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Las llamadas comerciales no se extinguen a pesar de su prohibición: las empresas se amparan en el "interés legítimo"

  • El objetivo de Ley de Telecomunicaciones era poner fin a estos avisos con ofertas publicitarias
  • El propio consumidor también ha podido consentir sin darse cuenta estas llamadas comerciales

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Un año sin llamadas publicitarias: ¿por qué nos siguen llamando para hacernos ofertas?

Este viernes se cumple un año desde que entró en vigor la prohibición de realizar llamadas comerciales sin consentimiento. Librar al consumidor de estas famosas llamadas spam, que saltan con ofertas publicitarias las cuales no suelen interesar, era el principal objetivo de nueva Ley de Telecomunicaciones.

Sin embargo, la realidad es que, tras un año en vigor, muchos españoles todavía siguen recibiendo este tipo de avisos en su teléfono móvil.

Las empresas se amparan en el interés legítimo

Lo que ocurre, explica a TVE Almudena Velázquez, abogada especialista en consumo, es que las entidades que realizan este tipo de llamadas se saltan la ley amparándose en un interés legítimo que permite a las empresas ofrecer únicamente productos similares al que ya ha contratado el consumidor. Por ejemplo, si tenemos un préstamo, nos podrían comercializar una tarjeta de crédito, explica Velázquez.

Este elemento, recogido en el artículo 6 del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) contempla el uso de datos personales, como el número de teléfono, cuando haya un interés legítimo justificable de la empresa.

Ileana Izvernicveanu, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), habla de este concepto como un "tierra de nadie". Un escenario gris en el que las empresas interpretan la norma de forma "muy expansiva", cuando debería ser más restrictiva, asegura la portavoz.

También es posible, advierten desde la OCU, que haya sido el propio consumidor el que haya consentido, a veces sin darse cuenta, recibir estas llamadas comerciales. Un consentimiento que se puede revocar durante la misma conversación o incluso a través de una inscripción en la Lista Robinson, un sistema gratuito de exclusión publicitaria.