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Los estragos del cambio climático en el Delta del Ebro, el humedal más importante del Mediterráneo

  • Más allá del cultivo del arroz y el turismo ornitológico, sus 65.000 habitantes piden actuaciones urgentes

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El Delta del Ebro es el mayor humedal del Mediterráneo
Amanece en los campos de arroz que ocupan gran parte del Delta del Ebro en Tarragona. EN PORTADA

El Delta del Ebro es una frontera natural. Situado en la provincia de Tarragona, al norte de Valencia y al sur de Cataluña. Su frágil morfología muestra, lenta pero inexorable, las consecuencias del cambio climático. Con 32.000 hectáreas de extensión la desembocadura retrocede por falta de sedimentos mientras su caudal se saliniza aguas arriba.

Declarado Parque Natural hace más de cuarenta años, es reserva de la biosfera y un destino turístico en auge. Pero las consecuencias de sucesivos temporales convierten su forma de subsistencia en un desafío para sus habitantes y la fauna que alberga.

Altas temperaturas y falta de oxígeno

En la Bahía del Fangar, mejilloneros como Xavier Cabrera denuncian que las altas temperaturas y la falta de oxígeno, han provocado en menos de una década un descenso del cultivo, desde los diez millones de toneladas de mejillones, a los tres millones actuales. Este molusco se ahoga debido al calor y la falta de regeneración de agua dulce. Lo mismo sucede con la ostra, que también cultivan.

¿Mi futuro? No me veo dedicándome a esto

“Nos dedicamos a la acuicultura para mostrarle a la gente de dónde viene el mejillón que se produce en esta zona, con denominación de origen. ¿Mi futuro? No me veo dedicándome a esto”, dice Xavier Cabrera a las cámaras de En Portada durante la grabación del documental.

Mejillonero trabajando en el Delta del Ebro.

Xavier Cabrera, mejillonero en el Delta del Ebro. EN PORTADA

Los arrozales, que ocupan una extensión de 21.000 hectáreas, sufren por el peso del agua salada que se filtra, milímetro a milímetro, río arriba. Los agricultores se ven obligados a nivelar la tierra y así ahorrar agua dulce para la próxima cosecha. ¿La frase más escuchada? "Esto antes, no pasaba".

El campo de arroz que cultiva Daniel Forcadell, se encuentra a quince kilómetros del mar y, aun así, preocupado por la falta de agua dulce se pregunta: "¿Cuánto vale un Delta del Ebro? Para unos cero euros, para otros su valor es incalculable. Ese es el problema".

Un tractor trabaja en las tierras secas del Delta del Ebro, en Tarragona.

Los agricultores del Delta del Ebro son testigos privilegiados del cambio climático. EN PORTADA

Otro ejemplo de explotación amenazada por el cambio climático son las Salinas de la Trinidad situadas al final de la Barra del Trabucador. En la empresa de producción de sal cruzan los dedos para que otro temporal no les deje incomunicados. Ya les sucedió con Gloria en enero de 2020 y, un año más tarde, con Filomena.

No sólo saldremos perdiendo los ebrenses si no España y toda Europa

"En las Salinas viven y crían 27 veces más especies que en el resto del parque natural", asegura el asesor medioambiental Cristian Jensen. El experto asegura que se trata de "una simbiosis única con la naturaleza". Y añade que si esto desparece, “no sólo saldremos perdiendo los ebrenses sino España y toda Europa”.

En 15 años ha desaparecido un kilómetro y medio de costa

El turismo ornitológico está en auge y cientos de miles de aves no quieren vivir, anidar y criar en otro lugar que no sea este. El Delta del Ebro es tranquilo y rico en alimento. Sin embargo, la patrona de yate Eli Casanova recuerda resignada —rumbo a la desembocadura— que en quince años ha visto desaparecer bajo el agua hasta un kilómetro y medio de costa. Lejos de rendirse, explica que sus excursiones en barco, antes estacionales, ahora van "viento en popa" y le dan trabajo todo el año.

Isla de Buda, desembocadura del río Ebro.

Paisaje de la Isla de Buda, en la desembocadura del Ebro. EN PORTADA

Muy cerca, donde al fin muere el Ebro, en la Isla de Buda, el escritor Gabi Martínez recuerda el año que pasó allí aislado en una barraca. Su experiencia se publicó bajo el título de Delta. Martínez se pregunta por qué, a pesar de su incuestionable valor medioambiental, este lugar, fronterizo y sinuoso, ha quedado excluido del relato colectivo.

Más allá del cultivo del arroz o el turismo ornitológico, sus 65.000 habitantes piden actuaciones urgentes para asegurar la supervivencia de este espacio tan emblemático como desconocido.