35º no son lo mismo en Sevilla que en Santander: así funciona el nuevo sistema de alertas sanitarias por calor
- El Ministerio aplica nuevos umbrales por zonas climáticas que combinan temperatura, geografía y demografía
- Su objetivo es ser más precisos en las recomendaciones para evitar desde golpes de calor hasta el agravamiento de algunas enfermedades
El año pasado fue el segundo más caluroso en España desde que hay registros y, tras una primavera que también ha batido algunos récords, cabe esperar que en los próximos meses vuelvan las olas de calor que han marcado los últimos veranos. Para prevenir los efectos que el calor tiene en la salud de la población, Sanidad ha reformulado su plan de actuación con el objetivo de mejorar la gestión del riesgo, teniendo en cuenta no solo la temperatura sino la adaptación al calor de los habitantes del lugar.
El nuevo sistema de alertas que comienza a funcionar este lunes divide España en 182 zonas de 'meteosalud', en lugar de las 52 provincias que se usaban hasta ahora. Son las mismas áreas que usa AEMET para emitir sus avisos meteorológicos, que agrupan todos los municipios que comparten características climáticas similares dentro de cada provincia.
"Es una mejor representación de los posibles impactos [del calor] en salud", explica a DatosRTVE Julio Díaz, quien junto a Cristina Linares ha liderado el estudio de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III que ha propiciado este cambio metodológico.
Representar la exposición real al calor
La nueva definición huye de la generalización que suponía el umbral de riesgo provincial que se usaba hasta ahora e incluye otros factores sociales, demográficos y geográficos en la ecuación que calcula la temperatura a partir de la que se disparan las estadísticas de muertes asociadas al calor.
"Una sola temperatura no representa la exposición real de la población", explica Díaz, que pone como ejemplo el cambio de un nivel de alerta sanitaria de 35,6 ºC para la provincia de Madrid a valores entre 34,1 y 35,9 ºC para las tres zonas de ‘meteosalud’ en las que se divide la provincia. También se amplía el número de estaciones meteorológicas que se usan como referencia, porque "la exposición al calor de una persona que vive en la sierra no es la misma de otra que vive al borde del mar".
A todo esto le han incorporado algunos condicionantes que influyen en la capacidad de adaptación al calor, como la estructura de la población, el nivel de renta, lo preparadas que están las viviendas o la capacidad de respuesta del sistema sanitario en cada territorio. El resultado ha sido un sistema que dista entre 1,6 y 7,6 ºC de media respecto a los umbrales meteorológicos de AEMET, según el cálculo de DatosRTVE.
En general, las temperaturas que disparan una alerta sanitaria son más bajas que las que activarían los avisos meteorológicos. Con estos nuevos umbrales, Sanidad persigue una gestión mejor de los riesgos. "Desde el punto de vista de la salud es muy importante dar la alerta cuando hay que darla, porque, si no la das, puede haber mortalidad que podrías haber evitado", argumenta Julio Díaz
"Al ser más selectiva y más concreta la alerta, se puede actuar mejor", valora el presidente de la Sociedad Española de Epidemiología, Óscar Zurriaga, para quien la clave es lo que se haga a continuación, especialmente para proteger a colectivos vulnerables como los ancianos que viven en residencias o las personas que trabajan al aire libre.
Más de 50 días de riesgo sanitario por calor en Pirineos
Si este sistema hubiese estado activo el año pasado, la temperatura umbral de alerta sanitaria por calor se habría superado hasta en 58 días entre junio y septiembre en lugares como la Costa del Sol y la ribera del Guadalhorce, 52 días en el Pirineo de Lleida o 49 en el litoral sur de Alicante, según el análisis realizado por DatosRTVE de las temperaturas registradas por AEMET.
Los siguientes mapas muestran la media de días en los que dichas temperaturas habrían superado el nuevo umbral sanitario en cada zona de 'meteosalud' durante los veranos de este siglo [Ver metodología].
Evitar golpes de calor y otros riesgos para la salud
El nuevo plan nacional de prevención de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud cambia en el ámbito territorial al que afecta, pero mantiene el criterio para evaluar los riesgos. Los avisos se emitirán cuando se prevean tres días consecutivos de temperaturas extremas, con cuatro niveles de riesgo.
El plan incluye un protocolo de comunicación automática a la población, algo en lo que aún se está trabajando, según ha podido saber RTVE. Por ahora, la activación de las alertas solo conlleva la coordinación con las autoridades sanitarias de las comunidades autónomas.
El calor extremo es capaz de alterar nuestras condiciones físicas y mentales, haciendo crecer el riesgo de mortalidad, sobre todo en personas con patologías previas. Solo en los dos últimos años, los informes de exceso de mortalidad registran casi 7.800 muertes atribuibles al calor, y Sanidad apunta que el riesgo aumenta entre un 9,1 y un 10,7% por cada grado que la temperatura asciende por encima del umbral de impacto a la salud.
El efecto más grave y llamativo es el del golpe de calor. Aunque solo representa en torno a un 2% de las muertes atribuibles a las olas de calor, los expertos advierten de que puede afectar a población completamente sana. "El grupo de edad de 18 a 45 años es el único en el que el impacto del calor ha subido en los últimos años", analiza el investigador del Instituto Carlos III Julio Díaz, que pone el foco, por ejemplo, en las personas que trabajan muchas horas al aire libre.
Aparte de los efectos más adversos, el calor causa otro tipo de trastornos en el organismo. "Son más comunes, pero menos llamativos", puntualiza el coordinador del grupo de trabajo Urgencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), que enumera calambres, deshidratación, fatiga, irritabilidad, náuseas o vómitos como síntomas del agotamiento por calor. Se trata de una respuesta fisiológica insuficiente del sistema termorregulador y una pérdida de agua y electrolitos que también pueden desembocar en el agravamiento de enfermedades crónicas.
El calor también influye en la toma de medicamentos como diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos y tranquilizantes, bien por "una alteración de la conciencia y de la percepción de la realidad" bien por desajustes "en la dilatación y vasoconstricción arterial y venosa", explica Alberto Kramer. Además, se conocen efectos sobre la piel y la vista, por la exposición excesiva a rayos UV del sol; el sistema digestivo, por la ingesta excesiva de líquidos o la proliferación de intoxicaciones alimentarias favorecidas por el calor; o la salud mental.
Impacto en la salud a medio y largo plazo
Encadenar muchos días de riesgo sanitario por calor puede suponer una presión añadida para la Sanidad a medio y largo plazo. "El impacto no es directo sobre el sistema de salud en ese mismo instante más que en algunos casos, como golpes de calor y algunas descompensaciones", explica el epidemiólogo Óscar Zurriaga. Para el resto de gente con patologías previas o vulnerables, añade, se observa un deterioro que incluso puede llegar al fallecimiento por el agravamiento de su enfermedad.
Para Zurriaga, el nuevo sistema de alertas presenta una "mayor fiabilidad" que "le da un plus de credibilidad", ya que cree que la correlación entre la sensación de calor que tiene la población y la emisión de la alerta será más clara al referirse a zonas más concretas. Sin embargo, aún falta trabajo para concienciar a la sociedad.
Desde las recomendaciones en la consulta de atención primaria a la actuación de protección civil, para el epidemiólogo, el sistema de avisos tiene que tener aparejado un plan de actuación y protocolos concretos que involucren al sistema sanitario y a las administraciones locales y autonómicas. "Falta una mayor concienciación de la realidad, de lo que significa [el riesgo sanitario por calor], porque son efectos directos sobre la salud de las personas y todavía somos poco conscientes de ello", concluye Zurriaga.
Sobre esta información
Para la elaboración de esta noticia, se han utilizado los datos de umbrales de referencia por zonas de meteosalud de impacto en salud por altas temperaturas recogidos en el Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud, los umbrales y niveles de aviso de meteoalerta (tomando como valor de referencia el nivel de alerta amarillo) y los registros climatológicos de datos abiertos de AEMET del periodo 2000-2023.
Los mapas históricos se han elaborado asociando cada municipio de España a la estación meteorológica de referencia de AEMET más cercana dentro de su zona isoclimática. Esta búsqueda asegura que los datos comparten las características climatológicas que definen ese territorio.
Tras esta asociación, se ha contabilizado el número de días en los que la temperatura máxima ha superado el umbral de impacto en la salud por altas temperaturas para cada uno de los meses de julio a septiembre entre los años 2000 y 2023. Finalmente, se ha calculado la media mensual de días de calor con riesgo para la salud de cada zona isoclimática.
Las infografías sobre el golpe de calor y las enfermedades que se agravan por la exposición al calor extremo se han elaborado con materiales del Instituto DKV de Vida Saludable y el apoyo del doctor Alberto Kramer, coordinador Grupo de Trabajo de Urgencias de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), y otras fuentes sanitarias.
En esta noticia han participado Juanma Leralta y Nacho Díaz del equipo de InfografíaRTVE (Evoluciona)