Irán despide al presidente Ebrahim Raisí con un Gobierno sumido en una crisis de legitimidad
- El cuerpo será trasladado a la Gran Mezquita Mosalla de Teherán para ser posteriormente enterrado en su ciudad natal el jueves
- La presencia de dolientes en la comitiva fúnebre ha sido menor con respecto a otros líderes y altos mandos iraníes
Miles de iraníes han salido a las calles para despedir al presidente Ebrahim Raisí en la ciudad de Tabriz tras fallecer en un accidente de helicóptero el fin de semana cerca de la frontera con Azerbaiyán.
En el siniestro también han muerto el ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, junto a otros funcionarios gubernamentales. A raíz del incidente, el país ha decretado cinco días de luto oficial.
El cuerpo de Raisí ha sido trasladado en avión desde Tabriz hasta el aeropuerto de Teherán antes de dirigirse a la ciudad santa de Qom. De allí volverá a la capital para descansar en la Gran Mezquita Mosalla antes de ser trasladado a su ciudad natal de Mashahd, en el este de Irán, para ser enterrado el jueves.
La televisión estatal ha retransmitido imágenes en vivo de los dolientes, muchos de ellos vestidos de luto, mientras un camión cubierto de flores blancas portaba los ataúdes de los fallecidos envueltos en la bandera de Irán. "Todos han venido a despedirse del presidente mártir y sus compañeros, independientemente de su facción, etnia o idioma", ha afirmado el legislador de Tabriz, Masoud Pezeshkian.
En la comitiva, los dolientes portaban carteles con imágenes de Raisí, así como del ministro Amirabdollahian y otros funcionarios fallecidos en el accidente.
A pesar de que los medios estatales han afirmado que la despedida ha sido multitudinaria, poco tiene que ver con los miles de asistentes que participaron en el funeral del alto comandante de la Guardia Revolucionaria iraní, Qasem Soleimani, asesinado por un misil estadounidense en 2020 en Irak y que atrajo la tristeza e ira de amplios sectores de la población.
Crisis de legitimidad
Aunque es poco probable que este contratiempo altere la estructura de poder en Irán, la muerte del presidente se ha producido en un momento de crisis entre el régimen de los ayatolás y la sociedad tras las manifestaciones de 2022 y 2023 que han endurecido las prohibiciones sociales.
Restaurar la legitimidad dañada tras un mínimo de participación histórica en las últimas elecciones legislativas (en torno a un 41%) también se muestra una tarea capital para el régimen, cuyos gobernantes deben despertar el entusiasmo público para asegurar mayores niveles en los próximos comicios presidenciales del 28 de junio.
Pero los iraníes todavía recuerdan el manejo de los disturbios en todo el país provocados por la muerte bajo custodia de la joven mujer iraní-kurda en 2022, Mahsa Amini, por no llevar bien puesto el velo, y que fue sofocada violentamente por el ejecutivo con detenciones masivas e incluso ejecuciones sumarias. Muchas de estas condenas fueron, de hecho, propiciadas por el propio Raisí.
En consecuencia, no han sido pocos los iraníes en el exilio que han celebrado la muerte del presidente, a quien consideran un "carnicero" tanto por la forma en que reprimió las últimas manifestaciones como por ordenar la ejecución de miles de disidentes iraníes en los años 80 durante su etapa como fiscal adjunto en Teherán.
La ira pública generalizada por el empeoramiento de los niveles de vida y la corrupción generalizada también puede mantener a muchos iraníes en casa en las próximas elecciones. Algunos analistas dicen que millones han perdido la esperanza que los clérigos gobernantes pueden resolver una crisis económica fomentada por una combinación de sanciones estadounidenses y mala gestión.