Enlaces accesibilidad
Tolerancia cero

Machismo y deporte: "Tratan a los chicos como si fueran personas y a nosotras como una cifra más"

  • La Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala Profesional está desbordada por el número de consultas y peticiones de ayuda
  • Solo el 23% de las chicas de Secundaria alcanza el nivel de actividad física recomendado por la OMS frente al 49% de los chicos

Por
Tolerancia cero - Machismo y deporte - 31/05/24

"Nos tratan como si fuéramos niñas", apunta Elena (nombre ficticio porque prefiere no dar el real). Ella es deportista olímpica y reconoce que el trato que reciben las mujeres deportistas es diferente al que reciben ellos. "Se ve en el ambiente y en la cultura, en cómo nos tratan y en cómo nos hablan. No nos tratan como a los chicos", sentencia.

El fútbol, según las investigaciones, sigue siendo el deporte con más desigualdades, pero el machismo atraviesa a todas las disciplinas con situaciones que en la mayoría de casos son poco visibles para los espectadores y la afición.

Elena no tiene que hacer memoria, porque los ejemplos le salen solos rápidamente. Lo más llamativo, dice, son las diferencias en la ropa que utilizan ellas y ellos, tanto en la equipación como en las prendas con las que compiten. "La camiseta que tengo es la talla XS, pero me queda muy grande porque es de hombre y es muy incómoda", apunta sobre la equipación que tienen en su equipo y que no se adapta al cuerpo de las mujeres. En las prendas de competición ellas sí tienen su ropa propia, pero las diferencias de material son también evidentes. La de las chicas, explica, es de un material mucho más barato que la de ellos. "Aprieta mucho en los hombros y se nota cuando lo llevas puesto", denuncia.

El problema del embarazo

Lo que nos cuenta Elena no es un caso aislado, son muchas las deportistas que viven situaciones de discriminación. Un estudio del Instituto de la Mujeres realizado por los investigadores María Martín Rodríguez, de la Universidad Politécnica de Madrid, y por David Moscoso Sánchez, de la Universidad de Córdoba, apunta en la misma dirección. "Hay desigualdades y discriminaciones. A ellas se les otorgan siempre los peores espacios, los peores horarios y las peores instalaciones. Ellas muchas veces llegan el mismo día que tienen que competir y la selección masculina llega una semana antes", apunta Martín. 

Para este estudio, Martín y Moscoso entrevistaron a deportistas de primera línea del deporte español, a responsables de organizaciones deportivas y a periodistas. Y ahí, en esta investigación, comprobaron que la realidad llegaba mucho más lejos de lo que como expertos ya intuían. "Hay cláusulas antiembarazo y si te quedas embarazada te echan del equipo. Y eso les pasa a las que tienen contrato porque hay muchas que no tienen y que les pagan en dietas o que les pagan en B. A otras, ni se les paga", apunta Moscoso. Los baches a los que hace referencia este estudio son constantes y muchas deportivas profesionales les reconocieron que tienen miedo al futuro y a lo que va a pasar cuando terminen sus carreras deportivas. 

Sobre este miedo nos habla, también, la presidenta de la Asociación de Jugadoras de Fútbol Sala, Natalia Orive. Ella, es un momento casi de hartazgo, se organizaron para hacer frente a todas las situaciones que se encontraban y para las que nadie, de momento, les daba respuesta. En los últimos tres años la asociación ha recibido más consultas que en los once años anteriores y Orive reconoce, con una sonrisa de agotamiento, que están desbordadas. La mayoría de peticiones de ayuda que les llegan son por cláusulas abusivas o por contratos que no reflejan las horas reales y nos cuenta que incluso contactan con ellas deportistas de otras disciplinas que no saben a qué puerta tocar. "Nosotras tenemos que luchar muchísimo más y encima muchas veces nos tildan de pesadas o nos dicen que siempre estamos protestando", denuncia. 

Una de las batallas en las que están ahora inmersas Orive y sus compañeras es conseguir que haya una ambulancia en la puerta de los campos cuando compiten, como pasa en las competiciones masculinas profesionales. Estamos ante una cuestión básica, una razón de salud y aún ahí tienen que luchar. "Lo sorprendente es que con estas condiciones obtengan tan buenísimos resultados. Si tuvieran más oportunidades imagínate lo que podría llegar a ser el deporte femenino, añade Martín.

Estructuras de poder sin mujeres

La investigación de Martín y Moscoso apunta, también, a la falta de representación de las mujeres en las estructuras de poder en el deporte y al "ninguneo y el menosprecio", dice Martín, que viven cada día las mujeres. Asegura la experta que "la violencia psicológica y verbal es una constante" y esto, reconocen las deportistas, es agotador.

Para Elena el día a día es duro, hay muchos días que reconoce que llora muchos días de rabia, pero persiste ahí, en primera línea, por la ilusión de "hacer lo que te gusta". "A veces me salen las lágrimas porque no me siento apoyada para nada y es muy difícil hacerlo todo sola", añade

En el equipo técnico de Elena hay catorce personas, solo hay una mujer y dice que esto se percibe en cómo se toman las decisiones y también en cómo se las comunican. La última anécdota ha sido la forma de elegir a los componentes de la selección. "Con ellos se reunieron de manera profesional para decir quién estaba dentro y quién no y con nosotras no", nos cuenta Elena en un descanso de sus entrenamientos en el que explica que muchas veces tienen que hacer lo imposible para que les tengan en cuenta. Estamos, ante lo que tacha Moscoso de "masculinización de las estructuras" y "problemas de reparto de poder".

"Muchas veces nos hemos sentido una carga"

"Es como que tenemos que estar agradecidas de tener ese espacio, de que se trabaje por nosotras y muchas veces nos hemos sentido una carga", apunta Orive. Es la realidad de un deporte de deja de mirar cara a cara a las mujeres desde edades muy tempranas. Martín ha dirigido otra investigación financiada por Mapfre en la que, precisamente, apuntan a la expulsión de las mujeres de los espacios deportivos ya en la adolescencia. "Las mayores brechas de género aparecen en los espacios de práctica más accesibles, sobre todo es los patios de recreo escolar", destaca esta investigadora, que matiza que donde no se ven diferencias significativas es en los espacios naturales en los que no hay intervención humana.

Siete de cada diez chicas reconocen que les gustaría hacer más actividades físicas y deportivas y la experta señala que es urgente que se redefinan los espacios porque no son inclusivos. Habla Martín de cambiar el paradigma de las instalaciones deportivas y de repensar el futbolcentrismo.

Ellos juegan sobre todo al fútbol (48,2%) y les motiva más la competición que a ellas. Ellas tienen como práctica principal el baile (15%), seguida de pasear (9,1), pero ninguna de estas actividades está incluida en el sistema deportivo. Y esto impacta, denuncia Martín, también en la salud física y en la emocional. "Tenemos ya a una de cada cuatro chicas que está en un nivel de vida sedentario y esto tendría que ser una prioridad de salud pública. Sabemos que mejora, además, el rendimiento académico, así que tenemos que mejorar las oportunidades de prácticas físico deportiva de las adolescentes", señala.

Es todo, apunta Martín, parte de un continuo, pero para Elena es, sobre todo, una cuestión de humanidad. "Tratan a los chicos como si fueran personas y a nosotras como si fuéramos una cifra más", sentencia.