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La última batalla de Macron por la gobernabilidad: claves de las elecciones legislativas en Francia

  • El mandato del presidente de la República podría complicarse al tener que convivir con un primer ministro de otro color político
  • Los sondeos sitúan a la extrema derecha de Marine Le Pen como primera fuerza política en la Cámara

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La última batalla de Macron por la gobernabilidad: claves de las elecciones legislativas en Francia
Carteles electorales en Callac, al sur de Francia Fred TANNEAU / AFP

Apenas dos años después de las últimas elecciones legislativas, Francia vuelve a las urnas para elegir a sus representantes en la Asamblea Nacional. Este domingo se celebra la primera vuelta de unos comicios que el presidente Emmanuel Macron convocó por sorpresa el pasado 9 de junio, antes incluso de que se hiciera oficial la sonada victoria que ese día cosechó la extrema derecha en las europeas. El mandatario señaló entonces la necesidad de alcanzar una "mayoría clara", que parece muy difícil de conseguir para su coalición, según los sondeos. De hecho, su mandato podría complicarse hasta el punto de obligarle a convivir con un primer ministro de otro color político, lo que se conoce como cohabitación. 

La coalición macronista, Ensamble, se juega la continuidad del actual primer ministro y mano derecha de Macron, Gabriel Attal, y compite con dos fuerzas políticas que se sitúan por delante en intención de voto. Por un lado, Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), de Marine Le Pen, que ya ha propuesto como primer ministro al que fue cabeza de lista en las elecciones europeas, Jordan Bardella. Por otro lado, la nueva coalición que aglutina a las principales fuerzas de izquierda francesas, Nuevo Frente Popular (NFP), que se sitúa segunda en las encuestas. 

RN parte favorita con una intención de voto del 33%, seguida de cerca por NFP (28%) y a una mayor distancia de Ensamble (19,9%), que se proyecta como tercera fuerza. En cualquier caso, el próximo primer ministro resultará de una votación en la Asamblea y dependerá de los apoyos que consiga cada bloque. Como apuntan los expertos, las elecciones legislativas francesas no son fáciles de predecir, por lo que todo se resolverá en la segunda vuelta, que tendrá lugar el próximo 7 de julio. 

La cohabitación, el riesgo tras una maniobra inesperada

"Este es un momento esencial para la clarificación", afirmó Macron en un discurso pronunciado en plena noche electoral, poco después de conocer los resultados de los sondeos a pie de urna. El partido de Le Pen había ganado otras veces las elecciones europeas, donde es habitual el voto de castigo al presidente, pero el del 9 de junio — con el 31,4% de los votos frente al 14,6% del partido del Gobierno — fue el mejor resultado obtenido por la formación de extrema derecha hasta la fecha. 

Esa noche, "Macron buscaba que el buen resultado de RN pasara a un segundo plano", explica a este medio la politóloga de la Universidad de Montpellier, Aurélia Troupel, sobre la razón de la desconcertante maniobra llevada a cabo por el jede fe Estado. Además, afirma, "quiso actuar rápido para crear confusión e intentar ir un paso por delante de sus rivales", que esperaban que la próxima gran cita electoral fuera en las presidenciales de 2027. Ahora bien, "cada vez es más difícil" que aspire a una mayoría, por corta que sea.

Con el objetivo de recuperar la mayoría absoluta que perdió en las últimas legislativas, Macron saltó al vacío de unas elecciones en las que tiene mucho que perder. Cuando en 2022 pasó de 350 a 240 escaños, el presidente de la República esquivó la cohabitación al conseguir los apoyos necesarios para elegir a una primera ministra de su color político (Elisabeth Borne), a la que más tarde sucedería Attal. Pero, esta vez, el mandatario podría perder la jefatura de Gobierno, con todo lo que eso implica. 

De producirse, sería la cuarta cohabitación de la V República. La última de ellas se dio entre 1997 y 2002, cuando el conservador Jacques Chirac se vio forzado a convivir con el primer ministro socialista Lionel Jospin. "Cuando ha ocurrido, lo que se observa es que la política de la Nación la marca realmente el primer ministro salido de la mayoría parlamentaria que haya en la Asamblea", explica a este medio el investigador en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, Jaime Coulbois. El politólogo no descarta, por lo tanto, un razonamiento "maquiavélico" por parte de Macron, quien quizás contempla un Gobierno de RN como una vía para el desgaste del partido "debido a su inexperiencia". 

En ese caso, se abriría paso una "lucha por el relato". Si el resultado es positivo, la extrema derecha podría decir que habría sido gracias a ellos y Macron se atribuiría el mérito de haber estado velando porque todo vaya bien. "Si, por el contrario, las cosas van muy mal, el presidente echará la culpa a RN y ellos dirán que Macron no les dejó gobernar", añade.

Un sistema a dos vueltas y 577 circunscripciones

El territorio francés se divide en 577 circunscripciones que coinciden con el número de diputados de la Asamblea Nacional. Como en las presidenciales, el sistema electoral es uninominal, mayoritario y a dos vueltas, por lo que los votantes eligen un solo nombre de entre los candidatos que se presentan en cada una de estas divisiones territoriales. De ellos, salvo que alguno se haga con la mayoría absoluta en la primera votación, pasarán a una segunda ronda aquellos que hayan obtenido más de un 12,5% del total de los inscritos, que no de los votos. Puede ocurrir, por lo tanto, que haya segunda votación en algunas circunscripciones y en otras no.

En la votación del próximo 7 de julio, a la que pueden llegar más de dos candidatos, bastará con ser el más votado para hacerse con el escaño en juego. En esta segunda fecha es habitual que aquellos votantes cuyo candidato no ha pasado a segunda vuelta, se decanten por aquella opción que consideren menos mala, como ocurrió con gran parte del electorado que votó por Macron (o contra Le Pen) en las últimas presidenciales. 

"Hay mucho de imprevisible en estas elecciones", afirma a RTVE.es la politóloga Françoise Boucek, del centro de investigación europea de la Queen Mary University. Algunos sondeos otorgan a RN un porcentaje de votos en primera vuelta que podría traducirse en la obtención de entre 250 y 280 escaños en la Cámara (no alcanzaría la mayoría absoluta). Sin embargo, "la brevedad de la campaña (solo tres semanas) y la necesidad de que los partidos formen alianzas con otras fuerzas para luchar en la segunda ronda, hace que todo esté por decidir".

Un Gobierno dividido y el "último suspiro" del cordón sanitario

Macron alertó el lunes del riesgo de "guerra civil" en Francia si tuviera que gobernar en cohabitación con la ultraderecha lepenista o con el frente de izquierdas (que aún no ha decidido un candidato a primer ministro). "La estrategia de Macron siempre ha sido enfrentar a la extrema derecha y a la extrema izquierda considerando a la Francia Insumisa (el partido de Jean Luc Mélenchon, parte del NFI) como extrema izquierda, aunque no lo sea", afirma Troupel, que sitúa en esta ideología a otras fuerzas como Lucha Obrera o el Nuevo Partido Anticapitalista. El presidente se presenta a sí mismo como la elección de la estabilidad, del centro, y "pensó que así podría aspirar a la mayoría para sacar adelante las reformas que persigue".

Sin embargo, como apunta Boucek, lo más probable es que se produzca "una división en tres bloques" — la extrema derecha liderada por RN, el grupo centrista de Macron (incluyendo a algunos diputados del dividido partido gaullista Los Republicanos), y una alianza de izquierdas — y esto significa, por lo tanto, un "bloqueo legislativo con un Gobierno minoritario aún más débil e inmanejable que el saliente". Hay que tener en cuenta que en estos dos años, Macron ha utilizado "más de una docena de veces" poderes constitucionales especiales (saltándose la tramitación parlamentaria) para sacar adelante algunas de sus medidas más impopulares, como la polémica reforma de las pensiones.

Otra de las incógnitas que se abre paso en estos comicios es la del posible fin del cordón sanitario a la ultraderecha en Francia. Hace solo unas semanas, el líder de Los Republicanos (LR), Éric Ciotti, hizo saltar todas las alarmas al remar en contra de la mayoría de su formación y proponer una alianza con RN. Marine Le Pen no tardó en calificar la decisión de valiente y dejó caer que el "pseudocordón sanitario" que tantos años ha apartado a su formación del Gobierno estaba cerca de desaparecer. LR decidió expulsar a Ciotti "por unanimidad", aunque una sentencia favorable le permitió continuar al frente del partido.

"El cordón sanitario va a funcionar cada vez menos bien, pero eso es principalmente porque sólo funciona para los votantes de izquierdas [...]. Parte del electorado de derechas es más proclive a votar por Agrupación Nacional que por un candidato calificado de extrema izquierda", asegura Troupel. Ahora bien, "existe todavía un gran temor a que la extrema derecha esté ampliamente representada en la Asamblea Nacional, o incluso a que entre en el Gobierno, así que este podría ser el último suspiro del cordón sanitario", añade la profesora.

Coulbois no cree que el cordón sanitario se esté rompiendo del todo y recuerda que la derecha tradicional francesa es heredera de Charles De Gaulle, combatiente antifascista que dirigió la resistencia durante la Segunda Guerra Mundial. "Esto produce otro tipo de legados. Aunque el presidente de LR inicialmente propuso esta alianza, su partido salió en bloque a desautorizarle. Podemos ver una relación de la derecha tradicional con la derecha radical muy distinta de la que tenemos en otros países", añade.

El politólogo subraya, además, el impacto del exitoso proceso de "desdiabolización" llevado a cabo por la formación heredera del Frente Nacional, que podría allanarle el camino hacia una posible victoria en las Presidenciales tras un buen resultado en estos comicios.

Boucek comparte esta idea de que Marine Le Pen ha hecho mucho "por cambiar la imagen del partido que heredó de su padre Jean-Marie", deshaciéndose de algunos de sus elementos más conflictivos. A lo largo de los últimos años, ha moderado su discurso y se ha hecho eco de muchas de las preocupaciones del público francés, como el coste de vida, la seguridad o el aumento de la delincuencia.

"No hay nada más grande y más justo en una democracia que tener confianza en el pueblo", aseguró Macron en una de sus últimas entrevistas para defender su decisión de adelantar estos comicios, que no estaban previstos hasta dentro de tres años. De aquí al 7 de julio, cuando sabremos qué fuerzas conformarán la próxima Asamblea Nacional y si serán o no necesarios pactos para elegir al próximo primer ministro, el presidente de la República comprobará si la confianza es mutua.