Los inspectores de 'Presas fáciles', de Miguelanxo Prado, regresan para combatir la pornografía infantil
- El dibujante gallego publica un integral con las aventuras de Tabares y Sotillo
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En 2016 Miguelanxo Prado (Ardalen), nos sorprendió con Presas Fáciles: Hienas, un fabuloso cómic policíaco protagonizado por los inspectores Olga Tabares y Carlos Sotillo, que se inspiraba en la estafa de las preferentes para hacer una crítica del sistema bancario y político. Ocho años después, ambos policías regresan para investigar un oscuro caso de pornografía infantil en Presas Fáciles: Buitres, que podemos encontrar en un solo integral junto a la primera historia: Presas fáciles (Norma Editorial).
Preguntamos a Miguelanxo por qué ha querido rescatar a estos dos detectives: “Primero la inconsciencia, porque si lo hubiera pensado bien no me hubiera metido en algo tan intenso. Pero habían pasado seis años desde la primera historia y los editores y muchos lectores me pedían nuevas aventuras de estos personajes que habían funcionado muy bien, porque había muy buena química entre ellos. Yo nunca he sido un autor de series y admiro muchísimo a compañeros míos que son capaces de desarrollar un universo. Pero yo me aburro enseguida y necesito cambiar de aires”.
“Pero si es cierto –añade el dibujante-, que, después del primer álbum y por primera vez en 40 años de carrera, sentía que los protagonistas se me habían escurrido de las manos. Porque yo mismo apenas sabía nada sobre ellos. Lo que más me gusta es desarrollar la psicología de los personajes, entender cómo funcionan a muchos niveles, no solo en la historia. Y como me vine arriba y amontoné siete muertos de los que tenía que ir contando muchas cosas, al final dejé sin desarrollar a esos dos personajes principales. Y por eso me he animado a traerlos de vuelta, para poder desarrollarlos”.
“Una vez que decidí recuperarlos me paso lo mismo que con la primera parte –añade Miguelanxo-. En aquella ocasión la historia partía del suicidio real de dos ancianos que habían sufrido esa estafa de las preferentes. Y aquí me encontré con la noticia de una mujer, que era emigrante del Este y tenía una familia muy desestructurada, que se había quedado sin trabajo y como tenía tres hijos a su cargo empezó a subir videos pornográficos a internet. Primero de ella, aunque luego la cosa acabó en un caso de pornografía infantil”.
Dos historias protagonizadas por los más vulnerables
Si la primera historia estaba protagonizada por un grupo de ancianos estafados en el caso de las preferentes, en esta la víctima es una menor que aparece muerta en su habitación en extrañas circunstancias.
Preguntamos a Miguelanxo por qué ha dado el protagonismo a los más vulnerables, los ancianos y los niños/adolescentes. “Por eso creo que el título (Presas fáciles) sigue siendo válido –asegura el dibujante-. Cuando empecé a buscar documentación hablé con Luís García Mañá, Comisario Principal Honorario y mi garganta profunda, que es el que me ha asesorado para el tema de los procedimientos y los asuntos metodológicos. Y me di cuenta de que me iba a ser imposible no proyectarme emocionalmente en mis hijos, aunque ya sean mayores”.
“Creo que nosotros, como padres, fuimos afortunados porque nuestros hijos no conocieron la avalancha tecnológica de estos últimos años –nos comenta-. Por eso en el libro hay dos tesis básicas: La primera es muy clara, que es esa vulnerabilidad de los adolescentes y niños ante ese tipo de depredadores sexuales”.
“Y la segunda –añade-, es esa facilidad con la que los menores acceden a esa tecnología. Yo no soy para nada un conspiranoico tecnológico. La tecnología tiene muchas ventajas y me fascina. Pero si lo pensamos dos veces es inconcebible que el mismo dispositivo con el que estamos hablando tú y yo ahora, un periodista y un señor de 65 años, sea exactamente el mismo que tiene un chaval de 10 o de 12 años. Con esas mismas capacidades de interconexión absoluta y global. Y, sobre todo, esa ausencia de ningún tipo de control ni de barreras”.
“Por eso, aunque el cómic tenga la estructura de un policíaco, quería hacer hincapié en esa indefensión de los niños/adolescentes. En el colegio a los niños pequeños les damos tijeras sin punta, para que no se hagan daño y eso que es un artilugio que casi da risa frente a los peligros a los que se pueden exponer con uno de esos teléfonos que los chavales manejan ahora”.
¿Cualquiera puede montar un portal de pornografía?
Preguntamos a Miguelanxo si es tan fácil montar un portal de pornografía en Internet. “Cuando empecé la historia no tenía ni idea, pero según me empecé a documentar me pareció increíble lo simple que es. De hecho, uno de los principales problemas es que son los propios adolescentes, por falta de criterio o por inconsciencia, los que a veces inician ese proceso de subir sus fotos o videos a internet. Muchas veces engañados porque piensan que quien está al otro lado es otro adolescente, como ellos. Pero resulta que son adultos”.
“También es sencillísimo monetizar esas actividades pornográficas –añade el dibujante-. Otra cosa que me ha sorprendido mucho es que gran parte de ese tráfico de dinero se hace en criptomonedas, porque es más difícil de seguir. Y cuando me puse a investigar resulta que, en Coruña, en uno de los principales centros comerciales, hay un cajero de Bitcoin. Y eso hace muy fácil acceder a ese tipo de transacciones económicas que son prácticamente imposibles de controlar y de seguir”.
Los protagonistas: Olga Tabares y Carlos Sotillo
Cambiando un poco de tema preguntamos a Miguelanxo Prado cómo ha cambiado en estos ocho años la relación de los dos inspectores protagonistas, Olga Tabares y Carlos Sotillo
“Gracias al Comisario Luís García supe que los equipos de la Policía Nacional son relativamente moldeables y pueden contar con un inspector jefe y otro inspector que trabajen dentro de la misma unidad. Ya que, aunque tengan el mismo grado y esa relación casi de igualdad, hay uno que dirige las acciones del equipo, que en este caso sería Olga”.
“Pero creo que esa situación casi de igualdad hace más interesante esa relación entre ambos –continúa-. Son dos personalidades fuertes, pero con diferencias suficientes para que se generen situaciones divertidas, reflexiones interesantes… o simplemente, para que muestren estados de ánimo diferentes y poder ver cómo cada uno reacciona de distinta forma ante las cosas”.
“Además –nos comenta Miguelanxo-, desarrollar a estos inspectores y su relación me permitía dar algún respiro al lector, porque me di cuenta de que no podía mantener ese tono oscuro durante toda la historia. Si os fijáis, muchos de los momentos más distendidos entre ellos son en exteriores, que contrastan con esos momentos intensos y opresivos del piso de la víctima, la comisaría o los juzgados. Simplemente salir de entre cuatro paredes, cambiar las luces… me sirve para que el lector tenga ese pequeño respiro”.
“Por eso me alegro tanto de haber tenido la oportunidad de desarrollar más a estos personajes, su relación y esos juegos que mantienen en torno a la comida, la bebida…”.
Serie negra… ¿en color?
Hace ocho años Miguelanxo Prado dibujó la primera historia en blanco y negro, pero ahora la ha coloreado para que forme un díptico homogéneo junto con la nueva: “Pienso que los criterios por los que decidí dibujar la primera en blanco y negro siguen siendo válidos: quería que tuviera una narrativa más clásica, casi documental, que fuera un trabajo casi periodístico… Incluso la puesta en escena era mucho más espartana, sin encuadres panorámicos ni espectaculares. Casi siempre trabajé a la altura de la de la vista de los personajes y me esforcé para que Olga no resultase sexy ni Carlos especialmente atractivo, porque no quería que el lector se distrajese con estas cosas”.
“Pero me resultaba francamente insoportable imaginarme esta segunda historia en blanco y negro, porque había resultado demasiado deprimente –añade-. Y como la mitad de los lectores de todo el mundo me habían dicho que les hubiera gustado la primera parte en color (a la otra mitad les gustaba en blanco y negro), al final decidí colorearla también. Así hemos podido tener este integral a color, que creo que es más coherente”.
A Coruña es otra de las protagonistas de la historia
En esta segunda parte, A Coruña es otra de las protagonistas de la historia. “Después de más de cuarenta años como dibujante de cómics, el único uso que había hecho de mi ciudad como escenario era más anecdótico que otra cosa. La usé en la serie Quotidiana Delirante que hice para El Jueves, pero poco más”.
“De vez en cuando metía algún rincón en mis cómics –añade-, pero en realidad nunca eran rincones reales de la ciudad, sino que eran recreaciones absolutamente fantaseadas que la gente reconocía porque compartimos una memoria volumétrica. Pero los espacios en el género negro tienen mucho peso y quería demostrar que las historias no solo pasan en Nueva York, Barcelona o Madrid, que en las pequeñas ciudades pequeñas también suceden cosas. De ahí esos espacios que aparecen, que son representaciones más o menos fidedignas de la realidad”.
“Lo de meter la Torre Hercón –añade Miguelanxo-, ha sido un homenaje un poco más personal, porque la construyó el que fue mi profesor de Geometría descriptiva en arquitectura y tuve muy buena relación con él. Además, conozco muy bien ese edificio y me funcionaba muy bien narrativamente. Inicio la historia con dos ilustraciones a página completa. La primera es esa imagen optimista, con un cielo más luminoso y la Torre de Hércules al fondo. Y al volver la página nos encontramos ese rascacielos en una imagen mucho más oscura e invernal, además de estar en medio de una urbe mucho más opresiva”.
¿Habrá más aventuras de Tabares y Sotillo?
En cuanto a si habrá una última aventura que complete una trilogía de los inspectores Olga Tabares y Carlos Sotillo, Miguelanxo nos comenta: “Me he hartado de decir que no y mucho tendrían que cambiar las cosas para que cambie de opinión. Y no es que mi experiencia con ellos haya sido negativa, pero no estoy dispuesto a pasar otros dos años enfrascado en una historia, en la soledad de mi estudio, sobre un tema que es incómodo, desagradable, que te cabrea, que te duele”.
“Porque estos dos Presas fáciles han sido experiencias muy muy difíciles de llevar y de asumir –confiesa-. A mitad del libro mi mujer ya me decía: “Te ha cambiado el carácter, estás más taciturno y de mal humor”. Porque no es nada fácil meterte en una historia tan dura como esta sin que te afecte. Y así durante más de dos años”.
“Y después de haber hecho dos historias tan intensas –añade-, tampoco podría convertirlos en dos policías estándar que van a investigar un caso cualquiera. No existiría ese vínculo emocional y el lector se quejaría de que, después de darle dos historias con tanto peso, les entregase algo convencional”.
“Así que, hoy por hoy, si tuviera que dejar por escrito mi decisión, diría que no va a haber más aventuras de estos dos inspectores. Pero también me conozco y como soy un tipo voluble, no puedo asegurar que en cuatro o cinco años no surja otro tema que me haga decir: “Tengo que hacer una nueva historia de Tabares y Sotillo” –concluye Miguelanxo Prado-.