Dani de la Orden: "La familia es caos y egoísmo"
- El director estrena Casa en llamas, comedia dramática de una familia "que se quiere mal"
En tiempos en que los cineastas comienzan su carrera en el largometraje muchas veces bien entrada la treintena, Dani de la Orden (Barcelona, 1989) es una auténtica rareza. Debutó con solo 22 años no ha dejado de trabajar en la industria que le ha mimado por su facilidad para adaptarse a los géneros (especialmente comedias románticas, infantiles, o incluso dramas deportivos inspirados en hechos reales).
En paralelo, partiendo de su díptico Barcelona, noche de verano y Barcelona, noche de invierno, pasando por Litus, firma un cine más personal al que pertenece Casa en llamas, comedia dramática sobre agrios lazos familiares protagonizada por Emma Vilarasau, Enric Auquer, Maria Rodríguez Soto, Alberto San Juan, Clara Segura, José Pérez-Ocaña y Macarena García.
“Quería hacer una comedia de una película de una familia que se quiere mal”, dice el cineasta, que tomó como referencia Pequeñas mentiras sin importancia, de Guillaume Canet, por su tono de feelgood movie con un fondo muy crudo. “El egoísmo familiar es algo intrínseco a nosotros”
Casa en llamas se inicia con una escena que tiene un giro muy poderoso. Montse (Emma Vilarasau), una mujer de unos 6o años divorciada, planea un fin de semana con sus dos hijos treintañeros en la casa de la playa antes de venderla. Pero antes de salir en coche, visita a su propia madre y encuentra que ha fallecido. Toma la decisión de no cambiar de planes y no decide no decir nada para que sus planes de recordar con sus hijos los veranos que allí vivieron no se vayan al traste.
“Afortunadamente, mi familia no está como unas maracas, pero hay algo no ya de la mía, sino de la de cualquiera: todos nos hemos sentido egoístas alguna vez con los padres. Es una película que interpela a muchos hijos”, explica.
Enric Auquer da vida a un hijo sobreprotegido e inmaduro que agobia a la pareja con la que inicia una relación (Macarena García), mientras que María Rodríguez Soto, que interpreta a la otra hija, es una mujer superada por la maternidad y un matrimonio fallido. Alberto San Juan es el padre: un hombre manipulador que aparece para evitar la venta de la casa por sus propios intereses propiciando el reencuentro total de la antigua familia.
La 'generación sándwich'
“En la sociedad hay algo que no sé si tiene solución: llega un momento en el que los hijos no quieren ser molestados y es algo muy crudo”, analiza. “Leí un artículo sobre la generación sándwich: estadísticamente son mujeres que cuidaban de hijos y padres y, en tercer lugar, de ellos. A veces oyes que el amor de una madre es incondicional y no se lo tienen que devolver. Y no”.
A De la Orden tampoco le es ajeno en parte el paisaje retratado. “Aunque no tiene nada que ver con mis dos primeras películas, sí suponía volver Barcelona, a una familia catalana. He veraneado en la Costa Brava y conozco el ambiente de pijolandia, gente para la que tener una segunda residencia y una barca para desplazarse es algo normal”.
La crisis de la taquilla ha abierto el debate si faltan películas que busquen un equilibrio entre el cine de autor y los blockbusters de vocación claramente comercial. “Lo complicado es ofrecer algo no digo diferente, sino particular, que te cuente la misma historia desde un punto distinto. El cine que te hace cuestionarte cosas no está reñido con lo comercial, Barbie es un ejemplo. Como director, me gustaría encontrar ese equilibrio”.