Enlaces accesibilidad

Tartessos pudo estar en la desembocadura del Guadalquivir, en la actual Doñana, tal como describe un poema del siglo IV

  • Un estudio del CSIC ha comparado las evidencias científicas con las indicaciones del poema Ora maritima, de Avieno
  • La investigación concluye que Tartessos estuvo en el actual pinar de La Algaida, que en el primer milenio a. C. era una isla

Por
Tartessos pudo estar en la desembocadura del Guadalquivir, en la actual Doñana
Dunas en la playa de Punta de Malandar, en la margen derecha de la desembocadura del Guadalquivir GETTY IMAGES

Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Huelva ha comparado las evidencias científicas con las indicaciones del poema Ora maritima, del autor latino Rufo Festo Avieno, para analizar la posible ubicación del centro político de Tartessos en la desembocadura del río Guadalquivir, en el actual Espacio Natural de Doñana.

El estudio, publicado en la revista Frontiers in Marine Science y basado en datos geomorfológicos, paleoambientales y cronológicos, ha permitido reconstruir las costas del suroeste de Iberia durante el primer milenio a. C. y ha demostrado que concuerda con las descripciones de los autores de la Antigüedad, como la del poema de Avieno.

Según los antiguos escritos, Tartessos era un país étnicamente diverso, habitado por fenicios, cartaginenses y griegos, que abarcaba parte de la costa de Marruecos y que en la Península Ibérica iba del bajo Guadiana hasta el litoral de la actual provincia de Alicante. Su capital, centro político y comercial, estaba en el actual pinar de La Algaida, un lugar que en el primer milenio a. C. era la isla de Cartare, rodeada por los brazos del río Tartessos.

El poema Ora maritima es una obra del siglo IV que, basándose en obras anteriores latinas, griegas e incluso cartaginesas, describe una serie de lugares y topónimos que se han identificado en las costas del sur de la Península, concretamente en el golfo de Cádiz.

El danés G. Schöning, en el siglo XVIII, fue el primero en mostrar que entre los textos de que se sirvió Avieno se hallaba un probable derrotero de un navegante o mercader griego del siglo VI a. C., cuando Tartessos existía y su rey, Argantonio mantenía relaciones comerciales con la ciudad griega jonia de Focea, según ha recogido el CSIC en un comunicado.

Tartessos estuvo en el actual pinar de La Algaida

En los últimos años, muchos investigadores han defendido la hipótesis de que la capital de Tartessos estuvo en el golfo de Cádiz, pero no han podido demostrarlo, principalmente porque las referencias no se corresponden con los paisajes actuales.

Ahora, esta investigación realizada por científicos del CSIC y de la Universidad de Huelva concluye que la ciudad de Tartessos estuvo en el actual pinar de La Algaida. Que el paisaje actual no se corresponda con las referencias antiguas no es extraño. Se sabe, por ejemplo, que hacia el año 1150 a. C. el golfo de Cádiz quedó arrasado por un tsunami que llegó a inundar buena parte de las marismas del Espacio Natural de Doñana. Con el tiempo, la zona volvió a alumbrar amplias extensiones de tierra firme y marismas sobre una laguna costera en la que desembocaban antiguos cauces de los ríos Guadiamar y Guadalquivir, entre otros.

El lugar, nuevamente repoblado, permitió a sus habitantes vivir de la agricultura del cereal, la ganadería y el pastoreo mayor, así como de la pesca y el marisqueo, según un análisis del subsuelo dirigido por José Antonio López-Sáez, del Instituto de Historia (IH-CSIC) y coautor del artículo. Y esto es lo que a finales de la Edad del Bronce encontraron en el suroeste de la Península los mercaderes fenicios y los primeros exploradores marinos.

La isla al sur de la laguna y cercana al océano es la hoy flecha litoral de La Algaida, al norte de Sanlúcar de Barrameda, y bajo sus suelos arenosos y las raíces de sus árboles, pinos piñoneros en su mayoría, subyace un paleo-relieve profundo del Plioceno y el Pleistoceno, apuntan los investigadores.

Se trata de parte del borde tectónico elevado de un sistema de fallas inversas en la Baja Andalucía, cuyo componente más notable es la llamada Falla del Bajo Guadalquivir, señala el geólogo Antonio Rodríguez-Ramírez, del Departamento de Ciencias de La Tierra y Centro de Investigación Científico-Tecnológica (CCTH) de la Universidad de Huelva, coautor del artículo y autor original de la hipótesis sobre el emplazamiento de la ciudad de Tartessos.

Estudio de las antiguas formaciones y datación por el método del Carbono 14

Pero tanto los antiguos cursos bajos de los ríos Guadiamar y Guadalquivir, como la laguna costera y el litoral oceánico, han dejado huellas de su posición que son hoy identificables en el paisaje del Espacio Natural de Doñana.

El estudio de las antiguas formaciones y su datación por el método del carbono 14 han permitido a los autores reconstruir cada uno de los paisajes que ha conocido el hoy Espacio Natural y su entorno desde el Holoceno Medio, hace unos 5.500 años, hasta el presente.

Así, como apunta el estudio, según el paisaje descrito por el poema de Avieno, la ciudad de Tartessos y el río del mismo nombre sería el actual Guadiamar corriendo en su último tramo por el caño Travieso que tras desembocar en el lago Ligustino, que sería la laguna costera, el río saldría de esta para rodear La Algaida y después desembocar en el Atlántico mediante dos brazos.

Las tres corrientes del río que menciona el poema de Avieno y que partían del oriental y penetraban en las tierras al este del antiguo estuario podrían ser los esteros hoy prácticamente secos llamados Salado de Lebrija, Caño de Jerez y Marisma de Rajaldabas.

"Como han señalado numerosos investigadores, el nombre o adjetivo Cartare pudiera ser un apelativo fenicio o púnico cuyo significado haría referencia a una ciudad relacionada con la isla; al igual que sugieren los topónimos de ciudad Cartago, Cartagena, Cartaya (en la provincia de Huelva) y Carteya (en la provincia de Cádiz)", concluye el estudio.