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La poética del gesto de la fotógrafa Barbara Brändli en el Palacio de Cibeles

  • PhotoEspaña muestra el trabajo de Barbara Brändli, bailarina, modelo y fotógrafa documentalista
  • La exposición Poética del gesto, política del documento se puede ver del 20 de junio al 22 de septiembre

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Detalle de foto incluida en el libro 'Duraciones visuales' de Barbara Brändli
Detalle de foto incluida en el libro 'Duraciones visuales' de Barbara Brändli.

"Lo mío en la fotografía es el gesto humano, la cara, lo que hace la gente, hacer ver algo que, a lo mejor, cualquier persona que pasa en ese mismo sitio no ve o no siente, es como hacer ver algo que los demás no pueden ver, es difícil de explicar."

Así explica Barbara Brändli, venezolana nacida en Suiza (1932-2011), su trabajo con la cámara. Es "un descubrimiento, una gran fotógrafa", según apunta la directora de PhotoEspaña, María Santoyo, en la presentación de la exposición en Centro Centro. El Palacio de Cibeles acoge Poética del gesto, política del documento, una retrospectiva con casi 300 objetos, desde fotos inéditas a piezas de madera, trozos de tela, instrumentos musicales y notas manuscritas.

Las fotos provienen de la Colección C&FE, de Caracas, y también hay documentos, hojas de contacto o dibujos originales de su archivo personal. Entendía la fotografía como una herramienta para construir vínculos humanos. El comisario de la muestra, Alejandro León Cannock, explica a RTVE.es que "lo más destacado de su trabajo es un compromiso ético con las relaciones humanas empáticas, con aquellos a los que le interesaba fotografiar".

Al otro lado del espejo

Minuciosa y perfeccionista, fruto de su educación helvética y la disciplina necesaria de una bailarina de ballet, Barbara Brändli cruzó al otro lado del espejo y pasó de ser fotografiada a convertirse en fotógrafa, pero nunca perdió la conciencia corporal y la gracia del movimiento.

En París, fue modelo publicitaria y de alta costura y su amistad con los fotógrafos Ed van der Elsken y Ata Kandó le llevó a interesarse por la fotografía. Se casó con el arquitecto venezolano Augusto Tobito. El matrimonio se trasladó a Caracas en 1959 y en ese país desarrolló toda su carrera profesional, que incluyó desde retratos, reportajes de prensa a proyectos más personales.

"Una vez que se han aprendido las técnicas del maquillaje y los pequeños secretos de los desfiles, ya todo se vuelve tedioso. Para ir más allá es preciso situarse del otro lado de la cámara".

Barbara Brändli en Santa María de Erebato en Venezuela

Barbara Brändli en Santa María de Erebato en Venezuela.

En un viaje en el que acompaña a sus amigos a retratar a los indígenas de la cuenca del Orinoco y del Caura conoce a Daniel de Barandiarán, etnólogo y antropólogo español. Enamorada de la selva amazónica y sus habitantes, volvería en varias ocasiones entre 1961 y 1967. Fruto de esos viajes, nacería el fotolibro Hijos de la luna (1974) sobre la vida cotidiana de los yanomami. Sus imágenes constituyen "un ensayo visual que acompañaba los escritos antropológicos de Barandiarán", según Cannock.

El comisario apunta que se trata de la conjunción de "un interés ético personal, tal vez no muy concientizado, con una suerte de visión muy humanista, con metodología antropológica, de Barandiarán" y de una mirada que busca "reconocer directamente el valor propio de las culturas, sin compararlas con lo que Occidente ha dado la civilización humana".

Barbara Brändli logró el reconocimiento internacional con su libro Sistema nervioso (1975), un recorrido irónico por escenas callejeras de Caracas, seleccionado por Martin Parr entre los mejores fotolibros de América Latina. Paradójicamente, la fotógrafa no quedó contenta con el resultado porque el editor manipuló, recortó e invirtió muchas de las imágenes. En una nota de su puño y letra deja clara su opinión: "Lo que yo quiero decir con mis fotos no está reflejado en este libro. No está respetado".

Intentando reparar esta injusticia histórica, que le permitió entrar en el canon, el libro volvió en 2023 con una nueva forma, un estudio crítico y el título Deconstruyendo el 'Sistema nervioso' de Lange, Brändli y Chalbaud, por Eduardo Castro y Ricardo Báez, más fiel a la intención original de la autora.

El alma de la danza

Su primer libro de fotografía fue Duraciones visuales (1963) en el que documenta las coreografías de Grishka Holguín y Sonia Sanoja, ejecutadas por los bailarines de la Fundación de Danza Contemporánea. Un terreno en el que se movía como pez en el agua, dado su bagaje de bailarina amateur, y que le permitía conceder su espacio al gesto y la pose. En sus instantáneas, Brändli va más allá y reflexiona sobre la alienación a la que el “sujeto” se somete al ser inmortalizado como “objeto” en una foto.

El comisario avanza la hipótesis de que como ella fue modelo y bailarina "tiene un conocimiento muy material y encarnado, de la performatividad del cuerpo, de la expresión, de la gestualidad y es lo primero que ella empieza a captar en fotografía".

Ballet Griskha 1962

Un bailarín de la Fundación de Danza Contempóranea. Barbara Brändli

La metodología de trabajo y la ética redefinen la actividad documental de la fotógrafa que pasa de cazadora a tejedora de relaciones. Una actitud vital que enlaza con la de Cristina García-Rodero, muy crítica con los fotoperiodistas que "por donde pasan no vuelve a crecer la hierba".

"Lo demás [que hago] es tejer porque me encanta el material, es creativo, cuando estoy tejiendo, mentalmente hago fotos, y cuando estoy con las fotos, mentalmente hago tejido -los hilos y los papeles se mezclan muchas veces-."

Los proyectos documentales de Brändli, como Así, con las manos (1979) o Los páramos se van quedando solos (1981) son el resultado de años de convivencia con los retratados que no se limitan a ser objetos de sus fotografías, son sujetos y se recogen sus historias. Una herencia del primer trabajo con Barandiarán: "Sin ser ella socióloga, etnógrafo o antropóloga, pone en práctica metodologías de entrevistas, recolección de información, relatos auto-etnográficos para que los libros contengan la palabra de los retratados", explica el comisario.

La llamada de los Andes

A Brändli le interesaban las formas de vida tradicionales que agonizaban por la modernización, lo que reflejó en su libro dedicado a "los trabajos artesanales que empiezan a desaparecer por la llegada de la industria, las fábricas, la producción en serie y los pueblos de los Andes venezolanos" detalla Cannock. Las montañas y los páramos seguían llamando a la fotógrafa que, durante los años 80, "sigue viajando, sigue entrevistando gente y sigue fotografiando". Un material que podría haber generado dos libros más, sobre el agua y sobre el trigo, pero que quedaron archivados por falta de financiación.

"Una de las cosas que me interesan es la ecología. Me duele mucho como maltratan al país. Yo quisiera ayudar. Es algo que quise hacer siempre con la fotografía".

La exposición arranca en los años 50 del siglo XX y muestra sus carteles, portadas y anuncios como maniquí en París, lo que fue una toma de contacto con la fotografía. Brändli descubrió su poder como herramienta de comunicación, lo que le llevó a ponerse detrás de la cámara.

Fotógrafa reconocida

En la segunda sala, Barbara Brändli ya está instalada en Caracas. Sus retratos y proyectos editoriales hicieron que fuera reconocida en Venezuela con el Premio Nacional de Fotografía en 1994. Se pueden observar algunas portadas de revistas y periódicos y las cámaras (Rolleiflex y Nikon) que solía usar, así como pruebas de impresión de su laboratorio.

Bárbara Brändli

Bárbara Brändli tve

La tercera parte explora la relación de Brändli con el fotolibro y cómo la autora da voz a los representados en todos sus proyectos editoriales. En sus libros, los testimonios de los fotografiados se entretejen con su propio relato visual.

El legado fotográfico de Barbara Brändli, cuya obra se encuentra en centros como el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, el Museo Reina Sofía o el Fotostiftung Schweiz de Winterthur en Suiza, cierra la exposición. Cannock apunta que, bajo dos fotografías del escarabajo con el que recorría las carreteras polvorientas de Venezuela, se exhiben libros de historia de la fotografía, donde ella aparece como sujeto protagonista.

El comisario percibe "un movimiento dialéctico entre la primera sala donde comenzamos con Bárbara como bidimensional, como modelo, pasando por su concepción de la expresividad del cuerpo, del documental, a un lugar donde ella se ha convertido en historia gracias a su trabajo, en el que relata las historias de los otros". Cannock resume que así "se cierra completamente el círculo, desde la superficialidad de la imagen hacia la profundidad del relato empático".

Barbara Brändli. Poética del gesto, política del documento

La exposición se puede ver en Madrid del 20 de junio al 22 de septiembre.

El comisario es Alejandro León Cannock y está organizada por el Ayuntamiento de Madrid, CentroCentro, Colección C&FE y PhotoEspaña.

Horario: De martes a domingo, de 10 a 20 horas.

Lugar: CentroCentro. Plaza Cibeles, 1A