Cartagena, la resiliente
- La estratégica ubicación geográfica de Cartagena la ha convertido siempre en plaza fuerte codiciada por todas las civilizaciones
- Ahora Cartagena mira al futuro yendo a buscar su identidad en el pasado para renacer y reinventarse de nuevo
- El domingo, a las 22:30 horas, en el Canal 24 horas y en RTVE Play
En sus más de tres mil años de historia, en Cartagena han anidado todo tipo de civilizaciones. La ciudad ha pasado por todo tipo de vicisitudes y se ha ido reconstruyendo tras ellas. Es por ello que a los cartageneros les gusta decir que tienen otra ciudad bajo sus pies. Y la verdad es que tienen más de una.
“Cartagena es como el Ave Fénix: cae, se levanta y se reinventa de nuevo“
En las excavaciones del Anfiteatro Romano sobre el que en el s. XIX se construyó una plaza de toros. María José Madrid Balanza, arqueóloga municipal de Cartagena, explica que están a punto de finalizar los trabajos de apertura al público del Anfiteatro Romano que este verano ya será visitable. En él han aparecido la fosa para animales y gladiadores en los espectáculos de lucha. Para Madrid, la ciudad es como "el Ave Fénix: cae, se levanta y se reinventa de nuevo".
La solera de El Columbus
En uno de los locales cartageneros más emblemáticos, El Columbus, encontramos a Félix Sánchez. Algunos le llaman el Faro de Cartagena porque desde su terraza ve pasar todo lo que se cuece en la ciudad. Félix nos explica cómo se elabora El Asiático, un café típico de Cartagena. Junto a El Caldero, La Marinera o Los Michirones es una de las muchas especialidades cartageneras que hay que probar cuando se visita la ciudad.
Cartagena capa a capa
“Al destruirse la ciudad se debe construir una nueva ciudad y normalmente se utilizan las mismas piedras“
Cartagena se ha tenido que ir reinventando a lo largo de los siglos. Cada capa de su subsuelo nos arroja luz sobre un pedacito de su historia que desgranamos con el historiador Luis Miguel Pérez Adán, uno de los cronistas oficiales de Cartagena. Dice que en la ciudad se da una circunstancia muy especial que es la superposición de capas, fruto de la destrucción de las guerras, asegura Adán. "Al destruirse la ciudad se debe construir una nueva ciudad y normalmente se utilizan las mismas piedras. Por eso no nos debe extrañar ver en La Catedral elementos que son del Teatro Romano", afirma.
Enorme patrimonio que precisa muchos recursos para su conservación
El enorme volumen de patrimonio de Cartagena es también un inconveniente por la cantidad ingente de recursos que se precisa para conservarlo. Y, a veces, las subvenciones para privados se pierden por lentitud administrativa. Es lo que les ha pasado a los vecinos de la Casa Palacio del Almirante Escaño, del S. XVIII, que ahora tienen que sufragar las obras estructurales del edificio para que no caiga a pedazos.
En la mirada de las inmobiliarias: buena zona para invertir, mucha demanda y poca oferta
Cartagena lidia con la, a veces, ardua tarea de la convivencia de la ciudad del siglo I con la del siglo 21. El hallazgo constante de ruinas históricas y la costosa conservación de los edificios no frena, sin embargo, la inversión de las inmobiliarias, que se interesan especialmente por el casco histórico. Nerea Castro, Relaciones Públicas de la Agencia Santaflorentina21 de Cartagena, afirma que es una buena zona para invertir porque hay mucha demanda y poca oferta. Castro explica que "aparte de ser zona militar, también cuenta con cuatro universidades, varios hospitales y empresas importantes como Navantia o Repsol, lo que hace que venga muchísima gente a la ciudad".
Suelos contaminados
En las diferentes capas del subsuelo de Cartagena también encontramos contaminación: la que han dejado las empresas químicas que han explotado el entorno y que en momentos de vacío legal se han llevado los beneficios y han dejado los residuos.
“La ley dice que quien contamina paga, pero, en Cartagena quien contamina, cobra“
Hartos de décadas de buenas palabras, los vecinos exigen soluciones ya. Pencho Sánchez, presidente de la AAVV Sector Estación de Cartagena, sostiene que "la ley dice que quien contamina paga, pero aquí en Cartagena quien contamina, cobra. Se llevan los cuartos y si te he visto no me acuerdo".
El día en el que ardió el Parlamento
Otra de las luchas más simbólicas de Cartagena fue el día que ardió el Parlamento murciano. El 3 de febrero de 1992, los trabajadores de Bazán se manifestaron frente a la Asamblea regional en defensa de 15.000 puestos de trabajo. La ciudad se desangraba por la reconversión industrial. Un cóctel molotov inició las llamas que hicieron historia. Más de tres décadas después, dos de sus protagonistas se reúnen en el lugar donde se libró la batalla: José Luis Romero de Jódar, líder comarcal de CCOO en 1992, y José Ibarra Bastida, entonces trabajador de Bazán, actual secretario comarcal de CCOO y autor del libro Cartagena en llamas.
“La imagen del Parlamento en llamas nos puso en la agenda política“
La reconversión industrial llegó con una década de retraso a Cartagena. "1992 era el año espléndido de España: el año de las Olimpiadas de Barcelona, de la Expo de Sevilla, Madrid Capital Cultural... A todo el país le iba bien y a nosotros nos iba fatal, y eso incrementaba la rabia", cuenta Ibarra. Cuatro sectores completos se vinieron abajo: el naval, el minero, el metalúrgico y el de fertilizantes. "La ciudad se venía abajo y todo el mundo se volcó en la defensa de esos 15.000 puestos de trabajo", añade Ibarra. "La imagen del Parlamento en llamas nos puso en la agenda política", sentencia Romero.
Cartagena apuesta ahora por su patrimonio y el turismo cultural
La aparición del Teatro Romano, del que no se tenía ninguna documentación, en 1989 se convirtió en la punta de lanza del desarrollo arqueológico y patrimonial de Cartagena, que hizo un cambio de chip tras la crisis industrial de los 90. Sin la potente industria ni la inyección económica de los militares, la ciudad se plantea ahora nuevos retos, tal y como explica la alcaldesa de la ciudad, Noelia Arroyo.
“No se entiende la historia de España sin la historia de Cartagena“
"Cartagena es la gran desconocida, sus visitantes se sorprenden de encontrar una inesperada ciudad abierta al mar y se van con un buen sabor de boca. Nada que ver con la Cartagena gris y militar de antes". Añade que "ahora es un destino turístico, cultural consolidado, una gran ciudad tecnológica donde se están construyendo los submarinos del futuro... No se entiende la historia de España sin la historia de Cartagena", sentencia.
El Arsenal, emblema de la ciudad
Aunque los militares de reemplazo ya no pueblan el paisaje cartagenero, el Arsenal sigue siendo emblema de la ciudad. Ahora con la apuesta de adecuarlo al siglo 21 del almirante del enclave militar, Alejandro Cuerda. "Estamos embarcados, no solo el Arsenal, sino la Armada entera, en la transformación, digitalización y aplicación de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial", asegura Cuerda.
“No se puede entender Cartagena sin el Arsenal ni el Arsenal sin Cartagena“
El submarino Isaac Peral S-81 ha sido el mayor reto tecnológico de la industria naval en España, sostiene Cuerda. "El diseñar y construir el primer submarino español dentro de la liga de los submarinos diesel. Es el más avanzado que existe ahora mismo en el mundo". "El Arsenal ha sido el motor socioeconómico de Cartagena durante 250 años. No se puede entender Cartagena sin el Arsenal ni el Arsenal sin Cartagena", concluye.
El encanto de la Algameca Chica
“Es un viaje al pasado, un vestigio de cómo se veraneaba antes“
Si hay algún lugar en Cartagena en el que se detiene el tiempo es en la Algameca Chica, también conocida como la pequeña Shangái murciana. Esta pedanía de barracas, nacida a finales del s. XVIII, transpira encanto y libertad. Hace más de medio siglo que resiste al margen del Estado y lucha por no ser derribada. Tiene más de un centenar de vecinos, de los que solo unos pocos residen todo el año. Sus vecinos presumen de unas calles sumamente cuidadas que guardan la esencia de pueblo de toda la vida. "Es un viaje al pasado, un vestigio de cómo se veraneaba antes", señala el historiador José Ibarra.