La extrema derecha crece hasta rozar el 25% de los escaños del Parlamento Europeo, pero no será decisiva
- La derecha radical obtiene 178 escaños, según los resultados provisionales, frente a los 130 que tenía hasta ahora
- Pese al incremento, las fuerzas europeístas mantienen la mayoría y restan capacidad de influencia a los euroescéptico
La marea ultraderechista que recorre Europa ha alcanzado su cota más alta en las elecciones al Parlamento Europeo de este año: hasta 178 eurodiputados de la próxima Eurocámara, casi uno de cada cuatro, pertenecerán a algún partido de la derecha radical, un concepto que integra partidos muy heterogéneos, aunque unidos por su defensa del soberanismo y su rechazo a la inmigración. Ese ascenso, sin embargo, no ha logrado convertir a la extrema derecha en decisiva, puesto que las fuerzas europeístas -populares, socialdemócratas, liberales y verdes- han logrado retener la mayoría.
Los resultados de los comicios -todavía provisionales, a falta de completar el escrutinio en numerosos países- constatan, en cualquier caso, el auge de las proclamas soberanistas, contrarias a una mayor integración de la Unión Europea y, sobre todo, de que los Gobiernos nacionales pierdan más peso frente a las instituciones europeas. Y es que los partidos de derecha radical, en sus diferentes versiones, han aumentado sus escaños en 14 de los 27 estados miembros y solo han retrocedido en tres.
Así, esos 178 eurodiputados representan 14 más que los conseguidos hace cinco años, cuando Reino Unido aún formaba parte de la Unión Europea y el Brexit Party aportó 29 escaños a las fuerzas euroescépticas. Y si se compara con el Parlamento saliente, la derecha radical gana 48 diputados, un incremento de casi el 37%, de forma que pasa del 18,4% de los escaños a rozar el 25% del total.
La ultraderecha se dispara en Francia, España y Países Bajos
Ningún país ejemplifica mejor esa crecida ultraderechista como Francia, donde Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, ha conseguido 30 escaños y el 31,5% de los votos, más del doble que la coalición centrista del presidente Emmanuel Macron, que se ha visto forzado a convocar elecciones legislativas este mismo mes.
No es la primera vez que el antiguo Frente Nacional vence en las elecciones europeas; de hecho, ganó en las dos últimas convocatorias, en 2014 y 2019. Sin embargo, nunca había tenido una victoria tan amplia, que inflama las expectativas de Le Pen de cara a las presidenciales de 2027. Más aún cuando La Francia Orgullosa, la coalición que patrocina Éric Zemmour y que se sitúa aún más a la derecha que Agrupación Nacional, ha conseguido otros cinco eurodiputados, de forma que la extrema derecha francesa tendrá 35 diputados, más que ninguna otra delegación nacional.
También destaca la subida de las formaciones de extrema derecha en España, donde Vox, ya asentado como tercera fuerza a pesar de que pierde apoyo respecto a las generales del año pasado -casi medio millón de votos, hasta caer por debajo del 10%-, consigue seis eurodiputados, su mejor resultado en unas europeas, dos más de los que tenía en el Parlamento Europeo saliente. Además, Se Acabó la Fiesta, la formación liderada por el activista de ultraderecha Luis Pérez Fernández, conocido como Alvise Pérez, logra otros tres escaños.
En Países Bajos, el Partido de la Libertad de Geert Wilders entra en la Eurocámara con seis escaños, a pesar de que, apenas unos meses después de vencer las elecciones generales y de haber alcanzado por fin un acuerdo para formar gobierno, pasa a ser la segunda fuerza, por detrás de la coalición de socialistas y verdes, con el 17,7% de los votos. Su dominio ha acaparado el voto ultraderechista hasta dejar sin representación a dos formaciones con recorrido en Europa, el Foro para la democracia de Thierry Baudet y JA21; con todo, también logra dos escaños el Movimiento Campesino-Ciudadano, de corte soberanista.
Consolidación en Alemania, Italia y Austria
Especialmente llamativa es la subida de Alternativa para Alemania (AfD), que, pese a los escándalos que han rodeado a su cúpula dirigente en los últimos meses, se sitúa como segunda fuerza, solo por detrás de los conservadores y por encima de los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz. Es, además, su mejor resultado en unas elecciones de ámbito nacional, lo que le reporta 15 escaños, cuatro más que en 2019.
En Italia, otro de los países fundadores de la Unión Europea, la primera ministra Georgia Meloni recibe un espaldarazo con el triunfo incontestable de Hermanos de Italia, que logra el 28,8% de los votos y pasa de diez a 24 eurodiputados. Sin embargo, la Lega de Matteo Salvini cae a la quinta posición y pierde 15 escaños, para quedarse sólo con ocho. El resultado final es que la derecha radical italiana, en conjunto, se deja un diputado en estas elecciones.
Por el contrario, el FPÖ austríaco ha recuperado la fortaleza, con su mejor resultado en unas europeas desde 1996, cuando su histórico líder Jorg Haider encabezaba el partido. El partido, uno de los que más recorrido acumula en la extrema derecha europea, obtiene seis escaños y más del 25% de los votos, lo que reafirma su condición de favorito de cara a las elecciones generales que deben celebrarse en Austria en otoño de este año.
Por número de escaños, también resalta el ascenso de la Alianza para la Unión de los Rumanos, partido ultranacionalista creado hace menos de cinco años que se ha situado como segunda fuerza en Rumanía, aunque muy lejos del aplastante dominio de la coalición de socialdemócratas y liberales, que han conseguido más del 50% de los votos. En cualquier caso, suman seis escaños a las fuerzas soberanistas europeas.
Nuevas formaciones y retroceso en Finlandia
La Alianza para la Unión de los Rumanos es el ejemplo más representativo de toda una miríada de nuevas formaciones de la derecha radical que han conseguido entrar en el Parlamento Europeo en estas elecciones, a lo largo y ancho de Europa. Así ha ocurrido con Renacimiento en Bulgaria (tres escaños), Chega en Portugal (dos eurodiputados), el Frente Nacional Popular en Chipre (un escaño), ARD en Luxemburgo (un escaño) o Movimiento de la Patria en Croacia (un escaño).
También ocurre en países donde ya existía una formación ultraderechista consolidada y que ahora suman otra opción en la misma parte del espectro político. Así ocurre en Letonia, donde Letonia Primero logra un eurodiputado mientras Alianza Nacional mantiene los dos que ya tenía -de forma que un tercio de los eurodiputados del país son de extrema derecha-, o en Grecia, donde el Movimiento Patriótico Democrático - Victoria consigue un asiento que se une a los dos que logra Solución Griega.
También se consolida la derecha radical en Hungría y Polonia, bastiones ya desde hace décadas del soberanismo euroescéptico que coquetea con el autoritarismo. En Hungría, el partido del primer ministro Víktor Orbán se deja un escaño pese a ganar los comicios con menos solvencia de la habitual y tendrá once eurodiputados, aunque una nueva formación de ultraderecha, el Movimiento Nuestra Patria, se hace con él. Y en Polonia, Ley y Justicia vuelve a ser segunda fuerza tras las últimas elecciones generales que le desalojaron del poder, aunque conserva los 26 eurodiputados que tuvo en 2019.
La ultraderecha también se estanca en Suecia, donde los Demócratas de Suecia pierden apoyo aunque conservan sus tres eurodiputados, y baja considerablemente en Finlandia, donde el Partido de los Finlandeses paga su incorporación a la coalición de gobierno que lideran los conservadores: si en abril del año pasado fueron la segunda fuerza, con el 20% de los votos, ahora no han llegado al 8% y caen al sexto lugar, lo que les quita uno de sus dos eurodiputados.
A la espera de la formación de los grupos parlamentarios
La incógnita ahora es cómo se organizarán en la nueva Eurocámara todos estos partidos de derecha radical, ya que muchos de ellos tienen perspectivas muy distintas en asuntos como la economía o la defensa. En la legislatura de 2019, se repartieron en dos grupos distintos, basándose en matices ideológicos, sobre todo relativos a la política exterior.
Así, los Conservadores y Reformistas Europeos, donde se integraban Vox, Hermanos de Italia, Ley y Justicia, Demócratas de Suecia y el Partido de los Finlandeses, entre otros, son más atlantistas y, en general, más proclives a los pactos con el Partido Popular Europeo, toda vez que el origen del grupo se encuentra en los tories británicos, como una escisión de los populares.
En cambio, Identidad y Democracia es menos atlantista, incluso rusófilo en algunos casos, y está mucho más alejado de los conservadores y democristianos clásicos. En este grupo se encontraban Reagrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, la Lega de Matteo Salvini, el FPÖ austríaco y Alternativa para Alemania (AfD), aunque fue repudiado después de que su cabeza de lista, Maximilian Krah, afirmase que "un hombre de las SS [la organización paramilitar de la Alemania nazi] no es automáticamente un criminal".
Especialmente relevante será la posición que adopte Fidesz, que abandonó el Partido Popular Europeo en la pasada legislatura y puede decantar la balanza sobre la preeminencia de uno u otro grupo en el próximo Parlamento Europeo, si es que sus eurodiputados deciden integrarse en alguno de ellos y no permanecer como no inscritos.