Isabel Ordaz, actriz: "La felicidad es la ausencia de dolor cuando vives un cáncer"
- RTVE.es entrevista a Isabel Ordaz, actriz y escritora
- En su último libro disecciona su vivencia física y emocional con el cáncer
Isabel Ordaz, actriz, escritora, nos da su poético testimonio de cómo es vivir con cáncer. Un viaje que no escatima la parte oscura, pero tampoco obvia la luminosa, convirtiendo la vida real en historia para transitar ese camino inesperado, doloroso, que pone su vida boca abajo.
Ordaz nos lleva a hollar el territorio de la enfermedad, de la palabra cáncer. Con su escritura y resonancias líricas también viajamos con ella a un país de terapia, de escritura, de contemplación. La actriz disecciona su experiencia física y emocional. Nos acompaña en un salvaje amor a la vida, a la literatura, a las palabras. En su libro La vida en otra parte (Roca Editorial, 2024) sus ecos de ejercicios de la memoria, juegos con la luz y la creatividad lírica nos atrapan en historias bien urdidas. El cáncer lleva a Ordaz a un no lugar: la sala de Oncología donde todo el mundo parece estar de paso, su vida se para, la muerte aparece como una posibilidad, el futuro se abole, el presente es lo único que existe. La escritura es alivio, pero también herida.
PREGUNTA: Como decía Susan Sontag, la enfermedad es una metáfora. ¿Qué metáforas te sugiere el cáncer que has vivido?
RESPUESTA: Yo escribo poesía. Me ha servido para articular una vivencia extrema personal basada en hechos reales. Yo necesitaba transcribirlo, hacerlo literatura, hacerlo lenguaje. La metáfora genera otra realidad.
“El libro es un homenaje al narrar como una manera de estar en el mundo. “
Era un lenguaje nuevo para mí, el de la enfermedad, que me articulaba existencialmente y vitalmente y biológicamente. Necesitaba que el cuento siguiera siendo contado, es decir, narrar mi vida. El libro es un homenaje a la literatura, al arte, al relato, al cuento, al narrar como una manera de estar en el mundo.
P: La literatura como refugio y como rescate. ¿Al nombrar encuentras una salvación?
R: La literatura como salvación. Aparte de que está la medicina, que aporta su salvación también.
“Cuando me dan la noticia de que tengo cáncer, hay anonadamiento, hay asombro, pero no hay lloro, no hay miedo. “
Pero yo necesitaba rescatarme desde dentro, porque el cáncer te deja absolutamente alienada. No es una experiencia, sino el territorio de la desdicha.
P: ¿Cómo te dan la noticia?
R: Yo la recibo llena de perplejidad. Mi conciencia no la registra, instantáneamente. Siento que hace sol y, de repente, te cae la noche encima. No hay reacción inmediata. Hay perplejidad. Hay asombro. Pero no hay un llorar, no hay un miedo.
P: ¿Por qué?
R: Porque te quedas anonadada. La conciencia no registra. Los otros te van diciendo. La magnitud del diagnóstico te va perforando y se va haciendo carne. Tratamientos, visitas a médicos, zona de oncología, que es ya otro destino. Estoy siendo anulada, anulada de todo punto. Necesitaba construir un relato. Yo lloré muy tarde. Por causas muy nimias. De repente me venía un brote y comprendía la magnitud.
P: ¿Por qué no quieres aferrarte a la esperanza?
R: Porque la esperanza es futuro y tú estás en un impás en ese momento. La esperanza es un extraño, es un estado, es un acontecer. Tú no sabes lo que va a pasar. Siempre te hablan de futuro, pero tu futuro está en stand by. Está paralizado.
Entonces te salva el presente. Los pequeños instantes. Hay una frase también que escribo como un mantra: "Volver a ver tu rostro mañana".
P: ¿El futuro queda en suspenso?
R: Sí. Es un mañana que ya no es esperanza ni nada. Es el deseo de amanecer.
Solo quiero que la muerte no venga tan pronto. Se va construyendo todo un lenguaje, toda una poética. Tenía la voluntad recuperar ese espacio interior en el que no caes cuando vives la vida en su devenir, por el trasiego. De todo se hace muy esencial y tú te vuelves muy dependiente y muy frágil.
P: También dices que tomas conciencia de tu cuerpo.
R: El cuerpo en todos los sentidos. Te pones un tacón o unas zapatillas, bajas unas escaleras. La caricia, el no dolor que es el anhelo del enfermo, porque el dolor te arrebata, te secuestra. No hay palabras ni hay poesía. El dolor es. Cuando las terapias son muy agresivas entras en un espacio en el que te duele todo. La vida se ausenta de ti. No tienes energía. Todo es pequeño. Coger un autobús, pasear al perro, comer, hablar con otros, ganas de reír.
“Se caen las citas del calendario y te conviertes en una burócrata de tu salud“
La vida, por supuesto, las tareas, por supuesto. La profesión, por supuesto. Pero ya no tienes citas, ya no tienes proyectos. Se caen las citas del calendario. Eres una burócrata de tu salud. Ahora es con el oncólogo, ahora la radioterapia. Entonces empiezas a verte rodeada de un lenguaje y de una vida, que no era la tuya, que no reconoces. El cuerpo es el centro del conflicto. Evidentemente, te duele, no puedes, te arrastras, empiezas a arrastrar las zapatillas. El cuerpo no sabemos hasta qué punto es nuestro templo, porque el cuerpo nos lleva y nos trae.
P: La felicidad es la ausencia del dolor. ¿Cada vez está más claro?
R: Sí, absolutamente. Hasta que no tienes la referencia de la noche o de la oscuridad, no sabes que tapan la luz. Una enfermedad de este tipo es extrema. Es la desdicha con mayúscula, tiene 333 patas asquerosas, es un arácnido.
“Sólo sabemos de la muerte de los otros“
¿Qué es la guerra? Es una ruina. Pero no te ves arruinada o arruinado. ¿La enfermedad? La enfermedad que cursa de esta manera tan salvaje hace que el no tener dolor ya sea felicidad.
P: ¿Las conversaciones sobre la muerte son cortas?
R: Es que no sabes nada de la muerte. Sabemos de la muerte de los otros. Ahí hay un hueco inmenso. Yo solo sabía que quería estar aquí. Sí, que no había terminado, que quería seguir haciendo muchas cosas. Solo quería una mano que me sustente, que me sostenga.
P: ¿Hasta qué punto es importante tu creatividad?
R: Para mí es todo desde hace muchos años. Soy hija de la ficción. Lo digo con orgullo porque la ficción no es la no verdad sino otra realidad. La ficción es una alteridad de la realidad. Yo vivo de la ficción. Escribo porque creo que lo necesitamos. Es ese contenedor del alma, donde se van arrumbando cosas de la vida. Pero están los sueños, está el anhelo, está la búsqueda de la belleza.