Teresa Ribera, de vicepresidenta experta en energía a candidata europea del PSOE con mayor peso político
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera (Madrid, 1969), vuelve a virar su trayectoria hacia Europa como candidata del PSOE a las elecciones europeas. Allí, donde labró parte de su carrera como experta en políticas frente a la crisis climática, se ha concentrado también el foco de la cartera de energía y medioambiente que asumió en 2018 en el primer gobierno de Pedro Sánchez. Ahora, toma el relevo de Josep Borrell con el reto de revalidar los 21 eurodiputados que lograron los socialistas tras los pasados comicios. El PP, no obstante, amenaza con desbancarles como partido más votado en esta cita que se vive en medio de la máxima tensión política.
Bruselas —casi tanto como Madrid— ha sido el marco del estilo negociador, técnico y, con el paso de los años, cada vez más político de Ribera. Para los socialistas, es su "apuesta" para "liderar la transición energética en Europa" y no dudan en enarbolar las negociaciones para la excepción ibérica, que permitió que España y Portugal redujeran el precio de la energía por la singularidad de su conexión con el resto del mercado comunitario. Ocurrió tras la crisis energética provocada por la guerra de Rusia en Ucrania, cuando Ribera también se posicionó en contra de la propuesta de la Comisión Europea de declarar como "verdes" la energía nuclear y el gas. En esa línea, su Ministerio ha abogado por el cierre de centrales térmicas y ha aumentado los objetivos de producción renovable y potencia renovable instalada en España antes de 2030.
Licenciada en Derecho y funcionaria del cuerpo superior de administradores civiles del Estado, el Ministerio de Transición Ecológica no supuso para Teresa Ribera la primera experiencia en un gabinete político con los socialistas. En los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero fue, primero, directora de la Oficina Española de Cambio Climático (2004-2008), y secretaria de Estado de Cambio Climático (2008-2011) después. Desde entonces, su trayectoria política ha dibujado una pendiente ascendente que se pronuncia en el Ejecutivo de Sánchez: se trata de una de las pocas figuras que se ha mantenido en el Consejo de Ministros desde 2018 y, de hecho, el presidente le ha ido concediendo más poder, al promocionarla de vicepresidenta cuarta a tercera y, finalmente, a candidata europea. Sánchez ha dicho de ella que está llamada a ocupar "grandes responsabilidades en la futura Comisión Europea" y Ribera ya ha presentado batalla con un discurso centrado en combatir el auge de la ultraderecha y la defensa de la diversidad y el bienestar social en la UE.
Porque Ribera, aun cuando ha formado parte de las instituciones, ha tratado de mantener un perfil más técnico que partidista e ideológico, distancia que ha ido reduciendo en los últimos años y confirma con su salto como candidata. Su carácter político se puso de manifiesto en el pulso que el Gobierno central mantuvo con la Junta de Andalucía, cuando PP y Vox tramitaron una ley autonómica para legalizar regadíos en Doñana, pese a la presión en contra de la comunidad científica, la Comisión Europea y la Unesco. Después de meses de reproches mutuos, el presidente andaluz, Juanma Moreno, y Ribera firmaron un acuerdo con inversiones por 1.400 millones de euros, así como el cierre de los regadíos ilegales, un pacto que escenificaron los dos líderes entre sonrisas en Andalucía.
En la Unión Europea, Teresa Ribera podrá valerse de los conocimientos y contactos acumulados como directora ejecutiva del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), un laboratorio de ideas parisino especializado en desarrollo sostenible que la mantenía en contacto con organizaciones internacionales como el Foro Económico Mundial justo antes de incorporarse en el Gobierno de España. No obstante, quizás los años de ultraespecialización se han acabado para la actual ministra, que ahora aspira a entrar en un Parlamento y una Comisión Europea con otros retos más allá de la crisis climática y el modelo energético, como la economía, seguridad, defensa, transformación tecnológica, relaciones internacionales, tensiones migratorias y democracia.
Teresa Ribera, en tres frases
"Queremos una Europa más social, más justa, más feminista, más verde, más cargada de futuro".
"Vamos a ganar a aquellos que levantan el brazo en Roma y en Milán, a los que defienden las bombas contra la paz y aspiran a hacer impresionar a Europa desde dentro. A la ultraderecha, pero también a la derecha cobarde, que les abraza y no tienen ningún problema en pactar con ellos, sacrificar derechos y políticas sociales, denigrar a las mujeres e inventar conflictos".
"No podemos aplicar unas reglas para unos y olvidarnos de los otros. Tenemos que defender el doble Estado de Israel y Palestina, la defensa de la vida, de la dignidad, y del orden internacional. Porque un orden internacional sin reglas, no es orden. Un orden internacional sin derechos, no son derechos".
Expectativas electorales
Las encuestas reflejan una caída de la representación del PSOE en las elecciones del Parlamento Europeo respecto a las anteriores. Según el promedio de sondeos de DatosRTVE, el PP aventajaría en siete puntos y cinco escaños a los socialistas en España, que ganaron los anteriores comicios europeos y en esta ocasión obtendrían el 28% de los votos y 19 asientos. Esto supone dos escaños menos que en 2019, si bien hay que tener en cuenta que este año a España le corresponden 61 eurodiputados, dos más que en aquella cita, para reflejar los cambios demográficos registrados desde entonces.
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