El Thyssen hace "examen de conciencia" y revisa la memoria colonial en una exposición
- La muestra puede verse en el Thyssen de Madrid del 25 de junio al 20 de octubre
- El Museo confronta 58 cuadros de época con 17 obras de artistas contemporáneos
Una imagen idílica de un hombre y un niño pescando en una barca en las aguas tranquilas del estrecho de Long Island. Dos figuras activas y una pasiva, un varón de origen africano tumbado en la proa. El cuadro refuerza los estereotipos decimonónicos sobre la indolencia de los esclavos. Pocos se paran a pensar que el remero duerme porque les ha llevado hasta allí con la fuerza de sus brazos.
El lienzo es de James Goodwyn Clonney, pintado en 1847, 14 años antes de que estallara la guerra de Secesión, y forma parte de la exposición La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemizsa. Un esfuerzo del Museo para analizar el poder colonial en la iconografía de algunas de sus obras y desmontar sus fundamentos filosóficos.
"La humanidad haya su gran perfección en la raza de los blancos. Los indios americanos tienen algo menos de talento. Los negros están muy por debajo, y al final se encuentra una parte de los pueblos americanos". Immanuel Kant
Sistema colonial
El director artístico del Thyssen -Bornemizsa, Guillermo Solana, ha indicado que la muestra es "un examen de conciencia" sobre el sistema colonial que, como pecado original de la modernidad, sigue condicionando las relaciones geopolíticas entre Occidente y el resto del mundo. Solana ha querido dejar claro que la descolonización de los museos "no es sinónimo de restitución" de piezas y que esa identificación en algunos medios "no es inocente" y se pretende que "la opinión pública" se alarme con una posible pérdida patrimonial.
El Thyssen ha seleccionado 75 obras, 58 de sus fondos históricos (colección permanente y colección Carmen Thyssen) y 17 piezas contemporáneas de la colección TBA21 que cuentan historias de dominación racial, cimarronaje y lucha por los derechos civiles. Se analiza el comercio internacional, basado en el control militar, los esclavos africanos como mano de obra y la apropiación de tierras y materias primas en América, Asia y África.
El director del proyecto, Juan Ángel López-Manzanares, explica que su intención es llegar a un público diverso y que se ha cuidado mucho el aspecto didáctico en los textos de sala y las cartelas, que incluyen las conclusiones de investigaciones recientes.
"Un tema muy polémico"
El conservador del museo destaca a RTVE.es que la exposición es "visualmente muy potente y eso es importante para atraer al público, que sea bonita de ver". Reconoce que es "un tema muy polémico que va a interesar a mucha gente para verla con sus propios ojos y juzgar por ellos mismos".
Avanza que en próximas fechas, el Museo publicará un glosario decolonial para explicar los términos que se usan en esta relectura más fiel a la "objetividad histórica" y alejada de estereotipos.
Es sintomático que el Retrato de un hombre de la isla de Dominica, en el que el protagonista viste ropas de seda y mira al frente con orgullo, durante siglos se haya conocido como El cocinero de George Washington, por la similitud de su tocado con el gorro de un chef, en una visión anacrónica y sesgada que intenta relegar a un varón de piel negra a una posición subalterna.
"Africanos, indígenas, árabes y gitanos son representados como salvajes y primitivos". Una imagen distorsionada que el brasileño Paulo Nazareth critica con desenfoques intencionados.
La encarnación del mal
El comisario Yeison F. García apunta que el papel de los negros africanos en el arte "casi siempre queda reducido a mero accesorio decorativo, la representación del mal o a su naturalización como personas esclavizadas". Denuncia que España participó en la trata de esclavos, sobre todo en Cuba, con el comercio de más de un millón de personas.
En su opinión, la historia del colonialismo europeo es "una de las grandes asignaturas pendientes que tenemos en nuestro contexto", según asegura a RTVE.es. García sostiene que "estereotipos que se sustentaron en el pasado colonial, todavía siguen presentes en nuestra sociedad".
Uno de sus cuadros favoritos es la Vista de la Carrera de San Jerónimo y el Paseo del Prado con cortejo de carrozas, de Jan van Kessell III, 1686, un gran lienzo donde se ve a un joven paje negro lo que desmonta la idea de que la inmigración africana en España es reciente porque ya era una realidad en el siglo XVII. En una tela de Crespi, el Retrato del Conde Fluvio Grati "el criado negro aún tiene la marca de dominación racial, porque lleva un collar de cautiverio", lo que refuerza "todos los estereotipos, en los que la persona negra no forma parte de la historia o solo juega el papel de sirviente".
García sostiene que "la dominación colonial pervive hoy en África y Oriente Medio, como denuncian Taysir Batniji y Pierre Mukeba en sus obras". Mukeba muestra una pieza de tela que se mira desde dos lados. El comisario reflexiona que las prácticas espirituales ancestrales de los pueblos africanos siempre se han relacionado con la brujería y pone como ejemplo "la connotación negativa del vudú y toda esta conceptualización negativa de las espiritualidades africanas".
Discurso contemporáneo
Los comisarios han tenido el acierto de combinar cuadros de época con obras de autores contemporáneos, cuyo discurso es muy diferente. La artista chilena Sandra Vásquez de la Horra usa la potencia simbólica de la religión yoruba y de las culturas andinas para encarnar toda una geografía política en el cuerpo de una mujer.
La fuerza de la Pachamama, deidad inca de la Tierra y la fertilidad, representada como un cuerpo-continente, contrasta con el relato patriarcal y hegemónico de los paisajes apacibles de Church, Bierstadt o Gauguin, listos para ser explotados. De la cordillera de los Andes nacen los Orishas, otras divinidades prehispánicas.
La teórica nigeriana Oyèrónké Oyèwùmi recuerda que en la jerarquía colonial había cuatro categorías: primero estaban los hombres (europeos-blancos), después las mujeres (europeas-blancas), más abajo los nativos (hombres africanos) y, finalmente, lo otro (las mujeres africanas).
Mujeres salvajes
Desde el orientalismo finisecular, muchos artistas occidentales sienten fascinación por los harenes árabes, excusa para la sensualidad y el cuerpo sometido de la mujer. Unos mimbres en los que, a menudo, enredaron a Cleopatra como excusa historicista.
La comisaria Andrea Pacheco indica que en los albores del siglo XX, los artistas de vanguardia, desde Picasso a Gaugin o Mueller, representan a "la mujer como último vínculo con la naturaleza".
Añade que las indígenas "son identificadas como prototipo de una mujer salvaje con una permanente disponibilidad sexual". Como contraste, se despliega el punto de vista de la artista bosnia romaní Selma Selman que en "sus autorretratos refleja una mujer cuya identidad es muchísimo más compleja y difícil de encasillar".
El paraíso perdido
El visitante contempla representaciones ficticias del Nuevo Mundo como la arcadia perdida, ve como Occidente proyecta en Oriente sus deseos insatisfechos y construye la imagen del “otro” como bárbaro. La comisaria Alba Campo confía en que "le va a hacer cambiar su visión de la historia, pero sobre todo le va a hacerse replantear cosas que creía sobre el presente" y confiesa a RTVE que "tiene una carga ética muy importante".
Indica que América es considerada por los colonos europeos como "un segundo paraíso que Dios les ha entregado para su uso". Los paisajes son representados como jardines bucólicos, sin visibilizar la violencia ejercida contra los indígenas.
Campo describe que "oro, plata y piedras preciosas son extraídas por esclavos que trabajan de sol a sol y sin remuneración, soportando castigos físicos", en un intercambio triangular continuo de personas esclavizadas, materias primas y productos de lujo. En el caso de España, llegan al puerto fluvial de Sevilla.
El extractivismo continúa en la actualidad, aunque los agentes sean otros, como denuncia la pintora colombiana Nohemí Pérez. "La selva de Catatumbo, que ella conoció cuando era niña, casi ha desaparecido por culpa del cartel que está quemando los bosques para crear plantaciones de droga", apunta Campo. Con una estética que recuerda los paisajes japoneses, la artista combina el carboncillo con animalitos bordados para "hablar de lo que está ocurriendo ahora mismo".
La curadora Andrea Pacheco detalla a RTVE.es que "las plantaciones de cocaína y todo lo que está involucrado en torno al narcotráfico es una cosa relativamente reciente, pero son territorios de enorme riqueza natural y que han sido expoliados durante siglos". Añade que son paisajes "muy duros, muy tristes, afectados por distintos vectores de violencia" y que más allá de la explotación económica "se devasta todo un ecosistema cultural".
El extractivismo alcanza también el apropiacionismo cultural reflejado en el primitivismo de pintores como Gaugin, Picasso o Kirchhoff.
Uno entre mil
El Museo Thyssen-Bornemizsa hace autocrítica. En el catálogo reconoce que, entre los más de mil cuadros que atesora en sus fondos, solo hay una obra realizada por un pintor negro, Domingo después del sermón, de 1969, un collage sobre cartón del artista y activista afroestadounidense Romare Bearden.
El politólogo García López explica a RTVE.es que en la imagen aparece un hombre con una boina verde militar, símbolo de los Panteras Negras, y en una escena cotidiana se refleja la fuerza de la comunidad. Llama la atención que las manos sean extremadamente grandes lo que subraya "el valor de la solidaridad" y en la obra las personas negras pasan "a ser sujetos con una agenda política".
La comisaria Pacheco resume esta exposición a RTVE.es como: "Una invitación a ponerse otra lente, incluso las personas latinoamericanas hemos mirado el mundo con una visión eurocéntrica. Aquí ofrecemos la posibilidad de ponerse una lente crítica frente al mundo y eso siempre es una riqueza".
"¿Cómo dar cuenta de nuestras historias cuándo nos han negado el nombre, el recuerdo, el cuerpo en el territorio o el archivo ¿Cómo dar cuenta de nuestras historias cuando nos han negado la humanidad misma? [...]¿Qué historia cuenta como historia?" Ester Mayoko Ortega, 2021.
La memoria colonial en las colecciones del Thyssen-Bornemizsa
La exposición puede verse del 25 de junio al 20 de octubre en el Museo Thyssen-Bornemizsa de Madrid.
Comisarios: Juan Ángel López-Manzanares (director del proyecto), Alba Campo Rosillo (historiadora del arte), Andrea Pacheco González (comisaria independiente) y Yeison F. García López (director del centro cultural Espacio Afro).
Visitas guiadas: Para los amigos del Museo, se ofrece La temporal a fondo con un preview gratuito el 23 de junio. Las visitas guiadas presenciales son el 30 de junio, 1 y 7 de julio. Además de un recorrido online el 17 de septiembre.
Para el público general, se puede hacer una visita comentada los sábados de junio a octubre y los domingos de septiembre y octubre.