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España realiza una nueva aportación de semillas al arca de Noé vegetal de Svalbard

  • Una delegación del CSIC deposita en el Banco Mundial de Semillas una selección de cultivos como tomates, cebollas o cardo
  • Esta avanzada infraestructura científica atesora la mayor colección de seguridad de la biodiversidad agrícola global

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Bóveda Global de Semillas de Svalbard (SGSV).
Vista general de la entrada de la Bóveda Global de Semillas de Svalbard (SGSV), en las afueras de Longyearbyen (Noruega).

Una delegación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha viajado a la remota isla de Svalbard, en el Ártico, donde ha entregado una selección de semillas de cultivos como tomates, cebollas, judías, berzas, borraja o cardo. Estas variedades vegetales, pertenecientes a la colección nacional española, han sido depositadas en el Banco Mundial de Semillas, la avanzada infraestructura científica que atesora la mayor colección de seguridad de la biodiversidad agrícola global, y que salvaguarda la base de la alimentación mundial.

El Banco de Semillas de Svalbard es una especie de arca de Noé vegetal que guarda más de un millón de muestras de semillas de diferentes cultivos de casi todos los países del mundo. Se trata de la mayor colección que existe de biodiversidad agrícola. El período de duración del depósito suele ser de 10 años renovables.

José Pablo Zamorano (IMIDRA), Guy Vancanneyt (INIA), Elena Delgado (IMIDRA) y Luis Guasch (director CRF-INIA).

De izqda a dcha. José Pablo Zamorano (IMIDRA), Guy Vancanneyt (INIA), Elena Delgado (IMIDRA) y Luis Guasch (director CRF-INIA).

En 2022, el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) se integró en el CSIC, institución dependiente del Ministerio de Ciencia. Fue entonces cuando comenzaron a depositarse simientes de especies vegetales españolas en el Banco Mundial de Semillas. Esta línea de trabajo continúa hoy en día para conseguir que, en una década, el 40% de las colecciones activas conservadas en los 15 bancos de semillas distribuidos por el territorio nacional, tengan no solo una copia en el Centro de Recursos Fitogenéticos (CRF) del INIA, sino que ese mismo material se conserve también en esta remota infraestructura científica.

No es casualidad que el Banco de Semillas Mundial, conocido como Svalbard Global Seed Vault, esté en el Polo Norte. El motivo no solo se debe a que la comunidad internacional se ha puesto de acuerdo para que se desarrollen actividades científicas en los polos, sino que también se debe a la zona en la que se encuentra, denominada ‘permafrost’ —suelo permanentemente congelado—, ya que, como explica Luis Guasch, director del Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA-CSIC, esto hace que incluso sin la refrigeración adicional (-18ºC/0 F) con que cuentan las instalaciones, las semillas permanecerán a bajas temperaturas, permitiendo su conservación a largo plazo.

Más de 1,2 millones de muestras

Esta inmensa caja fuerte atesora en sus cámaras subterráneas más de 1,2 millones de muestras de diferentes cultivos que constituyen la mayor colección de seguridad de la biodiversidad agrícola global que salvaguarda la base de la alimentación mundial. Pero no hace falta trasladarse al Polo Norte, ya que esta infraestructura cuenta con los bancos de todos los países y, a través de las colecciones activas, pone las semillas a disposición de agricultores e investigadores con el objetivo de incorporar características interesantes tales como sabor, color, capacidad de adaptación al cambio climático o tolerancia a determinadas plagas o enfermedades.

Para ello, en los últimos años, se han realizado multiplicaciones con protocolos de trabajo minuciosos, evitando cruces o mezclas para que las semillas mantengan la diversidad original y se conserven viables durante el mayor tiempo posible, y que así puedan llegar a las generaciones futuras.

Semillas españolas en el 'Arca de Noé' vegetal

En esta ocasión, se han incluido 42 especies distintas, fundamentalmente hortícolas, destacando las 33 nuevas accesiones de tomates que se suman a los ya depositados, haciendo un total de 94 variedades de tomates depositadas; o las nuevas 23 variedades de judías que elevan el número total de tipos de judías a 225. Además, se han depositado berzas, acelgas, espinacas, lechugas, cebollas, pimientos o verduras tan nuestras como la borraja o el cardo. También se han incluido en el envío variedades tradicionales de trigo.

El compromiso de España con la conservación de la biodiversidad agraria impulsó la consecución del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos, que favorece la utilización de estos materiales. Ahora, nuestro país tiene la responsabilidad de seguir aportando materiales y conocimiento, ya que durante siglos, hemos colaborado en la introducción de diferentes variedades en Europa, África o Iberoamérica, diversificando la agricultura y haciendo nuestra gastronomía mucho más variada y puente de culturas.