Ser niño en Gaza, un objetivo de guerra sin apenas atención sanitaria: "Es un cementerio y una carnicería"
- El 90% de los niños menores de cinco años padecen una o más enfermedades en la Franja
- Los 30.000 niños heridos de diversa gravedad se encuentran ante un sistema de salud diezmado
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este miércoles que España acogerá a una treintena de niños gazatíes enfermos de cáncer o con dolencias severas. "Atendiendo al llamamiento de la Organización Mundial de la Salud y en coordinación con la Unión Europea, en las próximas semanas España acogerá a una treintena de niños gazatíes con cáncer y traumatismos severos para que tengan un tratamiento seguro", ha señalado. El presidente ha hecho este anuncio en la misma comparecencia en la que ha garantizado que España reconocerá el Estado palestino el próximo 28 de mayo. Lo hará junto con Noruega e Irlanda. Además, el jefe del Ejecutivo ha asegurado que esta decisión no supondrá el final de apoyo a Palestina "sino solo el principio" y que hará "todo lo posible" para ayudar a los palestinos. Según Sánchez, toman esta decisión "por justicia", para tratar de darles lo que todo niño y niña merecen, "hayan nacido donde hayan nacido".
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estima que el 90% de los niños menores de cinco años padecen una o más enfermedades infecciosas y casi 8.000 niños menores de dos años ya sufren desnutrición aguda. La Franja se ha convertido en "un cementerio y una carnicería de niños", señala el director ejecutivo del fondo de Naciones Unidas, Chema Vera. En lo que va de guerra, casi 15.000 menores han perdido la vida bajo las bombas. "Las agencias nos reafirmamos en esa cifra como la mejor cifra, seguramente se queda escasa porque hay muchos desaparecidos o muertos bajo los escombros que aún no se han encontrado", subraya.
"Hay que remontarse al siglo XIX para encontrar una guerra en la que la tasa de muertos civiles era tan alta. Estamos hablando de que mujeres y niños son más de dos tercios de las víctimas", coincide el director de cooperación internacional y acción humanitaria de Save the Children, Vicente Raimundo. Los que sobreviven lo hacen en unas condiciones complejas marcadas por el desplazamiento, el hambre, la mutilación o las heridas de una guerra que no cicatrizan.
La organización especializada en la infancia resalta que al menos 17.000 niños están solos o separados de sus padres, y casi todos los 1,2 millones de niños que residen en la Franja necesitan atención psicológica y apoyo psicosocial. Además, 65.000 menores en la zona más meridional del enclave palestino tienen una discapacidad. Mientras, en el norte, "la situación es particularmente extrema", ya que es una zona que ha estado casi completamente aislada de la ayuda durante semanas. Naciones Unidas estima que nunca ha habido una población con porcentajes tan altos de desnutrición aguda. "En la escala del uno al cinco, en el norte están en un cinco, quiere decir que están a un paso de morirse de hambre al paso", asegura el portavoz de Save the Children.
Mutilados y atención sanitaria bajo mínimos
Se calcula que hay al menos 30.000 niños heridos de diversa gravedad que requieren tratamiento médico de un sistema de salud quebrado. Desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre y hasta abril se produjeron al menos 435 ataques contra instalaciones o personal sanitario, lo que equivale a 73 ataques por mes de guerra, según ha denunciado Save the Children. El personal médico de su Unidad de Salud de Emergencia en el centro hospitalario de Al-Mawasi ha estado tratando a niños heridos por los ataques aéreos en las “zonas humanitarias” designadas por Israel, como Deir Al-Balah.
Mientras, continúan los bombardeos israelíes desde el aire, la tierra y el mar en gran parte del enclave palestino y se intensifican los combates, se están agotando los suministros vitales, como el combustible, los medicamentos y otras ayudas. Esta situación agrava los "problemas de salud, de trastornos mentales muy severos, las amputaciones. La falta de agua y comida les afecta muchísimo más a ellos en estos momentos", señala Raimundo. Probablemente, zanja, Gaza sea el peor lugar del mundo para ser niño.
"En Ráfah se había logrado sostener una mínima capacidad en el ámbito sanitario entre cuatro hospitales que se mantenían y cuatro de campaña que se habían instalado y los suministros que estaban entrando", explica Chema Vera. Sin embargo, la decisión de Benjamín Netanyahu de centrar la invasión en Ráfah y ordenar la “evacuación” de civiles del extremo sur del enclave ha colapsado aún más la Franja. El 5 de mayo Israel cerró los pasos fronterizos de Ráfah y Kerem Shalom, lo que está teniendo consecuencias catastróficas para los niños y sus familias. "Reabrir los pasos es esencial para el combustible para el funcionamiento de los hospitales", reitera Vera.
Las ONG insisten en que la reanudación inmediata del suministro de combustible a Gaza es una prioridad urgente para mantener con vida lo que queda del diezmado sistema sanitario. Los servicios sanitarios vitales están prácticamente paralizados. Recuerdan que Ráfah ha sido el principal punto de entrada de ayuda y combustible a Gaza. Denuncian que el bloqueo de la ayuda humanitaria está poniendo en peligro la vida de un millón de niños pende de un hilo.
Huir por quinta vez en siete meses
La situación en los últimos días se ha vuelto insostenible. Según la ONU, al menos 800.000 personas han abandonado el extremo sur de la Franja debido a las continuas órdenes de reubicación. Muchas familias se están viendo obligadas a huir por quinta vez en siete meses, con niños y personas ancianas heridas, a medida que las fuerzas israelíes emiten nuevas órdenes de reubicación para las zonas norte y sur de la Franja. "Lo que ocurre en Ráfah ha hecho desarticular cualquier capacidad no solamente en el ámbito sanitario, sino también infraestructura de agua, de infraestructura o de saneamiento", lamenta el director ejecutivo de UNICEF.
La invasión en Ráfah lo altera todo. "Es de una deshumanización extrema. Lo que lo hace particularmente dramático es que las organizaciones internacionales, como Save the Children, que lleva trabajando allí desde los años 50, tenemos la capacidad, la voluntad, la aceptación, los medios y los recursos para poder trabajar. Lo que pasa que no se nos deja trabajar", asegura su director de cooperación internacional y acción humanitaria.
“Algunas familias se han visto desplazadas más de cinco veces en siete meses. Las personas que han sobrevivido a la guerra hasta ahora en Gaza están exhaustas, agotadas y desesperadas. Ya en octubre nos quedamos sin palabras para describir la magnitud del horror al que se enfrenta la infancia, y, sin embargo, aquí estamos, todavía intentando encontrar la manera de describir lo atroz que es esta guerra y lo gravemente que se está dañando a la infancia, física y mentalmente. Como hemos dicho antes, no hay nada humanitario en estas zonas 'humanitarias' y no hay nada seguro en estas órdenes de reubicación. ¿Cuántas veces tenemos que repetirlo antes de que los Estados miembros actúen?”, lamenta el director de Save the Children en los Territorios Palestinos Ocupados. Xavier Joubert.
Pobreza alimentaria grave
UNICEF calcula que el 95% de las mujeres embarazadas y lactantes se enfrentan a una pobreza alimentaria grave, lo que significa que han consumido dos o menos grupos de alimentos en el día anterior. El pasado 2 de mayo Save the Children publicaba el informe Emergencia silenciosa: mujeres que mueren para dar vida, en el que revelaba que, ante el aumento año tras año de los conflictos en el mundo, "las madres embarazadas en zonas de guerra tienen tres veces más probabilidades de dar a luz sin un médico o médica, una comadrona o una enfermera". Además, casi la mitad de los partos en zonas de conflicto tienen lugar fuera de un centro sanitario, en comparación con el 15% de los partos en otros lugares.
La situación se ha visto con el devastador impacto de la ofensiva israelí sobre la Franja, donde seis meses de bombardeos constantes, asedio y obstrucción de las entregas de ayuda han aniquilado el sistema sanitario. Hace una década avanzaban las medidas de salud materna en todo el mundo, pero ahora se están estancando los progresos para alcanzar el objetivo de la ONU de 70 muertes por cada 100.000 nacimientos en todo el mundo para 2030.
En definitiva, los niños no solo mueren bajo las bombas o los escombros. "Si no que mueren porque no hay medicinas. Mueren porque no hay hospitales. Mueren porque no hay traslados a los hospitales seguros. Es una cadena de circunstancias muy dolorosas que hacen de la situación que sea catastrófica", concluye Raimundo. Todo esto se suma a lo que supone para los niños el haber estado ocho meses bajo la intensidad de los bombardeos. "El 100% de la salud mental de la infancia en Gaza se está viendo afectada", zanja el portavoz de UNICEF.