Los rostros de los estudiantes por Palestina: ¿quién mantiene vivas las acampadas?
- Cinco universitarios españoles relatan su experiencia en las acampadas por la causa palestina
- Consulta el mapa de las acampadas propalestinas en las universidades españolas
Hace un mes que los campus de las principales universidades españolas ya no son los mismos. Movilizados por la causa palestina, los estudiantes se han instalado a las puertas de sus facultades con sus sacos de dormir y tiendas de campaña. Exigen el cese de las relaciones de los centros acedémicos con Israel y también ejercer presión al Estado para que tome medidas más punitivas contra las políticas sionistas. RTVE.es se ha adentrado en los campamentos de Salamanca, Madrid, Barcelona, Santigo de Compostela y Sevilla para reunir cinco de estas historias de vida.
Salamanca: "Hay reuniones todos los días"
Las tiendas llevan más de dos semanas en la Plaza de Bolonia, en el corazón del campus Miguel de Unamuno de Salamanca. Aunque no lo buscaron al elegirla, la ubicación facilita conciliar la reivindicación y las obligaciones estudiantiles, con los exámenes finales a la vuelta de la esquina. "Tenemos una biblioteca literalmente al lado. Además, el ambiente es favorable. Cuando aparece un portátil, todo el mundo baja la voz", explica Aída Maside Gil, activista del Colectivo Estudiantil Alternativo (CEA) y una de las portavoces de la acampada.
Ese curso, ha comenzado un máster en derecho laboral, después de terminar el doble grado de Derecho y Ciencias Políticas. Aunque participa de forma activa en los movimientos sociales desde hace tiempo y reconoce que esta acción "no se vive todos los años". "El genocidio que está llevando a cabo Israel precisa de una movilización como esta, con la participación de personas a título individual y de colectivos y asociaciones para dar una respuesta contundente", declara.
“A día de hoy, el Derecho Internacional es papel mojado. Se trata de una cuestión geo-política. El estado de Israel se creó para responder a unos intereses muy concretos de las potencias que ahora supuestamente tienen que hacer justicia, reparar la situación. La respuesta es la solidaridad de clase, el internacionalismo, la presión a los Gobiernos y las Universidades para que no se mantengan al margen", subraya esta joven estudiante.
Consideran "insuficiente y oportunista" la declaración institucional del estado de Palestina, aprobada por el Consejo de Ministros: "La medida llega tarde, en la campaña de las elecciones europeas. No sirve de nada mientras se siga reconociendo y manteniendo relaciones con Israel. Entendemos que no puede existir una palestina libre mientras se mantenga un estado sionista".
En su ámbito concreto, el académico, tienen claras las reivindicaciones: "Pedimos que la Universidad corte toda relación con Israel. No solo los convenios de movilidad académica en ambos sentidos, también que se niegue a participar en cualquier actividad que blanquea sus políticas. Que acoja a profesores y estudiantes palestinos".
También señalan las relaciones económicas de su Universidad, y de la Conferencia de Rectores (CRUE) con tres empresas concretas: "Los bancos Santander y BBVA, que financian la fabricación de armamento, y HP, que desarrolla la tecnología que Israel utiliza en los pasos fronterizos para evitar la libre circulación de la población civil palestina". "Deberíamos mantener una reunión definitiva estos días, pero no somos optimistas", lamenta Aida, que por ahora siguen esperando una respuesta. Mientras tanto, se coordinan para organizar las cuestiones más logísticas -reparto de sacos de dormir, tiendas de campaña y comida o turnos- y la parte política -los contenidos de los talleres y las charlas y actos o la difusión-. "Hay reuniones todos los días y asambleas abiertas a la participación de personas que no están acampadas", explica. Por Javier Laso (RTVE Castilla y León)
Santiago de Compostela: "Seguimos la estela internacionalista propalestina"
En la Universidad de Santiago de Compostela la movilización estudiantil está dejando huella con continuas protestas a favor del pueblo palestino. Desde hace ya un mes, la Asamblea de Estudiantes, muy comprometida con la causa, y apoyada por la organización ERGUER, han instalado un campamento por los pasillos y algunas aulas de la Facultad de Geografía e Historia para concienciar a la gente sobre la situación límite que se vive allá.
Artai Gavilanes, estudiante de 22 años, cursa un máster de Comunicación y Marketing Político y compagina sus estudios con su actividad en ERGUER. En la actualidad, en esta organización de estudiantes se realizan concentraciones y coloquios para informar a la población sobre la situación devastadora que cada día sufren los palestinos en la Franja de Gaza. Aún así, "muchas de mis compañeras participan en la asamblea a título personal", explica.
Para apoyar la causa palestina, este estudiante participa en "las charlas para sensibilizar y acercar conocimiento sobre lo que está sucediendo ahora mismo, explicar cuál es la situación de los refugiados, lo que acaba de pasar en Rafáh..., y también formación para saber qué es lo que podemos hacer nosotros aquí".
Pero para los estudiantes esto no es suficiente y han decidido salir a manifestarse también por las calles de la ciudad, como hicieron este el día 30 de junio, para exigir el alto al fuego y protestar en contra de los ataques continuos que sufren los refugiados palestinos, como los que ha habido en los últimos días en Rafah. Al contrario de lo que opinan otros compañeros de las diferentes acampadas extendidas por todo el territorio, Gavilanes sostiene que "en Galicia siempre seguimos la estela internacionalista propalestina, y el año pasado convocamos una manifestación mucho más multitudianaria, ajena al ámbito académico".
Tanto para Artai y la organización ERGUER como para la Asamblea de Estudiantes es imprescindible que la Universidad de Santiago corte todo tipo de colaboración con las universidades israelís que no reconozcan los derechos del pueblo palestino. Además, solicitan la acogida de estudiantes y profesores palestinos dentro de sus universidades. Su lucha, al igual que la de sus compañeros, no cesará hasta que se firme la paz y con ello, el reconocimiento del estado palestino por parte de todos los países del mundo. Por Raquel Pérez Crego (RTVE Galicia)
Madrid: "Una experienca intensa y difícil pero enriquecedora a nivel político"
Desde el pasado 7 de mayo, casi un millar de estudiantes acampan a las puertas de la Universidad Complutense de Madrid. Exigen el fin de las relaciones de sus centros con Israel. En sus tiendas de campaña duerme cada noche Beatriz Payo, una estudiante de 22 años.
Aunque ella siempre ha estado presente en este tipo de espacios relacionados con el activismo, "es la primera vez que hago algo con esta magnitud". Una experiencia que valora como "intensa y difícil, pero también enriquecedora a nivel político" ya que para poder estar tan presente en la movilización ha tenido que dejar en un segundo plano a su vida social y los estudios.
Como la mayoría de los participantes, hace turnos rotativos por las noches para evitar problemas y asegurarse que todo el mundo está cómodo en sus sacos de dormir. Junto a sus compañeros de lucha, también hace acciones vinculadas a la acampada para ejercer presión al rectorado. "Es algo que preocupa un poco a mi familia, porque, aunque ellos comparten las mismas opiniones políticas que yo, les preocupa la represión que esto pueda llegar a tener”, cuenta.
Payo valora la experiencia como "algo muy positivo. Fue una forma de hacerle frente a toda esta impotencia. Ahora sé que sí se puede hacer algo para canalizar la ira que sentía ante este genocidio", explica a RTVE.es, mientas esperan una respuesta definitiva de su rectorado. Por Uxía Pérez (RTVE.es)
Sevilla: "En el campamento la vida se organiza mediante comités"
"Estudio Derecho y tengo 20 años", cuenta a RTVE.es C.O., este joven que lleva acampado desde el pasado lunes 13 de mayo en la entrada del rectorado de la Universidad de Sevilla. Le preguntamos, pero prefiere dar más datos sobre su nombre. "Hemos acordado mantener nuestro anonimato en los medios de comunicación para evitar posibles represalias. Lo que sí os puedo decir es que soy miembro del Comité de Comunicación del movimiento US por Palestina".
La vida en el campamento se hace monótona y dura, más con el calor de Sevilla, por lo que "para combatirlo hemos colocado toldos que nos den sombra y hemos acampado en el césped de la facultad”, explica, “pero es tanto el calor que a partir de las nueve de la mañana ya no se puede estar en las tiendas de campaña". Durante el resto del día, cubren las horas con talleres y conferencias sobre Palestina, a fin de conocer mejor al pueblo por el que se manifiestan. "En el campamento la vida se organiza mediante comités", aclara, "como el Comité de Seguridad, que se encarga de prevenir altercados, o los comités encargados de la comida y las actividades lúdicas. De hecho, también hemos creado un Punto de Igualdad, para prevenir y actuar ante cualquier tipo de agresión sexual o racista".
Sin embargo, es un estudiante, y la conciliación entre la acampada y las clases reconoce que es "extremadamente compleja, aunque intentamos guardar el máximo silencio posible durante un par de horas todos los días, para poder estudiar". Aunque por lo menos cuenta con el apoyo de su familia y amigos cercanos: “Mi sensación es que, en general, la gente está muy concienciada y ha acogido bien que me sume a la movilización. En mi círculo cercano no ha habido nadie que me haya dicho que esto fuera una locura ni que no esté de acuerdo”.
"Lo que pido es que se detenga el ataque contra la población palestina", comenta al preguntarle sobre sus motivos para participar en la acampada, "aunque lo que más me llena de indignación es la hipocresía del Gobierno español, ya que por mucho que se reconozca al Estado Palestino, se siguen manteniendo lazos económicos, políticos y militares con Israel", añade.
No obstante, afirma que ve esperanza en el futuro debido a las "movilizaciones que se están produciendo por todo el mundo, y que esperamos que se lleguen a producir incluso dentro del propio Israel para exigir a su Gobierno que acabe con esta barbarie". Por David Vargas Casado (Alumno del máster de Periodismo 360º de RTVE y la US / RTVE Andalucía)
Barcelona: una experiencia "demasiado intensa"
Duna Galup, 21 años, es estudiante de filología catalana en la Universidad de Barcelona (UB). Es portavoz de la Asamblea de Letras y forma parte del comité organizador de la seguridad de la acampada. Ella ayudaba a buscar apoyo legal en caso de que fuesen denunciados por interferir en las elecciones catalanas.
En el claustro, situado en el edificio histórico de plaza Universitat, en el centro de la ciudad, hace menos de una semana se concentraban hasta 300 tiendas de campaña. Se trataba de un movimiento de presión por parte de los estudiantes hacia el Consejo de Gobierno, para que rompiera relaciones académicas e institucionales con Israel. Un logro conseguido y celebrado por parte de los activistas, que no esperaban que también se suspendieran cautelarmente los convenios con empresas israelíes.
No es la primera vez que Duna forma parte de un movimiento de tal magnitud. En su primer año de carrera protestó para reclamar un compromiso contra la crisis educativa, en el que 150 alumnos bloquearon los accesos de la universidad y durmieron durante 3 días en el suelo. Ahora, considera que es una ola de protestas mayor, ya que se ha extendido hacia otras ciudades españolas, con quienes mantienen contacto constante.
Desde principios de semana, la Universidad Autónoma (UAB) también ha iniciado una acampada que persigue los mismos objetivos. Precisamente Duna, hace visitas constantes a los activistas para darles consejos, ya que ahora cuenta con gran experiencia. Eso sí, rechaza por completo hacer una segunda acampada tan seguida porque es una experiencia "demasiado intensa".
Bromea sobre haber sido una "hija fantasma". Durante la movilización solo aparecía por casa para lava lra ropa, comer algo y coger baterías portátiles. Se mantenía en contacto por mensaje con familia y amigos, con quienes celebraba los avances de la comisión. Estuvo una semana sin presentarse al trabajo y hacia las tareas de la universidad en el mismo jardín. Pero es algo que le viene de familia, sus padres también participaban frecuentemente en movilizaciones políticas. Para ella son sus referentes. Duna prefiere hacer ciertas renuncias personales y "priorizar lo importante como es el genocidio televisado en Gaza". Por Yael Carrasco (RTVE Cataluña)