La muerte de un joven en el pantano de San Juan de Madrid recuerda el peligro de las corrientes de agua
- Uno de los problemas es el cambio brusco de temperaturas entre la superficie y el agua
- Las autoridades aconsejan ser prudentes, respetar las zonas de baño y no beber alcohol antes de bañarse
La muerte de un joven en el pantano de San Juan nos ha recordado lo peligroso que es bañarse en ciertos lugares. Según los últimos datos, en la primera mitad de este año, han muerto ahogadas 140 personas y la mayoría en el mar y en ríos.
Uno de los peligros es el cambio de temperaturas
El equipo del Servicio Marítimo de la Guardia Civil insiste a TVE que esas aguas embalsadas, tan tranquilas y apacibles en apariencia, en realidad esconden muchos peligros. Uno de los grandes problemas es el cambio de temperatura entre la superficie y el interior del pantano.
"A lo mejor tienes 24ºC en la superficie y abajo en 20-30 metro tienes 15ºC y eso junto con el cambio del tiempo que venga más viento o frío de lo habitual puede generar corrientes", explica Alberto Fran Perea, un agente del Servicio Marítimo de la Guarda Civil.
Estas variaciones tan bruscas de temperatura afectan a las corrientes, pero también a lo que pasa en nuestro cuerpo. "Eso lo que puede producir es una hidrocución, que eso es el cambio tan brusco que hay entre el cuerpo y el agua. Puede producir una parada cardiorrespiratoria", advierte Antonio Zurita, guarda del Servicio Marítimo.
Hay que tener cuidado porque el fondo no es visible
Además, este equipo de salvamento marítimo avisa de que el fondo del pantano no se puede ver por lo que hay que tener cuidado. "La gente comete irresponsabilidades muy graves, como es el tirarse de las rocas o simplemente acceder al muro de la presa y tirarse desde esa altura con el riesgo que conlleva para posibles accidentes tanto medulares como posibles ahogamientos", expresa Carlos Murillo, comandante de la Guardia Civil.
Las autoridades aconsejan respetar las zonas de baño autorizadas, no beber alcohol antes de tirarse al agua y ser prudentes para poder disfrutar de un día en un pantano o en un río.