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Entrevista en RTVE

La mirada israelí de la guerra en Gaza: "La población sigue traumatizada y está alejada del sufrimiento palestino"

  • RTVE entrevista a Ofer Laszewicki, ciudadano español que nació en Israel, donde trabajó de corresponsal
  • "El contexto actual prima la desconfianza, el odio y la sed de venganza"

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La forma de contar la guerra de Gaza amplía la brecha entre israelíes y palestinos

Ofer Laszewicki nació en una ciudad de la costa de Israel en 1988, pero vive en Barcelona desde que tiene un año de edad. Ha crecido y se ha arraigado en España, aunque también conoce bien el país donde vino al mundo y donde trabajó como corresponsal a finales de la década pasada. Laszewicki cree que los medios tienden a ignorar el sufrimiento de la sociedad israelí, donde los atentados del 7 de octubre siguen siendo traumáticos y donde en cada familia hay un soldado, aunque reconoce que es en Israel donde ni siquiera ven en sus medios los padecimientos más graves de los palestinos.

PREGUNTA: ¿Por qué medios se están informando los israelíes de la guerra de Gaza?

RESPUESTA: Los israelíes principalmente se informan por la radio y la televisión pública (el Canal 11) y otros grandes medios privados, como ocurre en España. Sobre todo, consumen la información sobre lo que ocurre en la guerra en hebreo a través de periodistas y analistas militares, que reportan cómo se ven las cosas desde Israel y, por lo tanto, con la narrativa que se construye sobre el conflicto desde Israel.

P: ¿Cómo es esa narrativa?

R: Es importante tener en cuenta que, en Israel, desde el 7 de octubre, la población está viviendo un trauma permanente, un bucle del que cuesta muchísimo salir dada la brutalidad del ataque de Hamás, que recordemos que asesinó en un solo día a 1.139 personas y secuestró a cientos, 248 concretamente. Hay tantas historias personales y tanto dolor...

Siempre digo que Israel es un país muy pequeño, como un vecindario, por lo que aquello afectó en primer y segundo grado a casi todo el país. Después, la movilización masiva de soldados y reservistas ha afectado a todo el mundo. En prácticamente cada familia hay un soldado que se ha ido a combatir a Gaza, a la frontera con el Líbano, o a Cisjordania. Por tanto, el dolor y el trauma han sido tan grandes que cuesta empatizar y ver que la guerra también tiene un coste brutal para el otro lado, para el lado palestino.

Es decir, tú cuando ves la guerra a través de un informativo en Israel, difícilmente verás a civiles palestinos bombardeados, lamentando su tragedia, etcétera, sino que se ven los resultados de la ofensiva desde detrás de las tropas israelíes, o con imágenes de los periodistas que van empotrados con ellos, o sencillamente las imágenes que facilita el Ejército israelí. Y si tú escuchas cada mañana la radio pública, por ejemplo, probablemente estarán todavía reproduciendo testimonios y las consecuencias de la matanza del 7 de octubre y las dificultades que hay en Israel hoy en día, como la situación de las decenas de miles de desplazados internos que hay en el país y que muy difícilmente escucharéis.

También reciben los testimonios que ve el mundo sobre lo que ocurre en Gaza y lo que llega a través de la prensa internacional o lo que se ve aquí en España. Hay una lejanía emocional y mediática muy acentuada.

P: O sea, las muertes de civiles palestinos, algunas masacres que se han dado, bombardeos indiscriminados. ¿Todo esto no se está viendo en Israel?

R: Se sabe qué ocurre. Es decir, la gente está informada. Simplemente se limitan las imágenes más duras o más sensibles. Obviamente, sí que hay israelíes que miran y están atentos a lo que publica la prensa anglosajona, grandes canales internacionales y demás. Pero en la prensa mainstream difícilmente verás las consecuencias de, por ejemplo, el último bombardeo en Ráfah, donde si no recuerdo mal, murieron 45 personas.

La gente sabe, porque el Ejército y el portavoz del Ejército informa. Pero, insisto, desde la narrativa que ofrece el propio Ejército y, por tanto, evitando esas imágenes tan duras que al final pueden influir, evidentemente, en la opinión pública. Creo que es importante decir que la prensa en Israel, a pesar de los intentos del Gobierno, es una democracia y tiene un sistema de medios libres.

Meses antes de la guerra hubo la polémica por la llamada reforma judicial que promovió el Gobierno de Netanyahu, que sus opositores consideran un intento de convertir el país en un sistema autoritario. En esa época, el Gobierno empezó a dar pasos contra la prensa. Hubo casos incluso de violencia a reporteros gráficos que cubrían las marchas. Pero en estos tiempos la prensa en general era muy crítica con el Gobierno. Una prensa plural de todas las tendencias.

Los grandes medios difícilmente serán críticos con la estrategia de guerra

En el día en que empieza la guerra, así como ocurre con el resto de la sociedad, la prensa también cierra filas con esta necesidad, digamos, de aunar fuerzas, de dejar de lado las divisiones y las críticas al gobierno e ir, digamos, todos a una. La prensa también asume un poco este rol y fuera de algunos medios críticos, como Haaretz, que es el principal medio que en el que basan su información los periodistas extranjeros y algún medio digital pequeñito, los grandes medios difícilmente serán críticos con la estrategia de guerra que aplica el Gobierno de país.

P: ¿El Gobierno de Israel está censurando a medios o informaciones?

R: Ha habido ya casos de censura durante la guerra, como el cierre de Al Jazeera. Eso era algo que ya algunos ministros de la extrema derecha que sostienen a Benjamín Netanyahu venían pidiendo desde hacía meses. Ya era un runrún que reclamaban hace tiempo y efectivamente terminaron cerrando esta oficina de Al Jazeera en Jerusalén Este.

Hubo otro episodio con la retirada de cámaras de Associated Press que graban en directo la Franja de Gaza desde el sur de Israel, retiraron un equipo. Estos son casos de censura. Y. además, es preciso recordar que Israel y Egipto, los dos países, bloquean el acceso a prensa extranjera al interior de la Franja de Gaza para informar de las consecuencias de la guerra. Yo creo que esta tendencia se acentúa a partir del 7 de octubre y a partir de la guerra.

Antes, creo yo y por mi propia experiencia, los periodistas, tanto israelíes como internacionales, pese a los deseos de algunos sectores del gobierno, han tenían plena libertad de actuación y movimiento dentro del territorio de Israel y en Cisjordania; en la Franja de Gaza, menos, porque es un territorio controlado por Hamás, donde es muy complejo acceder, entrar e informar. Y, además, toda la información que sale de Gaza está controlada y supervisada por Hamás, que aplica un régimen autoritario muy duro. Pero en tiempos normales, los periodistas tienen una libertad de acción y de información que difícilmente encontraríamos en otros países de la región. Esto evidentemente cambió a partir del 7 de octubre.

P: ¿Al Jazeera no se puede ver en Israel?

R: Se puede ver por internet. Ha habido algún caso polémico porque Al Jazeera ha emitido entrevistas con periodistas o activistas israelíes en Tel Aviv y miembros del Gobierno han protestado alegando que esto no se podía hacer bajo la nueva ley la prohibición para Al Jazeera de emitir desde Israel. Aquí hay un limbo que no sé detallarte a términos legales en qué queda. Pero Al Jazeera se puede seguir viendo online. Y al final, esta es mi opinión, creo que no es productivo. Creo que es más efectivo poder conocer todas las visiones del conflicto en lugar de censurarlos también para rebatirlas. También para conocer cómo piensa el otro, cómo vive el otro y porque al final Al Jazeera ha sido y sigue siendo la principal plataforma para conocer en directo lo que ocurre sobre el terreno en Gaza, guste más o guste menos. Por tanto, ya sea Al Jazeera, Rusia o de cualquier canal, creo que al final los vetos son improductivos porque nos impiden ver más allá de nuestras narrativas.

P: ¿Piensas que la cobertura de la guerra está teniendo efectos en la opinión pública de Israel?

R: No creo que el papel de la prensa, lo que explica la prensa, contribuya a radicalizar más a la población israelí. Fruto del trauma del 7-O, ya está suficientemente golpeada, sacudida y en parte también radicalizada. Hay que entender que en el contexto actual prima la desconfianza, el odio y la sed de venganza. No es que la prensa lo acentúe. Sí que hay algunos analistas o algunos canales que dan pie a voces, a extremistas, que reclaman bombardear masivamente Gaza, expulsar a la población civil y demás. Son voces que se pueden escuchar en platós de televisión. Pero, insisto, creo que, a pesar de la complejidad de la situación, Israel sigue teniendo un sistema de medios libres.

Sigue habiendo medios críticos como Haaretz, que, aunque no es de los más leídos, sí que tiene mucha capacidad de influencia porque habla de las realidades que son menos cómodas o más difíciles de tragar. Y esos artículos y esas informaciones llegan a los círculos de poder y a los platós de las televisiones. Por tanto, la gente es consciente de lo que se reporta desde este medio, que es más crítico o disidente. Pero, como te digo, la prensa creo que reproduce en bucle el sentimiento, el sentir generalizado de la población en estos días. Y peca un poco de miopía en no mirar más allá del muro para explicar el conflicto en toda su complejidad.

P: ¿Crees que en España se está dando una información completa?

R: Es evidente que se aplica otra mirada. Como Israel lanzó la ofensiva militar sobre Gaza tan rápido, y pronto se empezó a sobrepasar el número de víctimas y el foco sobre el sufrimiento estaba ya solo, prácticamente, concentrado en Gaza. Se pierde o se diluye que en Israel la población civil también sigue sufriendo y es parte de este conflicto.

Echo en falta una mirada de los medios españoles a la vida civil en Israel

Tal vez lo que echo en falta yo en la cobertura informativa aquí en España es explicar Israel más allá de su gobierno y las decisiones que adopta, y que tiene consecuencias fatídicas no solo para los palestinos sino también para los israelíes, porque es el propio Gobierno quien está postergando un acuerdo para la liberación de los rehenes y un alto el fuego y demás.

También echo en falta una mirada de los medios españoles a la vida civil en Israel, que a pesar de que se concibe como el bando fuerte en el conflicto, la población civil sigue pagando un precio muy alto por esta guerra que ya dura ocho meses. Creo que se acaban reproduciendo demasiados mecanismos de blanco y negro de simplificación del conflicto. Y al final sí que es cierto que en la calle sólo se concibe a Israel y a los israelíes como a un Estado belicista, colonialista, asesino, etcétera, cuando va mucho más allá, cuando Israel es un país muy diverso, con opiniones muy diferentes, también enfrentadas y para nada homogéneas.

P: ¿Crees que hay salida a esta situación?

R: A largo plazo creo que hay mucho de lo que hablar y hay muchas fórmulas que están ya escritas. No hay solución de los dos Estados, confederación, etcétera. Eso creo que está en un segundo plano. Lo primero y necesario ahora es lograr el alto el fuego, un alto el fuego que logre devolver a los rehenes, que frene la sangría en Gaza, que dejen de morir civiles inocentes. Pero más allá de responsabilidades de que sean las bombas de Israel las que maten o sea Hamás el que utiliza a su población civil como escudos humanos, lo fundamental para mí es que deje de morir gente en Gaza, que la gente pueda reconstruir Gaza, que la gente pueda volver a sus casas, lo mismo que la gente en el sur y el norte de Israel. Y que también se frene la guerra en el norte con Israel.

Y a partir de ahí, sí que es necesario una involucración y una presión internacional masiva, tanto a Israel como a los palestinos que están divididos políticamente entre Cisjordania y Gaza para reanudar las negociaciones. Es una vía diplomática que está muerta desde 2014. La concepción que tenía el Gobierno de Israel y la derecha más radical de que el conflicto no se puede solucionar y que, por tanto, se puede simplemente manejar y aplicar mano dura, nos ha explotado en la cara con este 7 de octubre que ha cambiado las reglas del juego.

Es el peor momento de la historia de este conflicto de los casi 100 años, diría yo, desde que existe este conflicto. Por tanto, de esta crisis han de surgir nuevos escenarios, nuevas oportunidades. De ninguna de las maneras va a venir una solución por sí sola de parte de israelíes y palestinos sin la ayuda e involucración efectiva de la comunidad internacional.