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De la desigualdad al enfado: la polarización abre brecha en la Unión Europea

  • El voto a opciones extremistas y populistas ha crecido en la última década en la mitad de los países de la UE
  • Aunque la desigualdad económica se está reduciendo, las expectativas frustradas alimentan la ruptura del consenso europeo

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La polarización, presente en casi todos los países de la UE, crece ahora en el Parlamento Europeo
La polarización, presente en casi todos los países de la UE, crece ahora en el Parlamento Europeo AP / Diseño RTVE

Es probable que la próxima legislatura del Parlamento Europeo sea la más difícil para la institución desde su creación: con el consenso europeísta muy desgastado, las fuerzas populistas y extremistas de ambos lados del espectro político apuntan a tener mayor peso que nunca. Son opciones políticas que han crecido en la mayoría de los estados miembros, primero impulsadas por la desigualdad económica que generó la Gran Recesión y luego sostenidas por la frustración de las expectativas vitales en amplias capas de la sociedad. Y aunque en líneas generales la desigualdad ahora está disminuyendo, ese voto de protesta se mantiene: los ciudadanos europeos están enfadados.

 "No ha desaparecido la sensación de vulnerabilidad, no se ha recuperado la desconfianza social que se generó después de la crisis”, explica Luis Miller, sociólogo e investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que ha analizado el fenómeno en Polarizados. La política que nos divide. “Estamos recuperando muy lentamente los niveles de progreso que teníamos antes de la crisis, en un proceso muy largo y que ha dejado unas secuelas subjetivas. Y los partidos más radicales se alimentan de esas expectativas subjetivas", subraya.

"Los ciudadanos encuentran pocas respuestas sobre cómo enfrentarse a una economía que no les da lo que necesitan", abunda Diego Sanchez-Ancochea, catedrático de Economía Política del Desarrollo de la Universidad de Oxford y autor de El coste de la desigualdad, quien señala que "los dos extremos, especialmente la extrema derecha, ofrecen soluciones fáciles, claros enemigos y explicaciones sencillas de por qué a la gente no le va tan bien como debiera".

El resultado es que, según el análisis de DatosRTVE, desde 2010 los partidos populistas, extremistas o antipolíticos han elevado, en conjunto, su respaldo electoral en 14 de los 27 países de la Unión Europea, mientras que en otros siete su presencia es similar, aunque elevada. De hecho, en veinte de los estados miembros recibieron más del 20% de los votos en las últimas elecciones de ámbito nacional -parlamentarias o europeas- celebradas en el país.

Ese incremento ha sido muy notable en países como Italia, donde actualmente gobierna la extrema derecha, o Francia, donde los partidos de ambos extremos del espectro político acapararon casi la mitad de los votos en las últimas elecciones parlamentarias. Y en España, esas opciones recabaron más del 27% de los votos en las elecciones generales del año pasado.

La desigualdad como origen del malestar

En buena parte, es un voto de protesta que arranca de las dificultades económicas que provocó la Gran Recesión, que tuvieron un reflejo inmediato en la desigualdad. Entre 2012 y 2015, la mayoría de los países europeos registraron máximos en los indicadores de desigualdad de ingresos, como el índice de Gini, y las tasas de riesgo de pobreza. "La desigualdad y el desempleo fue causa, a partir de la crisis, del aumento de la polarización y del voto a partidos extremos", refrenda Luis Miller.

Sin embargo, esos indicadores se están moderando en los últimos años, a pesar de los altibajos y del impacto que tuvo la pandemia de COVID-19. Aunque hay excepciones -la desigualdad ha aumentado en los últimos años en Bulgaria, Suecia, Hungría, Dinamarca, Alemania y Países Bajos-, en la mayoría de los países europeos la distribución de los ingresos es ahora más igualitaria que hace una década.

Pero eso no ha supuesto un retroceso para los partidos que cogieron impulso en aquel momento, porque la percepción de la ciudadanía sigue siendo de inseguridad: "La desigualdad está también mediada por la incertidumbre y la vulnerabilidad", recalca Sanchez-Ancochea, "y buena parte de la clase media se enfrenta no sólo a la concentración de la renta en los más ricos, sino también a un ambiente económico de mucha volatilidad".

En este sentido, el especialista de la Universidad de Oxford señala que los ciudadanos deben lidiar con "una economía que crece menos y a la vez concentra los beneficios de ese crecimiento en un grupo de población relativamente más reducido que antes. Y que no es capaz de crear suficientes puestos de trabajo de calidad".

Miller apunta que, además de los motivos económicos reales, hay una “frustración de las expectativas” de la ciudadanía, que hasta la crisis vivía en un mundo “en el que existía la sensación de que cualquiera podía ascender socialmente, aspirar a ser clase media”, pero que ese relato del mérito “se quiebra” con la Gran Recesión para tornarse en vulnerabilidad, precariedad e incertidumbre.

El desgaste de la democracia

Esa frustración es corrosiva para el sistema político, ya que, en primer lugar, consigue minar los consensos anteriores, dando paso a la polarización. "Ya no hay competencia entre los grandes partidos por una alternancia en el centro, sino bloques consolidados con transferencias entre partidos de un mismo bloque. El voto económico prácticamente ha desaparecido, de lo que se habla es de identidades, de percepciones subjetivas, no de gestión", resume Luis Miller.

El siguiente paso es la desconfianza hacia el sistema y las instituciones, que abona el apoyo a partidos de uno y otro extremo político, formaciones populistas que ofrecen soluciones sencillas a problemas complejos o directamente opciones antipolíticas, como el Movimiento Cinco Estrellas en Italia. 

Esa ola es la que está a punto de romper contra el Parlamento Europeo, en el que, por ejemplo, la derecha radical podría tener en torno al 25% de los escaños a partir del domingo, lo que le convertiría en decisiva a la hora de elegir a la Comisión Europea y le daría capacidad para escorar hacia la derecha el proyecto europeo.

En última instancia, el desgaste de las instituciones acaba también afectando a la confianza en la democracia, puesto que muchos ciudadanos perciben que no resuelve sus problemas. De ahí, por ejemplo, el incremento de la abstención: en las últimas elecciones europeas, casi la mitad de los votantes se abstuvo, pese a la enorme relevancia que tiene en sus vidas la normativa que emana de la Eurocámara.

Este año se espera que la participación suba, pero también que, entre quienes sí optarán por acudir a las urnas, una parte significativa opten por partidos situados en los extremos del sistema o que directamente lo cuestionan. "Lo preocupante es que, como hemos visto con [el expresidente de Estados Unidos, Donald] Trump, cuando no se producen los resultados prometidos, los ciudadanos empiezan a considerar que el problema es la democracia", advierte Sanchez-Ancochea. Ese es el enorme reto que la Unión Europea, un proyecto nacido de la búsqueda del consenso, deberá afrontar a partir del 9 de junio.

Sobre esta información

Para la ubicación de los partidos en el espectro ideológico se ha recurrido al portal PopuList, en el que periodistas y académicos recopilan los partidos populistas y extremistas de Europa, y a la valoración que incluye ParlGov, la base de datos políticas de la Universidad de Bremen, de cada partido dentro de una escala que va desde el 0 (extrema izquierda) hasta el 10 (extrema derecha).

Así, para España, Vox se sitúa en la extrema derecha, con un 8,8 en la escala, mientras que Podemos e Izquierda Unida están en la extrema izquierda, con un 1,3 y un 2, respectivamente. Cuando no hay todavía información disponible, al ser un partido de reciente creación, se ha decidido un posicionamiento en función de la información disponible; así, Sumar se sitúa en la extrema izquierda por los integrantes de la coalición.

Los resultados electorales proceden de ParlGov, para los comicios anteriores a julio de 2023, y de Parties and Elections in Europe para el resto.