una extensa historia de magnicidios, tanto de responsables políticos como de candidatos o aspirantes. El más famoso, el del presidente John Fitzgerald Kennedy en 1963, provocó un cambio radical en la seguridad de los responsables políticos y en el funcionamiento del Servicio Secreto, e influyó en las estrategias que usan los servicios de seguridad de todo el mundo para proteger a los posibles objetivos.
Antes de Kennedy, Abraham Lincoln había sido asesinado en 1865, James A. Garfield en 1881 y William McKinley en 1901. Hubo intentos de asesinato de Franklin D. Roosevelt (en 1933) y Harry S. Truman (1950). Después de Kennedy, en 1968, murieron tiroteados Martin Luther King y el hermano del presidente, Robert Bobby Kennedy. Todavía en los años setenta hubo intentos de asesinato contra Gerald Ford.
En 1981, Ronald Reagan sufrió un atentado que fue grabado en televisión. El agresor, John Hinckley Jr., disparó a poca distancia e hirió al presidente y a otras tres personas.
América Latina: asesinatos en Haití y Ecuador
La historia de América Latina está repleta de violencia política, atentados y magnicidios.
Solo recientemente, en julio de 2021 fue asesinado a tiros el presidente de Haití, Jovenel Moïse. Aunque el país está sumido en el caos por la acción de las bandas armadas que dominan las calles, son su esposa y varios miembros de su entorno quienes han sido acusados del crimen.
En septiembre de 2022 un hombre fue detenido tras intentar disparar en la cabeza a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. El magnicida frustrado era el brasileño Fernando Andrés Sabag Montiel, de 35 años, con antecedentes penales y simpatías nazis.
En agosto 2023 Fernando Villavicencio, periodista y candidato por el Movimiento Construye a la presidencia de Ecuador, fue tiroteado a la salida de un acto de campaña en Quito. Un grupo de colombianos acusados del crimen y supuestamente relacionados con el crimen organizado murieron más tarde en prisión.
De Abe a Bhutto
Otro de los asesinatos de un líder político que más impacto ha causado recientemente es el del ex primer ministro japonés Shinzo Abe.
Abe, el líder más longevo de Japón, fue asesinado el 8 de julio de 2022 durante un acto electoral en la localidad de Nara. El asesino, Tetsuya Yamagami, le disparó dos veces.
Yamagami era un exmiembro de las Fuerzas Marítimas de Autodefensa (Ejército nipón), de 42 años, insatisfeco con el exmandatario.
Con 67 años, Abe fue el político que más tiempo había estado en el poder en Japón, y seguía siendo el más influyente del país.
Años antes, otro magnicidio conmocionó Asia y el mundo: el de la ex primera ministra Pakistán y líder opositora Benazir Bhutto. El 27 de diciembre de 2007, un terrorista suicida le disparó y luego hizo estallar una bomba matando a otras 16 personas en Rawalpindi tras un mitin.
No era la primera vez que los enemigos de Bhutto intentaban acabar con ella. El mismo año, su comitiva fue blanco de un doble atentado suicida que mató a 143 personas en Karachi.
Bhutto, considerada como una líder democrática, se había comprometido con EE.UU. a perseguir a Al Qaeda, y quería abrir el programa nuclear paquistaní a las inspecciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). El gobierno paquistaní apuntó a los talibanes o a Al Qaeda, pero los partidarios de Bhutto señalaron al propio gobierno, a los militares y a los servicios secretos. Varios policías y políticos fueron imputados por los fallos de seguridad que permitieron el atentado.