'Supervivientes' al suicidio de un allegado: "Aprendemos a aceptar que nuestra vida va con determinados agujeros"
- Carlos Soto, 'superviviente' a la muerte de su hija, relata el camino de su familia hacía la recuperación
- Línea 024 de atención a la conducta suicida y Teléfono de la Esperanza, ambos gratuitos y confidenciales
"Nuestra única hija, Ariadna, acababa de cumplir 18 años, llegó a casa un día y nos dijo que no sabía qué le pasaba", relata a RTVE.es Carlos Soto, codirector de los Grupos de Ayuda Mutua de la Asociación Princesa 81. A pesar de que enseguida le ofrecieron ayuda psicológica y existía una buena relación familiar entre los tres, Ariadna, como en la mayoría de casos, no se atrevió a contarles lo que realmente le pasaba. “Se convirtió en una depresión y al cabo de tres meses acabó tomando la decisión de quitarse la vida”, recuerda su padre.
El suicidio se ha convertido en un problema de salud pública y fue la primera causa de muerte no natural en España en 2023, donde solo en los primeros seis meses se quitaron la vida 1.967 personas. Un año antes, en el 2022, hasta once personas al día se quitaron la vida en nuestro país, registrando un total anual de 4.227 muertes por suicidio, según datos del INE.
Pero las personas con conducta suicida no son las únicas víctimas de este problema de salud mental, la OMS estima que por cada suicidio hay seis personas afectadas directamente.
Suicidio, un duelo complejo y traumático
“Estuvimos cerca de dos años en estado de shock, era nuestra única hija, la relación era perfecta, fue absolutamente inesperado“
El suicidio es multicausal, explica el psicólogo de la Asociación Liana, Jesús Padilla, ya que "es una conducta, no una patología, multifactorial, que depende de muchos factores". Al tratarse de una "muerte voluntaria", señala el experto, es uno de los duelos más "complejos" y "traumáticos". "Aquí lo que hace más grave todavía, son las preguntas que no tienen respuesta, que dificultan que se cierre el duelo".
Pero, ¿qué es lo que lo hace distinto? El "sentimiento de culpa" y de "responsabilidad", además, del "pensamiento rumiativo" que deja en los 'supervivientes' -familia y allegados-. Según Jesús Padilla, estos entran en un bucle autodestructivo preguntándose todos los ¿porqués? Y los ¿y sí? Para intentar encontrar una explicación a lo sucedido, sin éxito.
A su vez, al ser una muerte no anunciada tiene un impacto mayor en la familia, explica Carlos Soto que, en su caso, tras la muerte de su hija Ariadna, "estuvimos como cerca de dos años en estado de shock, era nuestra única hija, la relación era perfecta, fue absolutamente inesperado".
El caso del cofundador de la Asociación Después del Suicidio (DSAS), Carles Alastuey, fue muy parecido. Para él y su familia, el suicidio de su sobrino, Miquel, hace unos 15 años supuso un impacto “muy bestia”. Para ellos, el duelo fue un aprendizaje. "Nos empujó a preguntarnos muy intensamente que podía haber pasado", a hacer "un trabajo de investigación y de búsqueda de preguntas con profesionales", y, gracias a ello, descubrieron que no eran los únicos en esa situación. Algo, que asegura, ayuda a los supervivientes a ver la luz al final del túnel.
A la culpa y responsabilidad se le une el sentimiento de vergüenza. Para el presidente y psicólogo de la Asociación Papageno, Daniel López, todavía en nuestra sociedad hay un silencio en torno al suicidio que afecta tanto a la persona con conducta suicida como a sus allegados. "No poder hablar de lo que ha pasado es obligar a una persona a pasar por un duelo sin ayuda", indica. Esta estigmatización -añade- ocasiona que los 'supervivientes' sufran un "duelo prohibido" lleno de vergüenza y ocultismo.
Las secuelas del suicidio
Desde la Asociación Papageno para ayudar a los allegados en su proceso de duelo siguen la metodología del escritor estadounidense, William Worden, que propone que pasen el duelo a través de cuatro etapas. La primera es aceptar la pérdida del ser querido. Como explica Daniel López, es común que, en estos casos, estos utilicen mecanismos para no aceptar y negar la causa de muerte de la persona.
La segunda fase es la expresión emocional, es decir, los familiares y amigos tienen que identificar las emociones que están experimentando y permitirse sentirlas para poder sanar. La tercera sería adaptar una nueva vida sin el ser querido y tratar de "volver a hacer una vida normalizada". Por último, como expone el presidente de Papageno, tienen que “recolocar a la persona fallecida” entendiendo que “ya no está su presencia física, pero sí se queda de forma simbólica”.
“Aprendimos un poco a base de encontrarnos con las situaciones, sin anestesia. No hubo una formación ni un aprendizaje“
Ante una pérdida de un ser querido de forma traumática, como la conducta suicida, los allegados aprenden a afrontar los sentimientos negativos de forma abrupta. Como explica Carles Alastuey en nuestra cultura "no existe un acompañamiento" a las personas que han perdido a un ser querido y, enfatiza, que "no tenemos una pedagogía que nos ayude a comprender este fenómeno de la pérdida", por lo que es un aprendizaje que "cada uno hace un poco como puede". "Lo aprendimos un poco a base de encontrarnos con las situaciones, sin anestesia. No hubo una formación", reconoce el cofundador de la Asociación Después del Suicidio.
Asimismo, Carlos Soto expone que aprendieron a gestionar el duelo por su cuenta y que, en su caso, tuvieron "la suerte de tener las herramientas personales suficientes para poder resistir". Se siente afortunado, asegura a RTVE.es, porque no todos los supervivientes por suicidio tienen la suerte de ser arropados por sus familias y amigos y terminan sufriendo el duelo en soledad.
Salir adelante es posible
"Estábamos en el tanatorio, estaba todo el instituto y en ese momento mi mujer dijo: 'Ahora estos chicos son nuestros chicos'. Y ese fue un punto de inflexión de decir, si queremos seguir haciendo algo por Ariadna, tenemos que hacerlo por todos los demás", revela Soto.
Con esa idea en mente, Carlos y su mujer, Olga Ramos, se propusieron hacer todo lo posible por la prevención y por ayudar a otras personas que están pasando por su misma situación. Por ello, ambos decidieron unirse a la Asociación Princesa 81 de Madrid y dar cursos de formación en prevención del suicidio a trabajadores sanitarios, incluso, él mismo decidió dirigir Grupos de Ayuda Mutua. "Para nosotros fue una de las cosas que más nos ayudó. El estar con personas que les había pasado lo mismo hacía que nos sintiéramos muy comprendidos porque, a veces, entre nosotros no hacen falta las palabras", expresa.
Siguiendo la misma línea, Carles Alastuey y su cuñada fundaron la Asociación Después del Suicidio. Su objetivo es "dar un espacio de acogida a todas las personas que han sufrido una pérdida a causa del suicidio y facilitar información, atención y acompañamiento a estas personas". También con esta iniciativa, buscan presionar a las clases políticas para que tomen medidas con respecto a la prevención del suicidio.
Aprender a vivir con agujeros
A pesar de tener metas de vida que les impulsan a continuar viviendo, sobrevivir a la muerte de un ser querido por suicidio ha marcado un antes y un después en sus vidas. "Nuestro horizonte está mucho más limitado. Tratamos de volver a encontrar ilusiones, que es una cosa que cuesta muchísimo, porque casi todo lo que era tu futuro ha desaparecido", confiesa el padre de Ariadna.
"Aprendemos a aceptar que nuestra vida va con determinados agujeros y aprendemos a vivir sabiendo que hemos sobrevivido a esa persona y que esa persona vive en nuestra memoria y en nuestro recuerdo como un elemento que va a acompañarnos a lo largo de la vida", reflexiona Alastuey, subrayando la importancia de contar con ayuda profesional y participar en Grupos de Ayuda Mutua, dado que "les facilita el sentimiento de no soledad y les permite hacer este viaje acompañados".
Ambos 'supervivientes', Carlos Soto y Carles Alastuey, denuncian que no encontraron ayuda profesional especializada para abordar casos de tentativa de suicidio. Se dieron cuenta de que en las carreras de psicología no había una asignatura dedicada a ello.
Tras el suicidio de su hija, Carlos y Olga sintieron que nadie les veía y que en ese momento se habían convertido "en los pacientes a los que había que haber atendido”.
Necesidad de un plan nacional de prevención del suicidio
En la última década, la sociedad española ha pasado de no contar con información y recursos sobre el suicidio, a tener en varias comunidades autónomas planes de prevención del suicidio. Un claro ejemplo de evolución son los servicios de emergencia SAMUR y SUMMA de Madrid.
Cuando, en 2015, atendieron a los padres de Ariadna, los profesionales sanitarios no tenían herramientas para tratar a personas con conducta suicida y acompañar a la familia y allegados. En cambio, hoy en día, trabajan con protocolos ante tentativas de suicidio y de acompañamiento a las familias.
"Nosotros tenemos formación sobre cómo específicamente abordar las crisis suicidas en el momento en el que están ocurriendo", explica a RTVE.es la psicóloga clínica de emergencias del SUMMA 112, Marta Calderón. Además, añade, que dan cursos de formación de primeros auxilios psicológicos a sus compañeros del servicio de emergencia para que estén capacitados para enfrentar estas situaciones. "Es imprescindible que cualquier profesional de la emergencia, sanitario o no, tenga conocimientos específicos, porque no sabemos dónde va a ocurrir una crisis y quién va a llegar primero al paciente".
Asimismo, la enfermera del SUMMA 112, Beatriz Alba, cuenta a RTVE.es que es una suerte contar con el servicio de psicólogos, ya que hacen "una labor increíble". "Nuestro trabajo es el de acompañar en ese duelo hasta que nuestros compañeros psicólogos nos toman el relevo", indica. Para ella es muy gratificante "poder hacer esa transferencia del vínculo que hemos establecido y dar toda la información, porque ves que la cadena funciona y que cada uno tiene su momento y lugar". Así como, uno de los puntos más importantes -señala- es que a "esas personas no se les suelta de la mano".
Desde las asociaciones de psicólogos y supervivientes denuncian que aún queda bastante camino por recorrer y como reconocen que es un problema complejo, reclaman la creación de un plan nacional de prevención del suicidio, aparte del Plan Nacional de Salud Mental existente.
Un posible paso adelante
También el Partido Popular ha instado recientemente en el Senado al Gobierno para crear un plan de prevención que aborde este problema de salud mental desde la raíz, aumentando el número de plazas de profesionales del MIR en las áreas de psiquiatría, psiquiatría infantil y adolescencia, además de incrementar el personal de enfermería especializado en salud mental y el número de psicólogos internos residentes.
A su vez, el plan incluye la creación de una ponencia de estudio sobre la salud mental y prevención del suicidio, que consistirá en reunir a expertos, administraciones y organizaciones para llevar a cabo un estudio completo y recomendaciones.
Si necesitas ayuda
Si en algún momento necesitas ayuda, alguien de tu entorno la necesita o estás pasando por este tipo de duelo, puedes a llamar a estos números de contacto o acudir a las siguientes asociaciones:
- Línea 024 de atención a la conducta suicida es gratuito y confidencial (24 horas)
- Número del Teléfono de la Esperanza: es gratuito y confidencial (24 horas)
- Después del Suicidio: es una asociación de supervivientes de Barcelona
- Asociación Papageno: es una asociación de profesionales de prevención y posvención del suicidio
- Asociación Liana: es una asociación Aragonesa de Prevención del Suicidio y la Conducta Autolesiva
- Asociación P81 Social: es una asociación de psicólogos de Madrid
- AFASIB: Asociación de familiares y amigos supervivientes por suicidio de las Islas Baleares