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Denuncian y expedientan a las monjas clarisas de Belorado por tener un criadero de perros ilegal

  • El servicio de Medio Ambiente les ha abierto expediente por tener un criadero sin licencia de núcleo zoológico
  • Tampoco cuentan con permiso ambiental; el técnico del ayuntamiento de Belorado hizo un informe negativo

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Monjas clarisas de Belorado con perros del criadero ilegal
Dos de las hermanas clarisas de Belorado posan con algunos cachorros de su criadero en una clínica veterinaria. CENTRO VETERINARIO PADILLA

El lunes pasado las monjas clarisas del monasterio de Belorado saltaban a los medios al comunicar que rompían con la Iglesia católica. Después vino el vodevil del falso obispo Pablo de Rojas y su Pía Unión de san Pablo Apóstol, el pequeño Palmar de Troya del norte. Hoy vuelven a ocupar espacio y tiempo en los medios porque además de elaborar repostería gourmet, gestionar una hospedería y vender productos de su huerta, tienen un criadero ilegal de perros de raza.

Esta mañana hemos conocido que el servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha abierto un expediente a esta comunidad de monjas por tener un criadero de perros sin la preceptiva licencia de núcleo zoológico que exige una serie de medidas para garantizar el bienestar de los animales. No hay rastro de esta actividad en sus páginas web y sus redes sociales, pero sí que aparecen capturas de las fotos que se hicieron en una clínica veterinaria, así como las que publicó la protectora de animales de Burgos, Proambur, en su perfil de Facebook denunciando esta actividad.

Por su parte, la Guardia Civil de Burgos ha precisado que en febrero de 2023 se practicó una inspección al convento a raíz de una serie de quejas de vecinos por molestias de ladridos de perros, por la existencia de un criadero en el lugar y por la posible venta de cachorros por Internet

En la inspección, los agentes comprobaron que el criadero carecía de la titulación de núcleo zoológico, lo que supone una irregularidad documental, por lo que se trasladó la situación a la Junta de Castilla y León. 

La Guardia Civil no observó maltrato animal

La Guardia Civil ha aclarado que entonces no se observó "absolutamente nada" relacionado con posible maltrato animal o instalaciones indebidas, y ha asegurado que los animales se encontraban "cuidados y bien atendidos"

Según han informado fuentes del servicio de Medio Ambiente autonómico, las clarisas han recibido ya la notificación de la apertura del expediente, aunque el procedimiento no está cerrado y se encuentra en periodo de alegaciones. Una vez finalizado, las religiosas podrían enfrentarse a una sanción económica.

La protectora de animales de Burgos, Proambur, ha denunciado esta situación en un post publicado en su perfil de la red social Facebook. En él incluían una foto de la hermana Sión con uno de los veterinarios y varios de los cachorros de raza que estaban criando. También se especificaba que el SEPRONA de la Guardia Civil había denunciado el criadero ilegal de las monjas de Belorado.

Además de no contar con la licencia de Núcleo Zoológico que depende de la Junta de Castilla y León, las monjas están pendientes de la resolución definitiva de otro permiso preceptivo, en este caso de responsabilidad municipal.

Tampoco cuentan con licencia ambiental

El alcalde de Belorado, Álvaro Eguiluz, está pendiente de resolver una licencia ambiental que ha solicitado la comunidad religiosa porque el técnico municipal emitió un informe contrario, pero la decisión definitiva depende de un segundo informe que se está elaborando por técnicos del servicio de asesoramiento de la Diputación de Burgos.

Los obispos de Burgos y Vitoria han emitido un comunicado conjunto para explicar la situación de estas religiosas. Por su parte, la Conferencia Episcopal Española, a través de la Comisión de Vida Consagrada, ha invitado a las 15 religiosas que aún continúan en el convento (una de ellas salió el jueves por estar en desacuerdo con la ruptura con la Iglesia católica) a que se expresen libremente.

Los obispos creen que detrás de este cisma hay motivos económicos relacionados con un negocio inmobiliario de compra-venta de monasterios y el deseo de la actual abadesa, sor Isabel de la Trinidad, de perpetuarse en el poder.