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Muerte, segunda vida y resurrección de un libro: ¿qué ocurre con los ejemplares que no se venden?

  • Los editores apuestan por ajustar al máximo la tirada para evitar tener un exceso de libros y que se destruyan
  • En las librerías el "ciclo de vida es cada vez más corto" y el entorno más "competitivo"

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La Feria del Libro de Madrid, escaparate de una industria que vende 200 millones de ejemplares al año
La Feria del Libro de Madrid, escaparate de una industria que vende 200 millones de ejemplares al año EFE/ Borja Sánchez-trillo

Como un organismo más, el libro tiene su propio ciclo vital. Un periplo que empieza en la mesa de novedades de una librería, que pasa después a las estanterías, y que, al cabo de un tiempo más o menos largo, se enfrenta a su final. Los ejemplares que no se venden o bien mueren, destruidos para ser reciclados y formar parte de periódicos o cartones, o emprenden después nuevas vidas.

En plena Feria del Libro de Madrid, fiesta grande para la edición española, RTVE.es habla con varios editores de grupos grandes, medianos y pequeños sobre cómo afrontan este ciclo vital. 

Todos admiten que la destrucción no es una decisión fácil y todos diseñan sus estrategias editoriales para evitar al máximo posible llegar a este punto. "Yo edito libros que admiro, para que la gente los lea y los conserve en su biblioteca. Me cuesta proceder a la destrucción del libro", señala Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y editor de Edhasa. 

Cada vez menos libros triturados

"Me viene a la cabeza Farenheit 451", bromea, en referencia a la novela de Ray Bradbury de 1953 en la que plantea un futuro distópico donde libros están prohibidos y un grupo de "bomberos" quema los que se encuentran. Los 451 grados Farenheit (232,8 °C) del título hacen referencia, precisamente, a la temperatura a la que arden las páginas. 

Pero en la vida real el final de los libros no es tan trágico. Aquellos que no se venden en las librerías y que pasan por el purgatorio de los almacenes de las editoriales pueden ser finalmente triturados -las páginas, pero no la portada- para generar pasta de papel. "Lo llaman guillotinar, lo cual le da más dramatismo al tema", comenta Álvaro Llorca, de Libros del KO, una pequeña editorial especializada en crónica periodística. 

En su caso son "poco destructores", afirma. Apuestan por tiradas pequeñas, de entre 1.500 y 3.000 ejemplares, por lo que si algún libro no funciona como esperaban, no son tantos los que quedan sin salida. Además, buscan "libros que pueden leerse con el paso del tiempo" y no queden obsoletos rápidamente. Otras editoriales, señala, publican lo que se conoce como "instant books", sobre hechos de actualidad como el ‘procés’ o la guerra de Gaza, que pueden tener problemas para ser vendidos más allá de una corta ventana de tiempo, por lo que terminan siendo destruidos.

También los gigantes del sector, como Penguin Random House, ajustan mucho las tiradas por eficiencia económica y ambiental. En los últimos 20 años, señalan fuentes de este grupo, el número de ejemplares destruidos se ha reducido considerablemente gracias, especialmente, a que "se tienen muchos datos de venta con bastante agilidad y rapidez" y se puede calcular mejor el tamaño de cada edición. El otro gran grupo editorial español, Planeta -controla aproximadamente, como Penguin, un 25% de la cuota de mercado-, ha declinado participar en este reportaje. 

La clave: acertar con la tirada

"La clave está en pensar bien la tirada", coincide Paca Flores, editora de Periférica. Esta pequeña editorial publica solo 20 títulos al año, y sus responsables siempre tienen que bascular entre "no equivocarse por acierto o por defecto", una "decisión muy complicada". También apuestan por publicar títulos "atemporales", que puedan seguir vivos con los años, y gracias a ello han conseguido en sus 19 años de historia no haber guillotinado ningún libro.

En su caso, los libros que no se han vendido en España tienen una segunda vida con la exportación a América Latina, donde tienen acuerdos en los principales mercados, y las tiradas también se piensan desde un inicio pensando en su futuro al otro lado del charco. Mientras, para Penguin Random House, el tamaño de su propia red de distribución y la cantidad de datos de venta les permite trasladar libros de lugares donde no se venden a otros en los que hay demanda.

Desde Libros del Asteroide, una editorial independiente de Barcelona, destacan la importancia de tener "un catálogo activo". Sus libros permanecen en los almacenes y prácticamente todos se pueden conseguir en las librerías. "Trabajamos mucho nuestro fondo y nuestras ventas en buena parte proceden de este", explica su editora Núria Cots. De hecho, en sus redes y newsletter de novedades no solo recomiendan los títulos que acaban de publicar, sino que "es recurrente la recomendación de libros de fondo".

La estrategia funciona. En la Feria del Libro, que se está celebrando estas semanas y concluye el domingo 16, muchos lectores han acudido guiados por las recomendaciones de libros publicados en años anteriores, cuenta Cots. "Apostamos por libros que nos gusten, que aporten, que tengan calidad literaria y que aguanten las modas", y así los casos de destrucción son muy contados.

"Un ciclo de vida cada vez más corto"

Para explicar el mercado editorial español, y por qué muchos ejemplares acaban en la trituradora, es clave la alta cifra de libros que se publican en nuestro país. En 2022 se editaron 83.000 títulos y se vendieron 206 millones de ejemplares, la mayoría en librerías, según el informe anual de la Federación de Gremios de Editores. Son 23.000 libros a la hora.

Estos números son síntoma de buena salud de la industria editorial, y además van en aumento desde la pandemia, pero también fomentan una alta rotación en las mesas de novedades de las librerías, espacios muy importantes por su visibilidad para las ventas de las editoriales.

Si uno no se ha vendido rápido, es probable que sea sustituido por otro para ver si tiene suerte

"Hay un flujo constante de novedades. Eso hace que las librerías tengan que decidir qué libros se exponen y cuáles no, y si uno no se ha vendido rápido, es probable que sea sustituido por otro para ver si tiene suerte", señala Llorca, de Libros del KO, lo que da lugar a "un entorno muy competitivo". En esa mesa de novedades puede estar alrededor de un mes, calcula.

También Flores señala que "desgraciadamente el ciclo de vida del libro cada vez es más corto", y puede tener una media de vida en librerías de cuatro o cinco meses, aunque allí pueden estar años. Depende del criterio de cada librero y de si compra los libros a depósito (los paga a la editorial por adelantado y si no venden los libros esta les devuelve el dinero) o en firme (hace pedidos de ejemplares concretos y pagan un porcentaje de cada venta). 

Más allá de la novedad: long sellers y el boca a boca en redes

Desde Libros del Asteroide citan el caso de los "long sellers", títulos que se siguen vendiendo con el paso del tiempo y que las librerías mantienen en sus fondos, o las editoriales en sus almacenes (propios en el caso de los grandes grupos o de las distribuidoras en las pequeñas).

Además, destacan desde Penguin Random House, los tiempos han cambiado, y las mesas de novedades o las reseñas de los medios no tienen tanto poder como antaño. "Ahora la gente se informa mucho más por las redes sociales, y hay libros que no son novedad pero que se venden mucho más porque alguien en redes lo descubre", apuntan.

Hay libros que no son novedad pero que se venden mucho más porque alguien en redes lo descubre

Otra mejora importante en los últimos años, destacan desde este grupo, es la mejora de la impresión digital, que en opuesto a la impresión en offset, la habitual en el mundo editorial, permite hacer tiradas más cortas, de 150 o 200 ejemplares, y en menor tiempo. Con ello, evitan tener grandes stocks en los almacenes.

Grandes resurrecciones y sorpresas

Para algunos editores, el hecho de mantenerlos en los almacenes y no deshacerse de ellos forma parte de la "relación sentimental" con los ejemplares. "Incluso si han sido un error de edición y no has vendido nada, te resistes a declarar su muerte definitiva", relata González, "entre otras cosas porque además que en el mundo del libro también hay grandes resurrecciones". 

Incluso si han sido un error de edición y no has vendido nada, te resistes a declarar su muerte definitiva

Cita el caso de El arca de Schindler, la novela de Thomas Keneally que editó su editorial, Edhasa, en 1984, y que no se vendía apenas hasta que Steven Spielberg la adaptó al cine en 1993 con su gran éxito La lista de Schindler. Las sorpresas y el azar son determinantes en el devenir del mundo editorial, y nunca se sabe cuándo se puede producir una serie o una película basada en uno de los títulos del catálogo de una editorial o cuándo le dan un premio a un autor. 

También hay sorpresas con libros de los que no se esperaba que fueran grandes éxitos, y que obligan a hacer nuevas ediciones. En Libros del KO se han encontrado con este caso con Tu nombre no es tu nombre, una historia sobre un caso de identidad robada en la dictadura argentina. "Es una obra muy potente, pero es un autor inédito en España y eso hace pensar que iba a ser más difícil de vender, pero va por la tercera edición", señala Llorca.

Ni rebajas ni mercado de segunda mano

Otra vía de salida para los libros sin venta es devolverlos al autor o autora, que sigue siendo su propietario intelectual. Esto se hace en muchas ocasiones a precio de saldo o gratis. En Penguin Random House también donan ejemplares a centros penitenciarios u hospitales, siempre con el permiso del autor, pero no a bibliotecas, ya que en ese caso son las administraciones las que la compran.

Si en algo coinciden todas las editoriales en que no rebajan el precio de sus ejemplares a precio de saldo para darles salida. El coste de cada título está protegido por la ley del libro de 2007, que establece un precio fijo para cada libro, algo, por cierto, celebrado por editoriales pequeñas y por librerías independientes, ya que las protege de competidores mayores que pudieran permitirse ofertas mucho más competitivas. Solo se permiten descuentos de hasta el 10% en ocasiones como precisamente esta Feria del Libro.

Por la protección de la propiedad intelectual, además, no pueden llevarlo directamente al mercado de segunda mano, a librerías como Re-Read o TuuuLibrería. Esa decisión correspondería en todo caso al usuario final. Fuera del control de editores y libreros, el libro empieza una nueva vida en las estanterías de las casas, pero ahí, posiblemente, tenga aún muchos años por delante.