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Elecciones en Francia

Gabriel Attal, la mano derecha de Macron elegida para salvar el Gobierno en las legislativas francesas

  • En menos de una década, Attal se ha convertido en la mano derecha de Enmanuel Macron
  • Con tan solo medio año como primer ministro, ha de enfrentar sus primeras legislativas como cabeza de lista

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Elecciones Francia: Gabriel Attal, primer ministro francés
Gabriel Attal, el elegido del macronismo para preservar su Gobierno en las legislativas francesas ADRIÁN ROMERO

Los jóvenes llevan la delantera en la política francesa. Si el líder de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, es el preferido de la ultraderecha, a sus 35 años el primer ministro, Gabriel Attal, es el hombre de confianza del presidente Enmanuel Macron.

Su ascenso de un simple miembro del Ministerio de Salud al segundo cargo político más importante en Francia fue meteórico. El político parisino posee muchas de las cualidades que llevaron a Macron al poder: es directo, piensa con rapidez y cuenta con orígenes acaudalados. En menos de una década, el candidato del partido liberal se ha convertido en la mano derecha del mandatario francés.

"Attal es en gran medida un joven tecnócrata", admite el profesor de política francesa y relaciones internacionales del Balliol College en la Universidad de Oxford, Sudhir Hazareesingh. "No ha estado en el poder el tiempo suficiente para tener un perfil distintivo, por lo que se le considera un protegido del presidente", indica.

Con poco menos de seis meses como primer ministro a sus espaldas, se enfrenta a sus primeras elecciones legislativas como cabeza de lista por el partido Renacimiento. No obstante, su capacidad de oratoria, su trayectoria profesional y su confianza para abordar cualquier tema en público le acompañan en campaña.

"Es un macronista que ha decidido permanecer leal a pesar de haber sido excluido de la decisión de convocar elecciones", recalca la profesora de política francesa en la Universidad Queen Mary de Londres, Rainbow Murray. El elegido de Macron pisa fuerte para preservar el Gobierno liberal que lo llevó hasta la cúspide.

Alma de político

Todo cuanto rodea a Gabriel Attal lanza un poderoso mensaje político desde la bancada renacentista, incluida su infancia. Hijo del abogado y productor de cine judío, Yves Attal, creció en París y estudió en la escuela privada Alsaciana, una formación humanista que posteriormente complementaría con una maestría en estudios públicos en la prestigiosa Universidad Sciences Po. Attal poseía un alma política, y así lo atestiguaban los organismos académicos en los que se matriculó.

El primer ministro francés, Gabriel Attal (I) y el presidente de Francia, Enmanuel Macron

El primer ministro francés, Gabriel Attal (I) y el presidente de Francia, Enmanuel Macron, asisten al 84.º aniversario del llamado a la resistencia francesa contra la ocupación nazi del general Charles de Gaulle (18 de junio, 2024) LUDOVIC MARIN

Su despertar activista quedó latente en una manifestación contra el entonces líder ultra de Agrupación Nacional, Jean-Marie Le Pen, cuando este fue elegido en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales contra Jacques Chirac en 2002.

Tras ello, se afilió al Partido Socialista (PS) en 2006. Seis años después, y con tan solo 23 años, llegaría a ocupar parte de la cartera de Sanidad de la entonces ministra socialista, Marisol Touraine.

En las elecciones municipales de 2014, Attal se convirtió en uno de los cuatro concejales municipales del PS en Vanves, donde ya dio dotes de liderazgo al asumir la voz principal de la oposición tras la dimisión del jefe de la lista socialista.

En 2016 abandonó el socialismo para unirse al naciente partido político En Marche, que más tarde se convirtió en Renacimiento. Durante su puesto como diputado en la Asamblea Nacional, Attal desarrollaría una dedicación especial a la línea de Estado de Macron, lo que llamaría la atención del presidente.

De joven promesa a figura pública

Con su llegada a Renacimiento, Attal se ha convertido en primero de todo: primer miembro más joven de la V República en ocupar una cartera ministerial, primer ministro más joven de Francia y primer mandatario francés abiertamente homosexual.

Antes de rozar la cima política, se desempeñó como portavoz del Gobierno de Macron de 2020 a 2022, un trabajo que le dio fama entre los medios y la ciudadanía. A principios de 2023 fue nombrado ministro de Presupuesto, pero su desempeño más notable lo ejecutaría a partir de julio de ese mismo año con la cartera de Educación.

Su designación como primer ministro supuso todo un terremoto político, y dejaba clara la mano de Macron, siempre interesado en candidatos audaces y jóvenes, pero fieles al protocolo político. "El primer ministro francés no es necesariamente la figura más poderosa cuando pertenece al mismo partido que el presidente", aclara Murray, "pero debe ser alguien que aporte cualidades complementarias y sea leal".

Según la profesora, la orientación política y la popularidad de Attal lo hicieron un activo eficiente, mientras que su relativa inexperiencia significaba que no sería una amenaza para Macron. Así se lo hacía notar tras su nombramiento: “Sé que puedo contar con tu energía y tu compromiso para implementar el proyecto de rearme y regeneración que anuncié”.

Ponerlo en la primera línea del macronismo fue tanto un ejercicio de confianza como una muestra del viraje que la política francesa estaba haciendo hacia los más jóvenes. "Aunque los verdaderos líderes de derecha e izquierda siguen siendo Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon, existe desde hace algún tiempo el deseo de rejuvenecer la política francesa", subraya Hazareesingh. "Algo irónico porque quien simbolizó esta aspiración en 2017 era Macron, y lo que ha hecho ha sido destruir a los moderados de ambos bandos y aumentar el apoyo a la extrema derecha", añade.

El elegido, a prueba

Los meses que Attal ha pasado como primer ministro han estado plagados de polémicas con el electorado, desde agricultores enojados hasta el deterioro de las finanzas públicas y, en última instancia, unas elecciones legislativas con una ultraderecha a la cabeza. A su llegada al Parlamento, su fama era palpable, una luna de miel que duró poco una vez fue puesto a prueba en el escenario político.

El primer ministro francés, Gabriel Attal, se toma una foto con un seguidor en una cafetería

El primer ministro francés, Gabriel Attal (D), se toma una foto con un seguidor durante un viaje para apoyar al candidado electoral y compañero de partido Benjamin Haddad (18 de junio, 2024) STEPHANIE LECOCQ

"Attal no ha hecho todavía mucho para distinguirse durante su breve mandato en el cargo: la mayoría de las políticas polémicas fueron promulgadas por su predecesora [Elisabeth Borne]", declara Murray. "Lo principal que le ha sucedido han sido las elecciones europeas, en las que su partido obtuvo malos resultados, aunque eso es más bien un reflejo de Macron".

Tras protagonizar varios desencuentros con los agricultores franceses, finalmente aprobó concesiones como una pausa en las prohibiciones de pesticidas, la reducción del combustible para tractores o la limitación de las restricciones ambientales de la UE. Asimismo, hace frente a unos comicios con un país cargado de déficit público, y que ha llegado a sufrir dos recortes presupuestarios en el mismo año.

"Se ha convertido en primer ministro en un momento en que Macron no es muy popular y algunas de sus principales políticas, como la reforma de las pensiones, son ampliamente cuestionadas", incide Hazareesingh. "No puede ofrecer ninguna alternativa al presidente; tiene que defender todas sus medidas y solo le queda espacio para decir que los extremismos son malos para Francia", comenta.

Con la ultraderecha pisando los talones al oficialismo, el primer ministro ha adoptado en sus últimas intervenciones un enfoque más conservador, con anuncios de medidas destinadas a prevenir la delincuencia juvenil o la “infiltración islamista”. "Grupos organizados pidieron a las jóvenes que usaran una abaya en lugar de un velo para demostrar ostensiblemente su religión y cubrir sus cuerpos en la escuela republicana", llegó a comentar en una entrevista a la cadena de televisión privada BMF TV en abril.

Movimientos tal vez desesperados, tal vez estratégicos, que recuerdan al refuerzo derechista del expresidente Nicolas Sarkozy después de que el entonces líder de Agrupación Nacional, Jean-Marie Le Pen, llegase a segunda vuelta en las presidenciales de 2002. "No es un fenómeno reciente: Macron ya había adoptado esta posición en un intento deliberado por aumentar su apoyo entre la extrema derecha en temas como la seguridad y la inmigración, pero ahora está pagando el precio de esta táctica", destaca Hazareesingh.

El futuro poselectoral

Por lo pronto, los intentos de contrarrestar el ascenso de la ultraderecha no han impedido que obtuviera una holgada victoria en las elecciones europeas de junio. Todo ello a pesar de demostrar su solvencia contra el líder de Agrupación Nacional en un debate televisado en mayo.

Salvo sorpresas, el segundo mandato de Macron durará hasta 2027. La Constitución del país le prohíbe un tercer mandato consecutivo. Si el macronismo logra mantener el tipo en las elecciones legislativas, algo harto complejo, Attal se perfila como un candidato ideal para preparar su carrera hacia el Elíseo.

Sin embargo, "las encuestas no le son favorables, por lo que la única manera de seguir siendo primer ministro es probablemente aliándose con los conservadores, y solo si les va lo suficientemente bien", advierte Hazareesingh. Además, el experto plantea otras alternativas a la sucesión macronista, como el ex primer ministro Édouard Philippe.

A pesar de sus reveses políticos, una encuesta de la empresa Odoxa publicada en abril revelaba que uno de cada dos franceses aprobaba la gestión de Gabriel Attal. "La posibilidad de que aspirase a ser el sucesor de Macron era creíble hace unos meses; en este momento, el partido Renacimiento está luchando por la supervivencia política y el resultado de estas elecciones es muy incierto, por lo que todo dependerá de lo que suceda en las próximas semanas", concluye Murray.