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Israelíes, jordanos y palestinos, unidos para salvar el Mar Muerto

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  • El punto más bajo de la Tierra se está secando a causa del grave conflicto que sufre la región donde el agua es poder
  • Con motivo del Día Internacional del Medio Ambiente emitimos la historia de tres enemigos históricos unidos por el Mar Muerto

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Imagen picado de tres hombres con las manos unidas en un lago rodeados de roca y sal
El israelí Oded Rahav, el palestino Yusuf Matari y el jordano Munqeth Meyhar en el Mar Muerto, Patrimonio de la Humanidad. © Yoav Kleinman&Ram Gil

El Mar Muerto, apreciado por su excepcional geografía, biología y valor histórico, se deseca. Este fronterizo lago salado de los jordanos, palestinos e israelíes está amenazado por la falta de gestión y la sobreexplotación hídrica auspiciada por los conflictos permanentes de la región.

Para impulsar una solución, tres enemigos históricos, atrapados entre la destrucción del medio ambiente y la asfixiante política, decidieron dejar atrás sus grandes diferencias y llevar a cabo una iniciativa mediática: cruzar juntos a nado el Mar Muerto para frenar el desastre medioambiental.

El Mar Muerto se muere

El Mar Muerto se encuentra a algo más de 400 metros por debajo del nivel del mar. El punto más bajo del planeta es una de las maravillas de la Tierra, pero, desde hace muchos años, está en declive, lo que ha provocado considerables daños medioambientales.

Desde 1948, el valle fluvial que lo alimenta es una zona fronteriza militar. De los 1.300 millones de metros cúbicos de agua que históricamente fluían y abastecían al año al Mar Muerto, hoy tan solo le llegan 100 millones. “¡Vaya sitio!, es la devastación personificada”, verbaliza Oded Rahav, un activista medioambiental israelí, mientras contempla la preocupante retirada de este mar hacia adentro.

Zonas resecas de agua del Mar Muerto

Imagen del retroceso del Mar Muerto debido al cambio climático y a las causas derivadas del conflicto en Oriente Medio. © Yoav Kleinman&Ram Gil

El gobierno israelí y el jordano extraen minerales de esta zona, señala el director de EcoPeace de Israel, Gidom Bromberg. Los ríos que vertían al Mar Muerto ya no lo hacen y las disputas y la inestabilidad que azotan a la región desde hace décadas tienen mucho que ver en este problema.

En la mentalidad del conflicto, el agua es poder y como nadie está dispuesto a ceder poder a su enemigo, lo acaparan todo

Cada parte compite por el arma en que se ha convertido el agua. “En la mentalidad del conflicto, el agua es poder y como nadie está dispuesto a ceder poder a su enemigo, lo acaparan todo”, afirma el ecologista. EcoPeace es una organización que promueve soluciones transfronterizas para los retos medioambientales de la región y la única que trabaja en plena cooperación entre Jordania, Palestina e Israel.

Allí es donde Oded conoció al jordano Munqeth Mehyar. Fundador de EcoPeace Oriente Medio y director de esta asociación en Jordania es considerado una destacada voz que trabaja para salvar la región y muy hábil buscando soluciones a complejos problemas.

Oded escuchó conferencias de Munqeth y, cansado de ver el moribundo estado del Mar Muerto, decidió contarle la idea que llevaba tiempo rondándole por la cabeza. “Cruzar juntos por primera vez en la historia de la Humanidad el Mar Muerto”, le dijo. “Palestinos, jordanos e israelíes”, continuó entusiasmado. Tal vez, este acontecimiento, nunca antes emprendido, podría movilizar a la opinión pública y a los gobiernos para que actuasen.

tres hombres en bañador a orilla de mar sentados conversan

Ode, Yusuf y Munqeth descansan a orillas del Mar Muerto durante uno de sus entrenamientos. © Yoav Kleinman

Tres enemigos unidos por el Mar Muerto

Oded y Munqeth comenzaron los entrenamientos. El Mar Muerto no es poca cosa. Su 36% de salinidad no permite nadar sin máscara, máxime cuando se trata de itinerarios tan largos como el previsto, dieciséis kilómetros y unas seis o siete horas nadando.

Tragar una taza de esta agua salina puede matar a una persona en pocos minutos, aseguran los expertos. Mientras se colocaban las máscaras, se acercó a ellos un hombre con un bañador y una camiseta donde se leía “socorrista”.

Si te bañas en esta agua cuando está fresca y nadas muy lejos, terminas con cortes en la piel

Era Yusuf Matari, un palestino de 64 años que conoce bien este mar. Por algo lleva trabajando 30 años salvando vidas allí. “Si te bañas en esta agua cuando está fresca y nadas muy lejos, terminas con cortes en la piel”, les advirtió. Aun así, Oded le explicó la idea de la travesía y le preguntó, “¿estarías dispuesto a nadar como palestino?” “Con mucho gusto”, respondió Yusuf.

Tres hombres nadan con máscara en el Mar Muerto

Los tres protagonistas entrenando para la travesía en el Mar Muerto. © Yoav Kleinman

Y los tres, enemigos históricos, salvando sus enormes distancias, se unieron por una misma causa medioambiental, conscientes de que este paso de confianza mutua era el camino a emprender hacia el cambio político social de esa zona.

Tres gobiernos, dos ejércitos, un mar

Con la idea de la travesía en marcha, el trabajo de organización resultaba complejo. Nada es fácil en Oriente Medio. La iniciativa contaba con los tres protagonistas, pero debían conseguir más personas de la parte jordana y palestina.

Lo único que necesitamos es un poco de paz

“Quería traer a más nadadores, pero no he podido, solo estamos tú y yo, amigo”, escuchaba Oded a Yusuf por teléfono. La clase dirigente tampoco dio el apoyo que estaban recabando para conseguir la repercusión deseada. Era muy complejo y delicado, había que coordinar y poner de acuerdo a tres gobiernos y a dos ejércitos para un solo mar, casi muerto. Sin embargo, ninguno de los tres activistas se rindió.

La travesía se culminó. Atravesaron el lago salino desde la orilla jordana hasta la israelí, junto a veintiocho nadadores más, venidos de todo el mundo para salvar el Mar Muerto.

un barco y cuatro nadadores en el Mar Muerto

Con las primeras luces del día una lancha neumática da apoyo a Yusuf, Oded y Munqeth durante su travesía. © Yoav Kleinman

Setenta medios de comunicación les esperaban en la playa. “¿Cómo ha sido?”, le preguntó a Oded su mujer, “¡increíble!, le respondió. “Lo único que necesitamos es un poco de paz”, añadió Yusuf. Ni la paz ni las soluciones para detener la catástrofe medioambiental en que se encuentra el Mar Muerto han llegado. Hoy, la guerra entre Israel y Hamas lo ha terminado por dinamitar todo por completo.