El 'Libro del desasosiego' de Pessoa recupera su alma en una edición ilustrada
- El Premio Nacional de Ilustración portugués António Jorge Gonçalves captura la luz de Lisboa
- Alma ofrece una cuidada edición de Jerónimo Pizarro en la traducción de Ana Lucía de Bastos
"No toquemos la vida ni con la punta de los dedos.
No amemos ni con el pensamiento. Que ningún beso de mujer, ni siquiera en sueños, sea una sensación nuestra".
Fernando Pessoa nació en Lisboa un día como hoy, un 13 de junio de 1888. El mayor poeta portugués del siglo XX era traductor y redactor de correspondencia comercial, pero tras una existencia aparentemente anodina vivió innumerables vidas, se desdobló en más de 70 heterónimos o personalidades literarias y disfrutó de una auténtica vida soñada.
La cumbre de su literatura es una obra póstuma. Los fragmentos que forman el Libro del desasosiego fueron escritos a lo largo de más de 20 años y solo vieron la luz en 1982 en Portugal y dos años más tarde, hace exactamente 40 años, en España. Ahora la editorial Alma ofrece una bella edición ilustrada por António Jorge Gonçalves, premio nacional de ilustración luso.
Pessoa atribuye el libro a Bernardo Soares, un semiheterónimo, del que dice: "Soy yo, menos el raciocinio y la afectividad". El editor del texto, Jerónimo Pizarro, explica a RTVE.es que se trata de "la última versión, la más cuidada, de una traducción que ya lo había sido desde el principio y que se ajusta a todos los cambios de los últimos 15 años en Portugal, con revisiones, mejorías textuales y formas de descifrar mejor algunos términos, palabras o segmentos".
Un retrato de Lisboa
El Libro del desasosiego es "el mejor y más completo retrato que podemos tener de Lisboa, y no solo de una persona que trabajaba en la zona central, en el corazón de la ciudad". El hilo conductor es "un único estado de alma, analizado por todos los lados, recorrido en todas las direcciones", pero son reflexiones circunscritas a una geografía urbana concreta: "En medio de esa sensación se descubre una ciudad luminosa, sus calles, las personas, los vendedores, los gatos, la persona que vende la leche. Es también un descubrimiento de algo urbano que fascina con sus plazoletas, con sus callejuelas, con el nacimiento del mundo moderno, pese a ese aparente telón de fondo de tristeza".
"Me he imaginado libre para siempre de la Rua dos Douradores, del patrón Vasques, del contable Moreira, de todos los empleados, del mozo de carga, del muchacho y del gato. He sentido en sueños mi liberación, como si los mares del Sur me hubieran ofrecido islas maravillosas por descubrir."
El libro es "una invitación a viajar de alguien que parece moverse solo en tranvía, que solo coge la línea de tren a Cascais en los alrededores de Lisboa y va del trabajo a a la azotea, de la azotea al trabajo. En medio de sus desplazamientos, nos dice que la Rua dos Douradores se ve el mundo, el río más imponente de la tierra y se ve en otros países. Pessoa está contemplando el universo, contemplando la existencia desde su lugar de trabajo, pero de la forma más universal posible", precisa el autor del prólogo.
El título hace referencia "a un desasosiego muy personal, casi de raíces existenciales, de forma de estar en el mundo y de tener ciertos sentimientos de melancolía, pero también ante la incertidumbre, ante la curiosidad, algo que no necesariamente es como una nube negra", detalla Pizarro.
"Y este libro es un gemido. Escrito él, ya el 'Só' no es el libro más triste que existe en Portugal".
Breviario hacia el suicidio
Pessoa "no es plenamente consecuente con todo el libro. Está pensando en Solo de Antonio Nobre, como si esto fuera algo hecho a solas y muy introspectivo y de una gran tristeza interior". El editor argumenta que "eso enlaza con algunas personas que, a veces, lo ven como un breviario hacia el suicidio. Claro que eso recorre algunos segmentos del libro, pero hay otros en los que uno se da cuenta de que está bien".
Sobre la salud mental del escritor lisboeta, Pizarro apunta que "se pueden tener sospechas, indicios, pero no hay nada realmente que se aproxime a un diagnóstico". Desde finales del XIX han cambiado mucho los términos médicos, Pessoa estaba interesado en "la locura, como una palabra muy abstracta. En su caso, esto no es la psicopatología, la histeria, la neurastenia y otros términos cercanos a la neurosis". Las múltiples personalidades llevan a pensar "en algún tipo de bipolaridad. Son posibilidades, intuiciones que afloran leyendo algunos textos, pero no creo que sean una puerta de entrada obligatoria para leer el Desasosiego o leer a Pessoa".
"Nunca se debe leer un libro hasta el final, ni leerlo seguido sin saltarse páginas".
Ateo nostálgico
En varios fragmentos, Pessoa invoca a Nuestra Señora del Silencio una figura lánguida, decadentista, simbolista y vagamente medieval, pero "nunca fue creyente". En su época, el republicanismo incipiente se aleja mucho de una religión católica con Roma como centro. Pessoa "quiere abrirse hacia mundos espirituales de una forma muy amplia y por eso se interesa por el esoterismo occidental e incluso, tímidamente en algún momento, por la Teosofía, y más tarde, por el hermetismo y diferentes formas de ocultismo", señala el editor.
"¿Dónde está Dios, aunque no exista? Quiero rezar y llorar, arrepentirme de crímenes que no he cometido, disfrutar al ser perdonado como una caricia no propiamente materna."
En lo que escribe sobre las mujeres es hijo de su tiempo, las define como "esencialmente sexuales". Según Pizarro, su madre es "importantísima", también todas sus tías y tías abuelas, la hermanastra y después las sobrinas. Entre sus parejas, cita a una mecanógrafa, una pasión amorosa tardía por una inglesa y la relación con algunas escritoras en Portugal. Destaca una novela de Sara Rodi, O quanto amei, Fernando Pessoa e as mulheres da sua vida, en la que se explora su relación con ellas. "Es algo que se está reconstruyendo justamente en este momento. Lo ha hecho muy bien Sara Rodi y creo que las mujeres cumplen un papel fundamental en medio de su vida emocional e intelectual", resume.
Poeta y dramaturgo
En la producción de Pessoa, emerge casi en solitario El marinero, una pieza de teatro estático en el que tres mujeres velan un cadáver. El experto en el escritor luso indica a RTVE.es que hay unas 14 obras teatrales menos conocidas, escritas en inglés, pero que se están estudiando: "Pessoa dice que la clave, la forma, la llave para leerlo, para entrar en su universo, es entenderlo como un poeta y un dramaturgo. Ese dramaturgo si existe, yo creo que falta conocerlo más".
La mitad de los textos dramáticos que escribió no se han publicado, Pizarro reconoce "una deuda de lectura y una deuda editorial con Pessoa, porque falta sobre todo lo que escribió en inglés y publicarlo, como por ejemplo The Duke of Parma, El Duque de Parma, que es un proyecto que existe con la Universidad de Parma para dar a conocer su obra de teatro en inglés más importante".
"En la prosa se engloba todo el arte: en parte porque en la palabra se contiene todo el mundo, en parte porque en la palabra libre se contiene toda la posibilidad de decir y pensar."
Pessoa se definía como poeta, pero escribe que prefiere "la prosa al verso, como modo de arte". El ensayista Eduardo Lourenço decía que la síntesis de todos los heterónimos se podría encontrar en el Libro del desasosiego. "Es una forma de leer muy interesante, como ver ahí el desdoblamiento y la despersonalización". Pizarro matiza que los heterónimos se contradicen "una cosa es lo que dice Bernardo Soares de que la prosa es lo más alto artísticamente, y otra lo que dicen los poetas Ricardo Reis, Alvaro de Campos o Alberto Caeiro". "Pessoa es un ser incoherente, que quiere crear discusión estética dentro de sus diferentes voces. A veces dice que es la poesía, otras que es la prosa la más importante y la más libre".
Por último, no hay que tomarse demasiado en serio ni al pie de la letra el Libro del desasosiego ni lo que dice Pessoa:
"Mi vieja tía hacía pasatiempos durante el infinito de la tarde. Estas confesiones del sentir son mis pasatiempos".