Fundâo, tierra de acogida de migrantes en Portugal: "Vienen porque les necesitamos y viven una situación difícil"
- El municipio portugués ha logrado frenar sus problemas de despoblación y mano de obra gracias a la inmigración
- El Ayuntamiento puso en marcha un centro de migraciones y asilo que acoge a inmigrantes y refugiados
Portugal ha visto crecer exponencialmente su inmigración bajo una ley de extranjería, aprobada en 2017 por el anterior Gobierno del socialista António Costa, que permitía con facilidad la regularización de las personas migrantes llegadas al país. Ahora, el actual gabinete del conservador LuÍs Montenegro pretende dar un giro la política impulsada por Costa, con el objetivo de endurecer los trámites para acoger a estas personas.
En Fundâo, un pequeño municipio del interior al norte de Portugal, no ven con buenos ojos las intenciones del nuevo Gobierno. Al revés, sus habitantes cuentan a TVE que han conseguido frenar el problema de despoblación y la falta de mano de obra.
En Fundâo nadie debate sobre la inmigración
En esta localidad portuguesa, situada al pie de la Sierra de Gardunha, prácticamente nadie debate sobre los problemas de la inmigración. De sus 27.000 habitantes, 5.000 son extranjeros de más de 70 nacionalidades diferentes. Todo se remonta a 2016, cuando el Ayuntamiento del municipio decidió poner en marcha un centro de migraciones y asilo, acogiendo a trabajadores temporeros para el campo, inmigrantes y refugiados, convirtiéndose así en el primer centro público del país con estas características.
Para el alcalde de Fundâo, Paulo Fernandes, que preside el centro, la inmigración no es un problema como sí lo es el hecho de las dificultades que se presentan para poner en marcha mecanismos de acogida. Un trabajo que, bajo su punto de vista, debe ser realizado por los pequeños ayuntamientos, comunidades y barrios. Levantar muros en este proceso, matiza, tan solo beneficia a la ilegalidad y a las mafias que se aprovechan de la necesidad de las personas migrantes. "Los muros desaparecen cuando hay trabajo y futuro. No podemos apartarlos por la cuestión de lengua, raza o de papeles, son personas que tienen sus problemas pero también sus capacidades", señala.
Formación y trabajo para cientos de personas migrantes
Uno de los productos estrella de la región es la cereza. "Había que conseguir trabajadores con formación para trabajar en la recogida", cuenta Flippa, del centro de migraciones. Los trabajadores ya no son temporeros, lo cual les hizo pensar que debían buscar una salida para dar trabajo a otras empresas que demandaban también mano de obra, explica. Gracias a una partida de los fondos europeos han logrado en ocho años ofrecer condiciones de trabajo y futuro a más de 700 personas. Muchas de ellas son autónomas y trabajan en el campo, pero también en fábricas del queso, aceite o del sector textil.
En una de estas fábricas, el 15% de los trabajadores son extranjeros, llegados de la India, Pakistán o Venezuela. Arsawn es una de sus trabajadoras. Lleva seis años, llegó de la India con su marido, tiene dos hijos y ahora cuenta a TVE que está muy feliz cuenta con un trabajo y también una casa.
El centro de migraciones de Fundâo es una iniciativa pública ubicada en las instalaciones del antiguo Seminario. Hoy residen allí 143 personas, entre ellos muchos estudiantes acogidos de excolonias como Mozambique o Angola y que estudian en la ciudad. Desde 2016, se han encargado de dar en el centro formación y trabajo para cientos personas migrantes que viven ya de manera autónoma. Un equipo se encarga de todo, desde los permisos de residencia, dar formación e idiomas hasta apoyo social y psicológico. Los refugiados también son su prioridad y hasta aquí llegaron varios de los que viajaron en el barco Aquarius.
"Las personas vienen porque nosotros las necesitamos y porque ellos viven en una situación muy difícil, pero nosotros los necesitamos también", dice Fernandes. El municipio es ejemplo de inclusión en este sentido para otras ciudades y tienen en marcha un proyecto de colaboración con otros países, como en España, en Albacete, Sant Denis en Francia o Lampedusa en Italia.
Ahora presumen de no tener casi paro y haber llenado las escuelas. El 13% de los alumnos son extranjeros. Para Fernandes tampoco hay debate con la criminalidad, sostiene que se mantiene estable y hasta con valores más bajos. El año pasado fueron premiados con un reconocimiento europeo. Su labor sigue. Han abierto un centro tecnológico con varias empresas que también tienen demanda de mano de obra extranjera cualificada. La próxima será IBM que promete doscientos nuevos puestos de empleo.