Quién es Juan José Zúñiga, el general que ha liderado el intento de golpe de Estado en Bolivia

• El comandante general del Ejército boliviano ha sido destituido y arrestado este miércoles

El destituido jefe militar del Ejército de Bolivia, Juan José Zúñiga, tras su detención EFE/ STR

Bolivia ha sufrido este miércoles lo que el presidente del país, Luis Arce, ha calificado de "un intento de golpe de Estado". Un grupo de militares armados ha tomado la plaza Murillo con tanques y ha derribado la puerta de la Casa Grande del Pueblo, sede del Ejecutivo. Al frente de la movilización ha estado el comandante Juan José Zúñiga, ahora destituido. En RTVE.es te contamos quién es y cómo es su relación con Arce, entre otros detalles.

Su disputa con Morales y el presagio del autogolpe

En la noche del pasado martes corrieron rumores sobre la posible destitución de Zúñiga, comandante general del Ejército boliviano desde noviembre de 2022. Supuestamente, estaba en el punto de mira por una entrevista a un canal local en la que afirmó que "arrestaría" al expresidente Evo Morales (2006-2019) si intentaba postularse como candidato presidencial. En su opinión, no está habilitado para ser de nuevo presidente de Bolivia.

"Según el artículo 246 de la Constitución, los miembros de las Fuerzas Armadas no deben deliberar sobre política. Y a Zúñiga se le acusaba de haber deliberado sobre política justamente en esa entrevista", explica a RTVE.es la politóloga Lily Peñaranda.

En consecuencia, la respuesta de Morales no se hizo esperar. A través de la red social X, el expresidente aseguró que la democracia estaba "en peligro" y presagió un "autogolpe".

"El tipo de amenazas hechas por el Comandante General del Ejército, Juan José Zúñiga, nunca se dieron en democracia. Si no son desautorizadas por el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Ministro de Defensa, Presidente y Capitán General de las Fuerzas Armadas, se comprobará que lo que en verdad están organizando es un autogolpe", escribió Evo Morales.

La amistad entre Arce y Zúñiga

Para Peñaranda, el intento golpista de este miércoles es cuanto menos "curioso", sobre todo si se tiene en cuenta la amistad que une al presidente boliviano, Luis Arce, y al comandante Juan José Zúñiga desde hace años.

"Son muy amigos. El Tribunal Constitucional hace cuatro años hizo malabares y reabrió las listas de candidatos posibles a los altos mandos militares para ser elegidos por el presidente. Y justamente eligió a Zúñiga, que era el graduado número 48, es decir, con muy malas notas", cuenta la politóloga.

También eran muy cercanos Arce y Morales, o al menos hasta que en 2023 el Movimiento al Socialismo afrontase su peor crisis interna desde hace muchos años por los problemas entre ambos y su lucha por el poder. En esa disputa, Morales llegó a advertir que será candidato presidencial de su partido para las elecciones presidenciales de 2025 "a las buenas o a las malas".

Un golpe de Estado "teatralizado"

Si a todo lo anterior se le suma la difícil situación económica que atraviesa Bolivia, la politóloga Peñaranda considera que el golpe de Estado de este miércoles "es muy extraño" y lo califica incluso de "teatralización".

"Bolivia es un país que ha sufrido muchos golpes en décadas pasadas. Pero siempre el procedimiento era cortar los medios de comunicación, lo cual esta vez no se hizo. Y el ministro de Gobierno se acercó a una tanqueta sin más, sin protección, sin miedo. Había mucha tranquilidad entre los asambleístas...", relata.

Según Peñaranda, el objetivo del que tilda de "show de golpe de Estado" era "poder tener mayor cohesión sobre la población" para frenar las protestas de las últimas semanas, en las que muchos sectores se han levantado ante la falta divisas para el comercio y la quiebra de varias compañías.

"Podría sacar con más holgura al Ejército para reprimir cualquier tipo de movimiento", opina. Aunque, asegura, de ser un autogolpe no habría conseguido lo deseado, sobre todo tras las declaraciones de Zúñiga al ser arrestado, cuando ha culpado a Arce de la movilización del Ejército para "levantar" su popularidad".

En cualquier caso, Peñaranda cree que las consecuencias del episodio no serán devastadoras: "Lo que se esperaría en un caso de que si fuera una concomitancia entre amigos es que se le dejase ir después de un tiempo, que es algo que pasa frecuentemente en la Justicia boliviana".

"Es muy fácil para este régimen armar cortinas de humo y que se olvide el asunto", concluye.