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Julian Assange llega a Australia "como un hombre libre" tras firmar un acuerdo con EE.UU.

  • El fundador de WikiLeaks ha regresado a su hogar 14 años después de ser detenido por filtrar documentos clasificados
  • Ha aceptado su culpabilidad a cambio de una pena de 62 meses de cárcel, sentencia que ya ha cumplido en Reino Unido

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El fundador de WikiLeaks aterriza en Australia

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha llegado a Camberra en un avión privado después de haber formalizado el pacto para su libertad tras pasar cinco años recluido en Reino Unido y otros cerca de siete refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.

Assange ha sido recibido en el aeropuerto de la capital australiana por su mujer, su padre y varios seguidores al grito de "¡Bienvenido a Casa!".

"Tras casi 14 años de detención arbitraria en Reino Unido, y 5 años en una prisión de máxima seguridad por su trabajo innovador, Julian Assange ha regresado a casa en Australia", ha afirmado Wikileaks en su cuenta de X.

Una jueza de las Islas Marianas del Norte, territorio de Estados Unidos, ha dictado sentencia contra el fundador de Wikileaks, permitiéndole volver a su Australia natal "como un hombre libre" después de que se declarara culpable de violar la ley de espionaje estadounidense como parte de un acuerdo con el Departamento de Justicia.

"Con este pronunciamiento parece que podrá salir de esta sala como un hombre libre. Espero que esto sirva para restablecer algo de paz", ha dicho al dictar sentencia la magistrada Ramona Villagomez Manglona.

La magistrada ha aceptado los términos pactados entre el Departamento de Justicia y la defensa de Assange y, conforme a ese acuerdo, le ha condenado a 62 meses de cárcel, pero le ha dado crédito por el tiempo ya cumplido en la prisión de alta seguridad de Belmarsh (Reino Unido), por lo que ha quedado automáticamente en libertad.

El acuerdo de culpabilidad marca el fin de una saga legal en la que Assange pasó más de cinco años en una cárcel británica de alta seguridad y siete años en la embajada de Ecuador en Londres, mientras enfrentaba acusaciones de delitos sexuales en Suecia y luchaba contra su extradición a Estados Unidos

Declaración de culpabilidad

La declaración de culpabilidad se ha producido sin cámaras de televisión en una sala del tribunal federal de EE.UU. ubicado en la isla de Saipán, capital de las Islas Marianas, un territorio estadounidense en el océano Pacífico.

El delito del que se ha declarado culpable Assange, por conspirar para obtener y divulgar documentos clasificados de EE.UU., conlleva una pena máxima de 10 años de prisión y una multa de hasta 250.000 dólares, pero gracias al acuerdo de culpabilidad evitará pasar más tiempo en prisión.

Al recibir la sentencia, Assange, que había mantenido un rostro sereno durante toda la vista, pareció emocionarse ligeramente y asintió cuando la jueza dijo: "Parece que este caso termina conmigo aquí en Saipán", según el diario británico The Guardian.

La comparecencia del ciberactivista ha sido en las Islas Marianas debido a la oposición de Assange a viajar al territorio continental de Estados Unidos y a la proximidad del tribunal con Australia, según una carta que el Departamento de Justicia estadounidense ha enviado al tribunal.

Actos de rebeldía

Assange, sin embargo, también ha protagonizado varios actos de rebeldía que han reavivado la tensión entre la libertad de prensa y la seguridad nacional, aspectos centrales del caso.

En dos ocasiones, cuando la jueza le ha preguntado cómo se declaraba ante los cargos imputados, el australiano ha respondido: "Culpable de la información", una declaración inusual para estos procedimientos, según The Guardian y The Sydney Morning Herald.

Además, el fundador de WikiLeaks ha defendido su labor periodística, argumentando que debería estar amparado por la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense que protege la libertad de prensa y que, a su juicio, se contradice con la Ley de Espionaje de 1917, por la cual fue condenado.

Tras la vista, sus abogados han ofrecido una breve rueda de prensa a las puertas del tribunal y su letrada, Jennifer Robinson, ha afirmado que este tipo de procedimientos "establecen un peligroso precedente" que debería "preocupar a periodistas en todas partes".