Celibato católico: silencio, ocultamiento y doble vida
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- La obligatoriedad del celibato para todos los miembros del clero católico se aprobó en el I Concilio de Letrán
- Teólogos, obispos y sacerdotes admiten que el celibato está diezmando las filas del clero católico
El celibato, la disciplina establecida por la Iglesia Católica desde el siglo XII para sus clérigos, no está siendo respetada por la mayoría de ellos. La falta de vocaciones sacerdotales provoca que la Institución mantenga un perfil bajo ante las consecuencias de la transgresión.
Pero ahora algunos de sus ministros se niegan a seguir con sus relaciones clandestinas y piden el fin del celibato obligatorio. También denuncian las prácticas que la Institución ordena en relación con los hijos de los clérigos.
Cuando el celibato se convierte en un problema
Marc Fassier era cura de la diócesis de Saint-Denis, en París. Fue ordenado cuando tenía 27 años y mantuvo su disciplina del celibato hasta que, en 2015, conoció a Ingrid, una de sus feligresas. Al principio, ambos intentaron ser tan solo amigos, pero después comenzaron a vivir su relación a escondidas. “Yo tenía todo el peso de la prohibición sobre mí”, manifiesta el cura.
Se conocieron estudiando teología y Wolfgang se ordenó sacerdote. Vivieron juntos, incluso en la parroquia donde Wolfgang ejercía su ministerio. “Sabían que éramos pareja y no éramos los únicos”.
Según el prestigioso teólogo de la Facultad Católica de la Universidad de Viena, Paul Zulehner, la Iglesia se hunde en una esquizofrenia cada vez más evidente. “Exigen el celibato, pero conocen que viven abiertamente sus relaciones”, critica. “Es un gran problema de credibilidad para la Iglesia”, prosigue.
“Exigen el celibato, pero conocen que viven abiertamente sus relaciones“
Tanto que cada vez más sacerdotes y obispos se niegan a seguir viviendo sus relaciones en la clandestinidad. En 2021, Marc renunció al sacerdocio y Wolfgang, que quería seguir con su vocación sacerdotal, se convirtió al protestantismo para poder vivir abiertamente su homosexualidad junto a su pareja.
El celibato está provocando una sangría dentro de la Iglesia fue el mensaje que el jesuita Charles Delhez envió al Papa Francisco, en enero de 2019. En los últimos 20 años, Francia ha perdido más de la mitad de sus sacerdotes. Alemania, casi un tercio. En su misiva titulada “Es urgente, Santo Padre” le rogaba que autorizase la ordenación de personas casadas. “Es significativo el número de dobles vidas en las filas del clero”, escribía.
Sobre esto, en 2014, Francisco había manifestado su pesar sobre una de las enfermedades que afectaban a la Curia. “La enfermedad de quienes tienen una doble vida, fruto de la hipocresía típica del mediocre”, espetó en medio de los cardenales, lo que él denominó, la enfermedad de la esquizofrenia existencial.
Los hijos de los sacerdotes
Bernard Chalmel fue cura desde 1975 a 2005. Durante años de sacerdocio no respetó el celibato y mantuvo una doble vida. Asegura que encontró el equilibrio entre sus relaciones ocultas y el ejercicio de su ministerio, reforzado, como él mismo cuenta, desde que “fui a ver a mi padre espiritual y me di cuenta de que él mismo tenía una amiga”.
En sus últimos seis años de sacerdocio, mantuvo una relación con Marie Laurence Brunet de la que nacieron sus dos hijas. “Bueno, ya conoces la disciplina de la Iglesia”, le dijo entonces su obispo. La Iglesia exige la renuncia del ministerio, salvo que el cura no asuma su paternidad.
“Fui a ver a mi padre espiritual y me di cuenta de que él mismo tenía una amiga“
En ese caso, el Vaticano ordena que “un hijo recién nacido de un sacerdote pasa a formar parte de una familia ya consolidada, en la que otro progenitor asume el papel de padre”. Es lo que le ocurrió a Tomek, hijo de un cura, a quien su madre y su familia le ocultaron quién era su padre biológico, durante 44 años.
En otros casos, como el de Isabel, su padre sacerdote llegó a conocerla, pero no a criarla. “El sacerdote eligió la Iglesia, su estatus, eligió las apariencias en detrimento de la niña”, relata un amigo de la familia de Isabel.
Ella denuncia ese silencio con el que conviven muchos de los hijos de clérigos. “Intentan dar dinero a las madres para que callen”, explica con amargura Isabel. Es lo que le ocurrió a su madre.
“Intentan dar dinero a las madres para que callen“
Y es que los hijos del clero son una auténtica pesadilla para Roma. En Francia, la asociación “Los niños del silencio” ha contabilizado que, en todo el mundo, hay unos 50.000 hijos e hijas de padres sacerdotes que no los reconocen e incluso ni los conocen.
El desafío a Roma
La Santa Sede se mantiene inflexible ante la realidad del celibato y su pérdida de ministros. Ante estas circunstancias, en países como Austria y Alemania, muchos sacerdotes en ejercicio han decidido cambiar su disciplina sin el consentimiento de la jerarquía católica. “Contemplo que el tipo actual de sacerdote célibe se complemente con personas casadas o con otra profesión”, propone Franz Josef Bode, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Alemana y obispo de Osnabrück.
Y ya hay hombres y mujeres casados predicando el Evangelio y pronunciando homilías. En África, donde el celibato también supone un problema, existen ya unos 30 clérigos que se han unido a las que llaman iglesias católicas alternativas. Estos sacerdotes, en su día católicos romanos, siguen con su ministerio, pero pueden fundar una familia.