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Análisis

El extraño caso del segundo helicóptero en la muerte del presidente de Irán Ebrahim Raisí

  • El presidente iraní falleció el pasado domingo en un accidente aéreo cuando atravesaba una zona montañosa
  • Un dato que ha suscitado controversia ha sido el número de pasajeros que viajaban en el aparato

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Muerte del presidente de Irán: ceremonia de conmemoración del fallecido Ebrahim Raisi
Ceremonia de conmemoración del fallecido presidente iraní Ebrahim Raisi REUTERS

Para las agencias inmobiliarias, el trinomio ubicación, ubicación, ubicación, define el máximo de la puntuación sobre el valor de una propiedad. En el extraño caso del helicóptero estrellado en el que viajaban el presidente, Ebrahim Raisí, y el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, supone el nudo del que hay que partir para intentar desentrañar el misterio

Ya. Porque el lugar donde cayó el helicóptero está en una de las fronteras más fortificadas y vigiladas del mundo, desde los tiempos de Catalina la Grande y sus campañas para extender las fronteras de Rusia hacia el Sur. Hace un siglo, Reino Unido, Alemania, Francia, Turquía, además de la Unión Soviética, no perdían de vista Bakú y aterrizaban en Tiflis. El otro Salvaje Oeste. Y en pleno siglo XXI, el segundo helicóptero, de un grupo de tres, cae sin dejar rastro, ni señal de ubicación, supuestamente durante 15 horas. 

¿Usaron los iraníes a propósito un viejo Bell-212 de los años 60, sin instrumentos electrónicos, con los teléfonos apagados, para evitar ser detectados, conscientes de los riesgos que eso suponía? Sin el GADSS, Global Aeronautical Distress and Safety System, que enciende como un árbol de Navidad los controles de tráfico aéreo; ni PLB, Personal Location Beacon, un GPS personal que, si se activa, alerta de la propia localización en 30 segundos a todo el tráfico circundante… ¿Y cómo es posible que los otros dos helicópteros, uno delante y otro detrás, que obedecían las órdenes del piloto del segundo, y jefe de la expedición, el coronel Seyed Taher Mostafaví, prosiguieran la ruta como si nada, y no fueran capaces de proporcionar las coordinadas del que iba en medio, a todas luces el más importante? 

Las especulaciones han sido tan variadas y fuera de control que en un momento una leyenda se difundió por Telegram: “El piloto era un agente del Mossad: Eli Copter”. Y decenas de miles se lo tragaban. Otros 200.000 siguieron al dron turco que sobrevolaba la zona buscando los restos. La agencia rusa TASS corregía los despachos de la iraní MEHR sobre los supuestos “supervivientes”. 

Otro filón de rumores se centra en el número de pasajeros del helicóptero presidencial. En un principio se hablaba de 12, pero en las últimas imágenes de vídeo no se podrían justificar más de siete, a lo sumo nueve. ¿Podría haber ocurrido que se manipulara a distancia el aparato sabiendo exactamente dónde debía caer, asegurando la “muerte” de todas las señales? Azerbaiyán es el primer proveedor de energía a Israel, y los rumores apuntan a diversas bases de ese país en las cercanías de Bakú. Israel entrena a las fuerzas especiales azeríes. En los últimos tiempos se hablaba del rearme de Armenia por parte de Irán e India. 

La sucesión

Desde el accidente por el mal tiempo ―inesperado―, a la misión suicida del piloto ―para hacer un último servicio al país―, se han propagado las teorías más descabelladas; o no. Muy pocos querían al presidente conocido como “el carnicero de Teherán” quien, a finales de los años 1980, cuando era el número dos de la Fiscalía islámica, enviaba miles de condenas a muerte a los presos políticos, con fotocopias. 

Hace un año asistimos a una de sus ceremonias, mezcla de proclamas políticas y venganzas religiosas, en la mayor mezquita de Teherán. Un vecino entre el público me comentó: 

-Raisí ―como se pronuncia en farsi―, es un orador pésimo, no como su predecesor Rujaní. Este siempre se equivoca con la pronunciación de la palabra victoria ―pirusí. Ta pirusí, hasta la victoria―. Mira, lo ha vuelto a hacer. No supe qué pensar. Allí también estaban las fuerzas vivas de la Guardia Revolucionaria, como el ministro de Exteriores, Husein Amirabdollahian. La otra víctima “excelente”. 

A Amirabdollahian le ha sustituido su número dos, Alí Bagherí Qani, cuyo hermano está casado con la hija menor de la Guía Suprema, Joda Jameneí. Entrevistamos a Bagherí Qani en nuestra última visita a Irán. Al marcharnos nos dijo "sólo les quiero hacer notar una cosa: piensen en sus propios intereses, como país". 

¿Será la clave? Porque tal vez todo esto sea una estrategia para “limpiar” el proceso de sucesión de Jameneí, cuya salud es famosamente precaria desde hace décadas. A sus 85 años, el sucesor de Jomeini ―o Jomeiní―, ha superado un atentado, que le ha dejado su mano derecha de pianista inutilizada y al menos un cáncer, curado por su hermano oncólogo.

Ahora todos hablan de su segundo hijo varón, Mojtaba, de 55 años. Mojtaba cuenta con el apoyo de los Pasdarán, el Ejército islámico que sustituyó al del Sha en 1979; de los Basij ―basiyi―, milicias populares. Guardia Revolucionaria y ejército se mueven en universos paralelos. Y en el Irán islámico los fondos billonarios de ayudas y subvenciones circulan por fundaciones, la mayor de las cuales está en manos de la familia del líder supremo. El bastión político de Mojtaba Jameneí es Muhamed Baqer Qalibaf, exalcalde de Teherán y ahora presidente del Parlamento en las últimas dos legislaturas. Entre ellos controlan un imperio económico, político y militar de miles de millones de dólares que pasan, cómo no, por concesiones inmobiliarias en la inflada burbuja de la capital.

En este punto, es el nieto de Jomeini, Hasan, el más aperturista y crítico con el statu quo Jameneista. Su tía, Zahra Esraghi, es una feminista casada con Mohamed Reza Jatamí, hermano menor del expresidente reformista, desaparecido de la circulación, pero miembro del Consejo de Expertos, o Sabios: 88 clérigos que elegirán al sucesor de Jameneí y Jomeini. 

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El hecho de que en la oración fúnebre con los cuerpos de las nueve víctimas oficiales del helicóptero, el jueves día 23, la Guía Suprema apareciera en la mezquita con dos guardaespaldas armados, no indica nada bueno sobre la confianza de los peces gordos del régimen con sus supuestos seguidores. 

Por otra parte, ya lo dijo el gran ayatolá elegido en primera instancia como sucesor de Jomeini, Husein Alí Montazeri: “La gente en todo el mundo piensa que lo único que hacemos en Irán es matar”. Montazeri acabó sus días en arresto domiciliario, después de enfrentarse al maquiavélico Rafsanyaní, y al mismo Jameneí, su exalumno. No olvidemos que así sigue viviendo hoy en día, sin poder salir de su casa, el líder del Movimiento Verde, Mir Husein Musaví, desde 2009. Musaví fue primer ministro de Irán entre 1981 y 1989. Contrario a la fiebre asesina de Raisí, el cargo de primer ministro fue cancelado de la Constitución. 

Victoria se dice con dos claves

El cementerio Behesht Zahra es el mayor de Irán. Inaugurado en 1970 a las afueras de Teherán, desde entonces no ha parado de crecer. Hace unos años acompañé a alguien a su mausoleo de familia. Mientras rezaba, yo me atreví a caminar por una vasta zona de fosas comunes. La tierra era tan blanda que por un momento temí hundirme en las zanjas semiabiertas repletas de víctimas de la teocracia iraní. 

En algunos lugares aparecían primitivas placas de cemento a modo de lápidas, con nombres inscritos con garabatos. Y dos claveles dispuestos sobre ellas a modo de V. La mejor, perfecta, pronunciación de la palabra victoria.